Después se normalizó

Aumentó el carbono 14 en CdMx durante el confinamiento

En Ciudad de México se registró una disminución significativa de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) durante el periodo intenso de confinamiento debido a la pandemia por la Covid-19, lo que se reflejó en las concentraciones de carbono 14 atmosférico, revela un estudio de las académicas Laura Eugenia Beramendi Orosco, del Instituto de Geología, y Gaia González Hernández, del Instituto de Geofísica.

Beramendi Orosco explicó que a partir de 2009 realizan un monitoreo de la concentración de Carbono 14 en el CO2 desde el Laboratorio Universitario de Radiocarbono de la UNAM, para estimar la proporción del derivado de la quema de combustibles fósiles en la atmósfera de Ciudad de México. Esta labor no se detuvo durante la pandemia, pues su equipo de trabajo siguió tomando muestras mensuales, incluso cuando la Universidad tuvo que cerrar por la contingencia.

En entrevista aclaró que el incremento en los niveles del carbono 14 se debe a que llegó más radiación solar directamente a la Tierra, ya que disminuyó la presencia de contaminantes derivados de la quema de combustibles fósiles.

Cabe decir que la vida surge gracias al carbono y todo lo que lo contenga está hecho de una mezcla de sus diferentes variantes: el carbono 12 forma prácticamente 99 por ciento de las cosas; el 13 lo contiene uno por ciento de los organismos vivos naturales; además, existe un tipo que recibe el número 14, el cual es radioactivo y lo genera la radiación cósmica que llega a la atmósfera.

El petróleo y sus derivados, incluidos los combustibles como la gasolina y el gas no contienen carbono 14 (sólo 12 y 13), por lo que al quemarlos se genera CO2 que diluye la concentración natural de este tipo de átomo de carbono en la atmósfera. Entre más emisiones contaminantes se generan, más baja será la concentración de carbono 14 en la atmósfera local. Es decir, entre menos de este elemento hay en la atmósfera, mayor es la contaminación generada por el hombre en el ambiente, acotó la investigadora.

La labor de Beramendi Orosco no se detuvo durante la emergencia sanitaria, toda vez que junto con su equipo siguió con la toma de muestras mensuales. El resultado fue evidente en la concentración de este elemento en la atmósfera de la urbe. “Vimos un aumento significativo en la concentración del carbono 14 en la atmósfera, incluso cómo los cambios fueron respondiendo a las diferentes etapas del confinamiento”.

Recordó que el 20 de marzo de 2020 inició, de manera oficial, la fase 1 en la cual cerraron escuelas y universidades; después la fase 2 se aplicó el 31 de marzo, cuando se detuvo la mayoría de las actividades no esenciales y disminuyó el servicio del transporte público. En la 3, del 21 de abril y al 30 de mayo, el confinamiento fue total y se pararon todas las actividades no esenciales.

A partir del 1 de julio de 2020 inició la llamada “nueva normalidad” en la cual se reactivaron, de manera gradual, las diferentes actividades no esenciales, hasta que en septiembre de 2021 se quitaron prácticamente todas las restricciones; aunque la mayor parte de las universidades siguieron trabajando con clases en línea.

Esos cambios quedaron registrados en las muestras colectadas por Beramendi Orosco y su grupo de trabajo. Los datos de enero de 2019 a febrero de 2020 indican que antes del confinamiento se tenían valores muy bajos de este tipo de carbono, indicando altas emisiones de CO2 por la quema de combustibles fósiles.

Si bien la concentración de este elemento empezó a subir a partir del 20 de marzo, aumentó todavía más al empezar la fase 3 del confinamiento, alcanzando niveles pico el 28 de junio de 2020. Pero al implementarse “la nueva normalidad” y empezar a aumentar otra vez la actividad urbana y el tráfico, el carbono 14 comenzó a bajar nuevamente hasta alcanzar niveles menores a los registrados antes del confinamiento.

“Nos parece muy interesante que cuando se redujeron las actividades en Ciudad de México, se dejó de salir tanto y el tráfico, bajó significativamente, vemos que las concentraciones de carbono 14 subieron de manera significativa. Después observamos cómo, poco a poco, se va normalizando y para finales de 2021 ya los valores están similares a lo que teníamos antes de la pandemia”, señaló la especialista en isótopos de carbono.

Para tener una idea clara de lo que esto representa para la química de la atmósfera de Ciudad de México, las especialistas compararon los resultados con los generados en un sitio natural, sin contaminación, donde también se han medido desde hace mucho tiempo los niveles de Carbono 14 en la atmósfera: las montañas de Colorado, que son monitoreadas por la Universidad de Colorado y la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

Los resultados fueron: cuando empezó el confinamiento los valores de este elemento en la capital del país y Colorado fueron muy similares, puntualizó la experta del Departamento de Ciencias Ambientales y del Suelo y del Laboratorio Nacional de Geoquímica y Mineralogía.

“¿Qué quiere decir esto? Pues que la quema de derivados del petróleo, la quema de gasolina, la quema de diésel y de gas bajó de manera significativa en Ciudad de México durante el confinamiento, resultando en valores de carbono 14 que son de la misma magnitud que la que hay en una atmósfera limpia, que está completamente alejada de cualquier ciudad”, abundó.

Beramendi Orosco agregó que los datos que se tienen hasta ahora corresponden sólo hasta diciembre del 2021, pues no han terminado de analizar las muestras del 2022, las cuales se siguen recolectando.

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