Aumento en el nivel del mar pone en riesgo a las poblaciones

“No quiero ser catastrofista, pero si esto se pudiera arreglar sería a muy largo plazo… por ahora, lo único que podemos hacer es mejorar nuestra capacidad de adaptación”: Ana Carolina Ruiz Fernández, del ICMyL

Devastación del terremoto y tsunami ocurrido en Sendai, Japón, en 2011.

Más de 900 millones de personas están en peligro grave como consecuencia del incremento del nivel del océano, así lo alertó António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) durante una reunión ministerial del Consejo de Seguridad del organismo.

Guterres aseveró que “la subida del nivel del mar amenaza vidas y pone en riesgo el acceso al agua, a los alimentos y a los servicios de salud”; también apuntó que este fenómeno “amenaza la existencia misma de algunas comunidades e incluso, de algunos países. El peligro es especialmente grave para los casi 900 millones de personas que viven en zonas costeras a poca altura, es decir, uno de cada diez habitantes del planeta”.

“Comunidades bajas y naciones enteras podrían desaparecer para siempre. Seríamos testigos de un éxodo masivo de poblaciones a escala bíblica. Y veríamos una competencia cada vez más feroz por el agua dulce, la tierra y otros recursos”, añadió.

El secretario general subrayó que aun si se consiguiera limitar el alza en la temperatura a 1.5 grados centígrados para fin de siglo –como establece el Acuerdo de París–, los daños y transformación de las zonas costeras serían permanentes. Llegar a un aumento de 2 grados centígrados sería catastrófico e “impensable”, de acuerdo con Guterres.

Inercia acumulada

Aunque las declaraciones de António Guterres podrían sonar hiperbólicas, es una advertencia en la que coincide Ana Carolina Ruiz Fernández, investigadora titular del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM:

“No quiero ser catastrofista, pero si esto se pudiera arreglar tendría que ser a muy largo plazo, porque aún con los esfuerzos que tenemos que hacer los seres humanos para reducir nuestra huella de carbono y la liberación de dióxido de carbono, todavía habría que eliminar lo que está en exceso. Aunque ahorita redujéramos y cambiáramos nuestra manera de vivir para mejorar estas condiciones, todavía tenemos la inercia acumulada hasta el momento”.

Revertir la situación, aclaró la especialista, “es prácticamente imposible” por ello es necesario tomar decisiones urgentes a corto y largo plazo que nos permitan “mejorar nuestra capacidad de adaptación a los nuevos niveles del mar y no promover más actividades que exacerben la elevación del nivel del mar”.

Para la responsable del Laboratorio de Geoquímica Isotópica y Geocronología del ICMyL, el problema se está presentando de manera clara en nuestro país, sobre todo en el área sur del Golfo de México, donde los estragos que ocasiona pueden ser apreciados a simple vista.

“En zonas específicas, tenemos el problema encima. Se habla mucho de naciones que pueden desaparecer, pero no es algo lejano a México. Aquí también tenemos zonas que están empezando a resentir los embates de la elevación del nivel del mar y que se hace mucho más notorio en el momento en que llegan las lluvias o eventos meteorológicos extremos. Uno de esos casos es, por ejemplo, Ciudad del Carmen y todas las zonas bajas en el sur del Golfo de México”, consideró.

¿Por qué está pasando?

El incremento en el nivel del mar se debe, principalmente, al calentamiento global. En el último siglo, el planeta ha experimentado un aumento en la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera –el cual se debe, en su mayoría, a la quema de combustibles fósiles– lo que a su vez ha creado un efecto invernadero que eleva la temperatura en el ambiente.

Al subir la temperatura en la Tierra, se calientan las masas de agua en el mundo llevando a que se expandan. De igual manera, inició un proceso de deshielo tanto en zonas marinas como terrestres que ha aumentado la cantidad de agua líquida en los mares.

Ruiz Fernández, especialista en el estudio retrospectivo de cambios ambientales mediante el análisis de núcleos sedimentarios, explicó que aunque “hay problemas con el tema de la extracción de agua del subsuelo y el almacenamiento de ésta que también contribuyen, el factor más importante es el derretimiento de glaciares y de las capas de hielo en los continentes”.

Migrar lejos de las costas, una medida posible.

Países más afectados

Entre los países más afectados por este fenómeno, de acuerdo con información de la ONU, se encuentran Belice, China, Bangladesh, India, Vietnam, Indonesia, Tailandia, Filipinas y Japón, así como la mayoría de las naciones en el Caribe.

Los efectos también pueden apreciarse en México, principalmente en el Golfo de México y la península de Yucatán. En palabras de la investigadora del ICMyL: “hay puntos en donde se reciente más porque son zonas bajas, además en esa parte del país tenemos la recurrencia de fenómenos de subsidencia –que provoca que los terrenos se hundan–, a diferencia de lo que tenemos en la mayor parte de la costa sur del Pacífico. Una zona muy vulnerable es, por ejemplo, la ciudad de Coatzacoalcos y su área aledaña, la laguna de Alvarado en el sur de Veracruz. Todo el sur del Golfo de México es de las zonas más vulnerables”.

La situación es diferente en el sur de la costa del Pacífico mexicano, ya que ahí el terreno es más elevado. Las variaciones en la elevación del terreno pueden deberse, comentó Ana Carolina Ruiz Fernández, a que “nuestro planeta no se mantiene quieto de manera proporcional, a veces con la pérdida de las capas de hielo se presenta un efecto de rebote. Cuando la capa de hielo se va acabando y se elimina el peso que tenía sumido al terreno bajo el hielo, la superficie se eleva”. “También tenemos el movimiento natural de las placas tectónicas, que no es parejo, y en algunas zonas puede causar la elevación o la subsidencia de la superficie terrestre, pero en la parte del sur del Pacífico mexicano se encuentra elevada”, aseguró.

Reconocer el riesgo

La especialista subrayó que es fácil reconocer si vivimos en una zona de riesgo, ya que los efectos causados por el incremento en el nivel del mar son evidentes e incrementan su fuerza durante la temporada de lluvias. “Las inundaciones atípicas ya son típicas”, anotó.

Y siguió: “Probablemente las personas que hayan vivido antes en tu casa, te podrán decir que esto nunca había ocurrido. Si ves que en los alrededores de tu vivienda hay construcciones que empiezan a erosionarse con la llegada del oleaje o, incluso, construcciones que se caen y tú estás cerca de eso, no puedes quedarte a esperar que te llegue a ti también”.

“Es una cuestión de observación, se puede ver muy claramente. El sitio emblemático que muestra muy bien los problemas de la gestión de la urbanización en zonas vulnerables es Ciudad del Carmen. Hay partes de la urbe que están bastante afectadas por el incremento del nivel del mar y la erosión que esto ha ocasionado sobre la carretera y sobre construcciones”, argumentó.

¿Qué hacer?

A pesar de que no es posible revertir el incremento en el nivel del mar, al menos en el corto plazo, es necesario implementar medidas que permitan a las diferentes poblaciones afectadas manejar de mejor manera sus efectos; incluyendo, en algunos casos, migrar lejos de las costas.

Uno de los principales, en palabras de Ruiz Fernández, es la reconstrucción de infraestructura verde, principalmente los característicos manglares de los litorales mexicanos, los cuales brindan de manera natural protección a los habitantes de la zona costera.

Al respecto observó: “muchas de estas zonas están siendo altamente impactadas porque en buena parte de los manglares se ha talado la vegetación que antes nos protegía. Tener estas estructuras verdes o las dunas que la naturaleza nos ha concedido gratuitamente es algo que no hemos valorado en toda la extensión de sus beneficios ambientales, eso ha hecho que nos metamos en problemas”.

“Reconstruir esas infraestructuras verdes es dar la oportunidad al desarrollo nuevamente de esas barreras de protección; no debemos construir en la orilla de playa para así darle la oportunidad al desarrollo de las dunas, ni continuar con la destrucción de los bosques de manglar. Este tipo de estructuras permiten que la erosión de los terrenos sea menor y los impactos que tienen los fenómenos meteorológicos, que causan una elevación adicional del nivel del mar también van a ser menores. El manglar está allí precisamente porque son zonas inundables y al eliminarlo por completo, lo que va a pasar es que, dentro de poco, sea tu casa la que ya no va a estar ahí, consideró.


El caso de “El Bosque”

Ubicado en Centla, Tabasco, “El Bosque” es una comunidad que paulatinamente ha ido desapareciendo en las décadas recientes. Actualmente el pueblo es habitado por 20 familias, aunque en algún momento se llegaron a contabilizar poco más de 130, la mayoría decidió reubicarse debido a los estragos causados por el incremento en el nivel del mar.

El poblado se encuentra en la desembocadura del río Grijalva, a unos 12 kilómetros al norte de la Ciudad de Frontera, lugar en el que se ubica uno de los dos puertos más importantes de Tabasco. Debido a que nació como un asentamiento irregular, hasta 1982 obtuvo de parte de las autoridades municipales su registro de población.

El océano se ha llevado todo tipo de construcciones: escuelas, casas, iglesias, tiendas y más. Los pobladores cuentan que a principios de siglo el agua avanzó 100 metros sobre el terreno, sin embargo, el avance no se detuvo y para el 2019 la primera hilera de casas desapareció.

La situación sólo ha empeorado durante los últimos dos años gracias a la fuerza con la que se han presentado los fenómenos climatológicos y, de acuerdo con información de El Universal, quedan pocas edificaciones en el poblado. Quienes aún habitan en ‘El Bosque’ piden ser reubicados.


Naciones en peligro

De acuerdo con un estudio de Visual Capitalist, difundido por el Fondo Económico Mundial, en el próximo siglo varios países alrededor del mundo estarán en riesgo de desaparecer como consecuencia del incremento en el nivel del mar. Además, pronostica que para el 2100 cerca de 70 % de la población de Asia podría verse afectada.

Las naciones con los niveles de riesgo más altos son China, Bangladesh, Egipto, los Países Bajos, Estados Unidos, Brasil, Australia, Nueva Zelanda y diversas islas del Pacífico, entre las que se encuentran Tonga y Fiji.

En Egipto, por ejemplo, 95 % de su población está ubicada a lo largo del río Nilo, terreno que en su mayoría se encuentra por debajo del nivel del mar. Algo similar sucede en los Países Bajos, ya que la mitad de sus residentes viven por debajo del nivel de la media de las aguas oceánicas.

El caso de las islas de Tonga y Bahamas es distintivo. La primera, debido a que el nivel del mar a su alrededor se está elevando al doble de velocidad que el promedio en el resto del mundo. En el caso del archipiélago caribeño, su terreno se distingue por ser plano, característica que lo pone en mayor peligro ante cualquier subida del océano.

Ante la situación, António Guterres –secretario general de la ONU– pidió al Consejo de Seguridad del organismo internacional plantear qué sucedería con la soberanía de un país si este se hunde y cómo esto afectaría los derechos humanos de quienes ahí residen.

Por lo anterior hizo un llamado: “Los derechos humanos de las personas no desaparecen cuando desaparecen sus hogares… Todos debemos seguir dando a este problema la visibilidad que merece y apoyar las vidas, los medios de subsistencia y las comunidades que viven en la primera línea de esta crisis”.


Hielo en la Antártida alcanza mínimo histórico

El hielo marino antártico llegó a su extensión mensual más baja, de acuerdo con el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) –de la Unión Europea–. El registro de datos satelitales señala que los niveles se encuentran un 34 % por debajo del promedio de febrero, rompiendo el récord anterior fechado en febrero del 2017.

La extensión diaria del hielo marino antártico también alcanzó un mínimo histórico, superando el récord anterior establecido en febrero de 2022, agregó el C3S. Además, las concentraciones de hielo marino estaban muy por debajo del promedio en todos los sectores del océano Austral.

El C3S también indica que las zonas con concentraciones de hielo marino más bajas en el Ártico se encuentran en el mar de Barents y la región de Svalbard.

El deshielo en la Antártida y otros cuerpos de agua sólida es una demostración del impacto que tiene el calentamiento global alrededor del mundo, así lo alertó la Organización Meteorológica Mundial con motivo de la publicación de su estado del clima mundial a mediados del 2022: “Ya es demasiado tarde para muchos glaciares y el deshielo continuará durante cientos, o incluso miles de años, y ello acarreará graves consecuencias para la seguridad hídrica”.


Ciudades en alerta

 

El ranking de las ciudades del mundo más expuestas a inundaciones costeras hoy y en el futuro augura que 38 % de las que están en peligro de desaparecer como consecuencia del incremento en el nivel del mar se ubican en Asia: “La mayoría de las ciudades portuarias más grandes se localizan en el continente asiático y muchas de ellas (27 %) están ubicadas en regiones deltaicas, estas zonas tienden a tener un mayor riesgo de inundaciones costeras como resultado de su tendencia a estar en elevaciones más bajas y experimentar importantes hundimientos (naturales y antropogénicos)”.

El estudio fue realizado en conjunto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la Universidad de Southampton, Risk Management Solutions Limited, el Centre International de Recherche sur l’Environnement et le Développement, la École Nationale de la Météorologie y el Centro Tyndall para la Investigación del Cambio Climático.

Los investigadores señalan que las metrópolis con un mayor peligro potencial son Calcuta, Bombay, Daca, Cantón, Ho Chi Minh, Shanghái, Bangkok, Rangún, Miami y Hai Phong; sólo Miami no está ubicada en Asia.

Otras que también corren riesgo, aunque su densidad poblacional es menor a las arriba mencionadas, son Mogadiscio (Somalia), Luanda (Angola), Virginia Beach, Nueva Orleans y Nueva York (Estados Unidos); Ámsterdam y Róterdam (Países Bajos); Venecia (Italia); Alejandría (Egipto); y Tokio, Osaka y Nagoya (Japón).

El análisis alerta que la “preocupación más inmediata son los 11 millones de personas que viven hoy en ciudades portuarias en países de bajos ingresos que están expuestos a inundaciones costeras. Esta gente tiene una protección limitada y, a menudo, no tienen sistemas formales de alerta, las consecuencias humanas de las inundaciones podrían ser significativas”.

Y añade: “También es importante señalar que, incluso si todas las urbes están bien protegidas contra eventos extremos a gran escala, muchas ciudades pueden seguir siendo amenazadas porque la protección no es a prueba de fallas”.


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