Altos vuelos de Mar Moya en el arco puma

Mar Moya nunca le ha temido a los retos. Tomó la portería desde pequeña, sin importar la presión o las lesiones que esta posición le pudiera ocasionar. Ahora, su carácter y determinación rindieron frutos: es campeona de la Liga MX Femenil sub-18 y promete no conformarse.

La guardameta auriazul fue pieza clave para que Pumas levantara el título en este Apertura 2022. Sus atajadas durante el torneo, especialmente en la final, otorgaron la confianza necesaria para que el equipo coronara una campaña en la que supo levantarse de esos pequeños tropiezos que pusieron en riesgo el objetivo.

“Este torneo fue con altas y bajas. Empezamos bien, con partidos ganados, todo iba perfecto. De pronto, tuvimos bajas en las que ya no sabíamos ni a dónde ir, porque entramos en un hoyo del que no sabíamos cómo salir.”

La clave fue “la motivación del cuerpo técnico, porque siempre estaba respaldándonos y nos decía: ‘nosotros lo pagamos, pase lo que pase, y confiamos mucho en ustedes’. Fue gracias a ese apoyo que teníamos, pues sabíamos que cualquier error, o lo que pasara, ellos estaban ahí”, reconoció la portera felina.

Es justo ese soporte el que ha hecho crecer a Mar. La portera de 17 años reconoce que no es la misma que llegó a los 12 años a la Cantera en búsqueda de un lugar y fue rechazada. Ahora es más madura, con mayor seguridad, esa que le permitió frenar, con grandes atajadas, el ataque de América en el Estadio Azteca.

“Este campeonato representa mucho orgullo, saber que todas las personas que confiaron en mí ya tuvieron esa certeza de que estuvo bien que lo hicieran. Hubo quienes decían: ‘no vas a llegar, no tienes esto’. Me gusta voltear y decir: ‘la Mar que era antes a la Mar que es ahora es muy distinta’.”

Antes “era muy chiquita, muy niña. Sí me aventaba, sí paraba y todo, pero era pequeñita. Ahorita, lo que le transmito a mi equipo es una confianza enorme. Sabíamos que íbamos contra un equipo que es fuerte, el América, pero transmití seguridad”, aceptó la jugadora del conjunto de la UNAM.

Moya disputó 20 partidos durante el torneo Apertura 2022, en los que permitió 19 anotaciones, únicamente tres en liguilla, éstas ante Necaxa y el equipo azulcrema en la final, labor que le valió el reconocimiento de la afición, que no se cansó de corear su nombre y aplaudir sus atajadas.

“Era algo que quería desde hace mucho. El torneo pasado nos quedamos a la mitad y muchas deseábamos ser campeonas. Cuando detuve el tiro de esquina íbamos perdiendo 1-0, y yo dije: ‘tengo que hacer todo lo posible para que no entre’ porque si no, América se nos iba a venir encima. Al momento de parar el balón toda la gente empieza a ovacionar, me emociono, porque sé que todo el trabajo que llevaba haciendo estaba bien. En el último tiro, lo alcanzo a sacar con mano cambiada, fue un paradón, me empiezan a gritar y me sentí muy feliz, con ganas de llorar. Son emociones encontradas, indescriptible. Quería llorar y reír de la felicidad.”

La portera juvenil cargó con la responsabilidad de que Pumas no perdiera la ventaja de cuatro goles que sacó el equipo en el Estadio Olímpico Universitario, una presión que no le incomoda, pese al compromiso que implica.

“La portería sí es complicada porque lleva mucha responsabilidad. Puedes salvar un partido o ser el villano. Implica mucho ser portero, de ti dependen los goles, y un error acaba siempre en gol. Se puede equivocar un delantero y siempre es ‘a la otra, a la otra’; pero si se equivoca un portero ya fue gol.”

Con el reciente Apertura 2022, Mar sumó su tercer certamen como jugadora de Pumas, equipo con el que sueña estar en Primera División, y al que ve como la vitrina perfecta para conseguir otro de sus grandes anhelos: ser seleccionada nacional y ganar un Mundial. Sabe que implica trabajo y mucha garra, esa que está en su ADN y que la llena de orgullo.