Advierten posibles condiciones de sequía para inicios de 2022

Se espera que se presenten circunstancias del fenómeno “La Niña”, informó Christian Domínguez Sarmiento; Presas del país recuperaron sus niveles de agua, lo que es favorable para enfrentar la posible contingencia, aseguró.

Los pronósticos climáticos indican que en los siguientes meses podrían presentarse condiciones del fenómeno “La Niña”, que ocasionarían sequías como las registradas en el país a principios de 2021, advirtió la investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, Christian Domínguez Sarmiento.

Por ello, calificó como benéficas las lluvias de los meses anteriores las cuales permitieron que diversas presas del país recuperaran sus niveles de almacenamiento. Hasta el 18 de octubre pasado 75 estaban al 100 por ciento, 64 tenía de 75 a 100 por ciento; otras 41, de 50 a 75 por ciento, y sólo tres menos de 50 por ciento, de acuerdo con reportes de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). El almacenamiento total era 0.9 por ciento más que la cifra promedio de esta fecha.

Además, las tres principales del Sistema Cutzamala-El Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria-, que abastecen a una parte importante de la Zona Metropolitana del Valle de México, se ubicaban en 69.4 por ciento.

A mediados de abril de 2021, prosiguió la universitaria, diversas regiones del país cercanas a la frontera con Estados Unidos presentaban condiciones de sequía extrema y/o excepcional y en algunas presas había “focos rojos” debido a que tenían menos de 50 por ciento de agua.

Las condiciones de “La Niña”, agregó, producen mucha evaporación, pocas nubes y que la radiación entre de manera directa al territorio mexicano.

“Desde este octubre, la Organización Meteorológica Mundial declaró que nos encontramos en condiciones de ‘La Niña’ y se espera, para los siguientes meses, que se desarrolle desde manera moderada hasta intensa, por lo que otra vez podríamos tener condiciones de sequía desde el norte hasta el centro del país; se podría repetir la historia que ocurrió en diciembre 2020 y enero-abril de 2021.

“Esta temporada de lluvias (junio-octubre) ha sido benéfica para el país, porque tenemos las presas llenas y estamos listos para lo que nos espera en la siguiente temporada (diciembre 2021-mayo 2022); porque si vamos a tener menos precipitaciones de lo que normalmente se espera, vamos a enfrentarnos a condiciones de sequía”, remarcó la investigadora del Departamento de Ciencias Atmosféricas.

Algunos ciclones tropicales que tocaron tierra, así como remanentes de las tormentas severas que ocurren durante el Monzón de Norteamérica y otros fenómenos tropicales permitieron esta recuperación, agregó la doctora en Ciencias de la Tierra.

Sin embargo, señaló que mantener estos niveles de agua depende también del manejo regional que hagan los tomadores de decisiones sobre el recurso hídrico.

“Puede suceder que en una región que tiene el 100 por ciento del llenado de la presa, liberen agua para bajarla al 75 por ciento”, ejemplificó la especialista que tiene entre sus líneas de investigación la Meteorología Tropical, la Modelación climática y los Riesgos hidrometeorológicos.

También mencionó que, según Conagua, se calcula que 14.2 por ciento del líquido nacional se destina al consumo humano y 76.7 por ciento a la agricultura y la ganadería.

La Niña y El Niño

Domínguez Sarmiento explicó que “La Niña” son anomalías de temperaturas muy frías que se registran en la superficie del mar del Pacífico Tropical y es parte de un fenómeno natural llamado El Niño-Oscilación del Sur (ENSO, por sus siglas en inglés). “La Niña” es la fase negativa (fría).

En tanto, la cálida es “El Niño”, que genera temperaturas muy altas en el Pacífico Tropical y que también inducen cambios del viento a nivel global.

La científica universitaria indicó que el ENSO se descubrió a principios de 1900 y a partir de entonces se estudia su influencia en el clima mundial. Lo interesante, prosiguió, es aprovechar la información que proporcionan los pronósticos climáticos actuales para que las autoridades puedan tomar decisiones con bases científicas sobre la manera en que gestionarán el uso del agua, a fin de evitar estragos en la vida de las personas y las comunidades.

A los ciudadanos también les corresponde hacer un mejor uso del recurso, evitar que haya fugas; implementar tecnologías que les permita captar agua de lluvia, como “cosecha de agua”, que pueda utilizarse para labores de limpieza, concluyó.

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