Aún se produce ciencia y tecnología que refuerza jerarquías de género

Históricamente se ha excluido a las mujeres de la investigación y se les niega capacidad epistémica, aun cuando siempre han sido generadoras de conocimiento, aseguró Norma Blázquez Graf del CEIICH.

“En México, la primera médica se tituló en 1887; la primera abogada en 1898; la primera ingeniera en 1930; y la primera matemática en 1944, así se ha excluido a las mujeres de la investigación y se les ha negado su capacidad epistémica”, expuso Norma Blázquez Graf, investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.

Se han producido teorías sobre las mujeres, dijo, que las representan como inferiores tomando como unidad de medida o de comparación el modelo masculino.

La incorporación gradual de las mujeres en el orbe, inició, dijo, cuando fueron admitidas en las universidades hasta la segunda mitad del siglo XIX: Suiza 1860, Inglaterra 1870, Francia 1880, y Alemania 1900, en donde había una segregación vertical a nivel académico y en los espacios de decisión o de reconocimiento; y una segregación horizontal en algunas áreas del conocimiento.

Al dictar la conferencia “Del conocimiento de las brujas a los estudios de género, ciencia y tecnología”, en el Auditorio del CEIICH, la científica y humanista especialista en Ciencia, Tecnología y Género, pidió defender el rol de las mujeres como generadoras de conocimiento.

“Siempre me pregunté, por qué hay tan pocas mujeres en ciencia y tecnología, pero siempre lo hemos hecho, sin embargo, las contribuciones no se clasificaban, ni se reconocían como científicas”, aclaró.

Aún se produce ciencia y tecnología que refuerza jerarquías de género, sentenció la también doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, esto se denota en el efecto en la organización de la ciencia, en los contenidos y los resultados.

“Como sabemos las mujeres representan solo el 30 por ciento de la planta científica mundial, en México presuntamente es de 39 por ciento, en un organismo el SNI (Sistema Nacional de Investigadores), que debería de llamarse Sistema Nacional de Investigación”, indicó.

De ahí, la importancia, continuó, de la entrada de mujeres feministas en diferentes disciplinas de las ciencias naturales, sociales y las humanidades.

“Hay que estudiar cómo influye el género en las concepciones del conocimiento y en las prácticas de investigación, interrogación y justificación. El género sí influye en el conocimiento y se requiere eliminar prejuicios”, destacó.

Brujas

Blázquez Graf se refirió a las denominadas “Brujas” en los siglos XIV y XV, como modelo de estudio, quienes en su momento sufrieron persecuciones estrictamente por sus conocimientos.

“¿Quiénes eran?: hechiceras, sanadoras, curanderas, de clase popular, que transmitían el conocimiento de manera oral, sabían cómo curar, además presuntamente hacían beneficios o maleficios, se dedicaban a la elaboración de alimentos, a la cura de enfermedades, y en los problemas de fertilidad, eran expertas”, explicó.

Estos conocimientos, afirmó, eran perseguidos porque realizaban un manejo de la sexualidad y controlaban sus propios cuerpos, algo inadmisible para la época. La iglesia católica se oponía, y se generó la idea teológica del demonio.

“Eran además, cocineras y perfumistas, conservaban productos, elaboraban pociones, ungüentos que extraían de distintos materiales, eran parteras y nodrizas, cuidaban a las mismas mujeres durante la concepción, el embarazo, el parto, y abordaban la impotencia, el aborto, y hasta formulaban métodos de anticoncepción”.

Por supuesto, concluyó, estos conocimientos, también fueron perseguidos, porque (quizá involuntariamente) tenían ya una perspectiva de género, existió la asechanza y finalmente el aniquilamiento.

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