Aislarse al primer síntoma

La prueba resulta pertinente para control epidemiológico y dar certidumbre, sobre todo con las nuevas variantes

Los estudios realizados en saliva o garganta, los más efectivos. Foto: Juan Antonio López.

Los casos de la Covid-19 en todo el mundo han ido en aumento en los primeros días del año. Ante los posibles contagios, muchas personas han buscado hacerse una prueba rápida para saber si tienen SARS-CoV-2, cuando muestran algún síntoma.

Para Alejandro Sánchez, del Instituto de Biotecnología, es mejor que se recurra al aislamiento en cuanto se tengan síntomas de la enfermedad, incluso si no se realiza una prueba de antígeno o PCR.

“Salir a esperar o buscar una prueba puede poner en más riesgo a la gente en caso que no esté enferma, se pueden contagiar mientras hacen fila y, en caso que fueran positivos, podrían contagiar a alguien más cuando acuden a hacérsela. La nueva disposición de Ciudad de México de apostarle al aislamiento no está mal. Los síntomas nos deben marcar la pauta para pensar que tenemos SARS-CoV-2 hasta no demostrar lo contrario, pero si partimos de que lo tenemos, sabemos qué hacer: aislarnos, seguir con las medidas preventivas y esperar hasta 10 días si son síntomas leves: febrícula controlable (37.5-38 C), que haya escurrimiento, tos seca, pero que no haya desaturación por debajo de 90. Tras 10 días los síntomas deben desaparecer, y esperamos cinco más para regresar a la vida normal con las medidas que ya conocemos. Si son síntomas más fuertes, hay que esperar hasta 20 días”, comentó el especialista.

“Para la gente en particular las pruebas podrían o no darse, lo importante es qué hacen con la prueba de Covid-19 positiva, si sabe la gente que tiene la enfermedad y se toman las medidas pertinentes, sobre todo vigilando que si se presentan complicaciones hay que ir al hospital para ser atendido de otra manera. Si sale negativo, de todas maneras se recomienda seguir monitoreando y, sobre todo, resguardarse para evitar más contagios. La prueba es pertinente para el control epidemiológico y para dar certidumbre, sobre todo ahorita con las nuevas variantes, así podemos saber si esquiva el sistema inmune o la respuesta inmunológica generada por las vacunas”, agregó.

Falsos negativos en pruebas de antígeno

Alejandro Sánchez advirtió que la variante ómicron “ha cambiado su vía de introducirse a las células y cambia los lugares en que se detecta. Las pruebas moleculares como las de PCR, son mucho más sensibles y más específicas. Dan una sensibilidad muy grande y detectan si se tiene el virus en ese momento y la concentración, es decir, la carga viral. Por otro lado, el antígeno es una prueba a nivel de la proteína; resulta hasta cierto punto específica, pero no tan sensible. Al no ser tan sensible, cuando da positivo es porque detecta la proteína, pero a veces no lo hace porque la concentración puede ser tan baja que, dependiendo de la etapa de infección, quizá no se esté produciendo suficientes partículas virales para ser localizada por la proteína. El material genético es más sensible, por eso la PCR detecta el virus aunque haya poco, el proceso de infección que con ómicron ha cambiado tanto en el número de días en la aparición del virus, hasta las regiones donde se toma la prueba, lo que aporta a que salga negativa”.

Asimismo, consideró que “es importante que se sepa que también influye la zona donde se tomó, por ejemplo, un hisopado nasofaríngeo tiene mayor probabilidad de dar un falso negativo porque ya no está tan concentrado en esa zona, pero si la toma se hace en la garganta directamente o de la saliva, es más probable que se encuentre y, por lo tanto, habrá menos falsos negativos. La recomendación en Estados Unidos, Israel y otros países es tomarla de las dos partes o que se prefiera saliva o garganta”.

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