Alimentación saludable, igual a huesos sanos

Marcela Urbina Zavala, de la FES Zaragoza, da algunas recomendaciones

Una alimentación saludable y una actividad física regular son factores determinantes que pueden contribuir a mantener los huesos sanos y prevenir la enfermedad de la osteoporosis, aseguró Marcela Urbina Zavala, nutrióloga y maestra en Educación en Salud de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza.

La especialista señaló que una dieta adecuada para el fortalecimiento de los huesos ayuda a evitar el desarrollo de la osteoporosis y otros padecimientos, por lo que es importante tener una ingesta sana de alimentos y limitar el consumo excesivo de algunos otros productos que a la larga pueden resultar nocivos.

Calcio y vitamina D

Afirmó que para contrarrestar la desmineralización y el desgaste natural de los huesos, la clave está en realizar una alimentación que permita obtener el calcio y la vitamina D y que, contrario a lo que antes se pensaba, la fuente de ambas sustancias no se encuentra únicamente en los lácteos. “Ahora se sabe que hay muchos otros alimentos que contienen minerales como el calcio y que pueden ayudar a fortalecer el sistema óseo, por ejemplo el brócoli, espinacas, berros, higos, col, garbanzo, alubias, almendras y ajonjolí, además de productos lácteos bajos en grasa, vegetales de hoja verde, salmón enlatado o sardinas con espinas, entre otros.”

En el caso de la vitamina D, que contribuye a mejorar la capacidad del cuerpo para absorber el calcio, así como la salud de los huesos, las fuentes alimenticias son los pescados grasos, por ejemplo el atún y las sardinas, así como las yemas de huevo, la leche fortificada, entre otros productos. La principal fuente de vitamina D es la luz solar, por lo que se recomienda darse unos baños de sol de vez en cuando.

Por lo contrario, dijo, se recomienda reducir el consumo de alimentos con azúcares añadidos que generalmente aportan una gran cantidad de calorías, y muy poca cantidad de vitaminas, minerales y otros nutrientes. También se debe limitar el consumo de alcohol y cafeína, pues se considera que consumir más de una o dos bebidas alcohólicas por día, acelera la pérdida ósea al reducir la capacidad del cuerpo de absorber el calcio, en tanto que la cafeína puede aumentar ligeramente la pérdida de calcio, mediante la orina. Su consumo moderado (alrededor de dos a tres tazas de café al día) no será perjudicial siempre y cuando la dieta incluya la cantidad adecuada de calcio.

Diagnóstico temprano

La investigadora destacó que, para obtener un diagnóstico inicial que pueda determinar si una persona es propensa a padecer osteoporosis, el primer paso es llenar un cuestionario clínico base que permita revisar los hábitos y conocer factores de riesgo del paciente.

Apuntó que, si los hábitos de alimentación, sedentarismo y factores de riesgo son positivos, lo que se recomienda en esos casos es realizar una densitometría, estudio de laboratorio en el que se hace un análisis de la columna vertebral y otras partes del cuerpo y por medio del cual se puede observar la porosidad y la calidad de los huesos.

La osteoporosis es detectada por medio de un examen de densitometría ósea en columna o cadera; sin embargo, es común que los pacientes descubran su enfermedad tras fracturas por fragilidad ósea, siendo las de cadera y columna vertebral las más comunes –en la segunda, sólo tres de cada 10 casos se manifiestan a través de dolor en el área–, de acuerdo con la Secretaría de Salud.

Tras la prueba, un especialista debe determinar cuál es el tratamiento más adecuado para cada paciente en concordancia con su perfil de riesgo, incluyendo posibles fracturas, afecciones médicas previas y capacidad económica.

Hay dos tipos principales de tratamiento. El objetivo de prescribir agentes antirresortivos es reducir la destrucción ósea para preservar la densidad mineral de los huesos; en el caso de los anabólicos, su uso estimula la formación ósea. Los medicamentos más comunes en estos casos, de acuerdo con la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF, por sus siglas en inglés), son los bisfosfonatos, raloxifeno, bazedoxifeno, teriparatida, abaloparatida, denosumab, romosozumab y, en algunas situaciones, la terapia hormonal para la menopausia.

Se aconseja que una vez iniciado un tratamiento, éste se concluya, ya que abandonarlo puede ocasionar otros problemas de salud. La IOF calcula que la mayoría de los pacientes no termina su proceso a un año de haberlo comenzado; por ello, es importante informarse acerca de los posibles efectos secundarios de cada opción.

Asimismo, se recomienda que el paciente utilice suplementos de calcio y vitamina D para potenciar la eficacia de su medicamento y hacer las modificaciones necesarias a su estilo de vida. Es importante que en los casos de osteoporosis crónica, los afectados busquen grupos de apoyo y asistencia psicológica para evitar estados depresivos severos.

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