Analizan los límites de la ética y la colaboración en el arte

En el MUAC se realizó el foro multidisciplinario de reflexión. Foto: Víctor Hugo Sánchez.

El pasado 29 de enero se llevó a cabo en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), el foro “Prácticas colaborativas y dimensiones éticas desde el arte y la cultura”, durante el que se abrió una discusión en torno a los modelos de participación en el arte desde una perspectiva ética y multidisciplinaria.

A lo largo de la jornada, se desarrollaron cuatro paneles en los que participaron personas curadoras, artistas, abogadas, gestoras culturales, activistas y directoras de espacios independientes para conversar sobre la responsabilidad ética y la manera de establecer vínculos entre quienes ejercen prácticas artísticas y quienes colaboran con ellas.

La cultura está marcada por conflictos y contradicciones cuyo reconocimiento es una oportunidad, explicó Tatiana Cuevas, directora general de Artes Visuales y del MUAC de la UNAM, durante la bienvenida a este encuentro.

El detonante de esta reflexión colectiva fue la polémica que tuvo lugar en octubre del año pasado en torno a dos piezas que formaban parte de la muestra Tembló acá un delirio, de la artista argentina Ana Gallardo.

Las obras que formaban parte de esa exposición, tituladas “Extracto para un fracasado proyecto, 2011-2024” y “Sin título, 2011”, abordaban la experiencia de la artista en un acercamiento a trabajadoras sexuales de la tercera edad. Ambas piezas fueron retiradas de la muestra por decisión del equipo curatorial del MUAC, que además se disculpó, tras reconocer como falla significativa exponer piezas hoy cuestionables frente a la discusión acerca de las luchas por los derechos de las poblaciones socialmente vulnerables y de las trabajadoras sexuales.

“Nuestro objetivo hoy es abrir un espacio de reflexión y diálogo sobre las condiciones de producción y recepción de las prácticas artísticas y curatoriales desde un acercamiento crítico, interseccional y de escucha”, aclaró Cuevas.

El primer panel, “Colaboración y participación en la literatura, el cine y el arte”, convocó a Everardo González, director, productor y fotógrafo de cine documental; Josefa Ortega, curadora y directora de Casa Gallina, y a Enrique Díaz, escritor y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Everardo González destacó que en el documental muchas veces se crea una relación de confianza para acceder a la intimidad del otro, lo que implica una responsabilidad ética. “No se trata sólo de capturar imágenes, sino de hacerlo con respeto y honestidad, cuidando la dignidad de quien está frente a la cámara”, resaltó.

Las “Formas de trabajo desde el cuidado en espacios culturales, editoriales y sociales” fueron abordadas en el segundo panel dónde se presentaron varias experiencias de organizaciones independientes e instituciones con la sociedad civil. Participaron Grecia González, historiadora del arte y coordinadora del Programa de Educación de La Nana; Rían Lozano, historiadora del arte e investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM; Lorena Méndez, artista visual y activista, cofundadora de La Lleca Colectiva y Liz Misterio, artista visual y editora de la revista Hysteria.

El tercer panel versó sobre “Derechos, representación y libertad de creación e investigación en las prácticas culturales”. Participaron Leopoldo Maldonado, periodista y director de Artículo 19, Cristian Valencia Riou, abogado y Jacobo Dayán, director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco. Los ponentes apostaron aquí por recomendar un enfoque equilibrado para delimitar bien la libertad de expresión, las formas de la cancelación, los candados digitales, los medios públicos y privados y la cultura punitiva, ya que todos son armas de dos filos.

Finalmente, el cuarto panel, “Límites entre la autonomía artística y las prácticas sociales”, reunió a Irmgard Emmelhainz, escritora; Ana Gallardo, artista visual, Cuauhtémoc Medina, curador, historiador del arte e investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y Lorena Wolffer, artista y activista.

Emmelhainz narró su papel de involucramiento y mediación por muchos años en Palestina, con las dificultades imaginables que eso conlleva, mientras que Wolffer aclaró que hacía tiempo que se había desligado de la figura de la “artista” y de la individualidad para internarse en una pluralidad que ayuda a facilitar a otros el llevar a cabo proyectos sociales.

“La práctica social no está en el museo. La Revolución no se hace desde el museo”, aseguró Wolffer.

La centralidad de la mesa estuvo en Gallardo, quien destacó su proyecto Escuela de envejecer, que comenzó hace 21 años, cuando ella misma se cuestionaba sobre la realidad del envejecimiento y su lugar en esta sociedad. Así construyó una serie de sesiones con muchas mujeres, un espacio donde todas podían manifestar sus frustraciones y deseos, e incluso actuar al respecto, conformar obras de arte junto con la artista.

Sobre la remoción de sus piezas que provocaron polémica, Gallardo negó que hubiera detrás un acto de censura.

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