Barnices del desierto mexicano podrían ser análogos para búsqueda de vida en Marte

Pável Ulianov Martínez Pabello hace estudios desde hace tres años en áreas de Chihuahua, Sonora y Nuevo León

Foto: cortesía Pável Ulianov Martínez.
Sin importar su tamaño, algunas rocas en ambientes áridos o desérticos tienen una especie de películas o recubrimientos –mejor conocidos como barniz, que puede ser negro o rojo–, los cuales es posible tengan claves para la búsqueda de vida en Marte.

Siguiendo los pasos de su maestro, el reconocido astrobiólogo Rafael Navarro González, ahora Pável Ulianov Martínez Pabello, investigador posdoctoral del Instituto de Geología, analiza a fondo estos recubrimientos que están formados por 70 % arcilla y 30 % de óxidos de hierro y manganeso, y “crecen” de una a 40 micras cada mil años.

“La particularidad que tienen los barnices es que poseen altas concentraciones de manganeso, lo cual sólo es comparable con los nódulos que están en el fondo del mar. Es importante porque este elemento es parte de algunas vías metabólicas de microorganismos, y en todos los barnices que se han estudiado en la Tierra se han encontrado estructuras microbiológicas”, afirma el doctor en Ciencias de la Tierra.

Misiones robóticas

Ante esta evidencia surge la duda de si la vida es necesaria para que el barniz se desarrolle, sobre todo debido a que este tipo de películas en las rocas con altas concentraciones en manganeso han sido encontradas recientemente en rocas de Marte por las misiones robóticas Curiosity y Perseverance, de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).

Martínez Pabello, también académico de la Facultad de Ciencias, ha estudiado desde hace tres años los barnices en desiertos de Chihuahua, Sonora y Nuevo León, los cuales son revisados aplicando las técnicas analíticas utilizadas actualmente por los robots en el Planeta Rojo, con el fin de poder buscar ciertas señales de posible vida. “Hemos caracterizado mineralógica y geoquímicamente los barnices. Estamos a punto de comenzar una segunda parte con un nuevo proyecto para estudiarlos desde un punto de vista más microbiológico y bioquímico, vamos a buscar biomarcadores en conjunto con la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y el Centro de Astrobiología de Madrid, España”, detalló.

Entre sus primeros resultados, explicó, se ha encontrado que el barniz del desierto parece no tener una preferencia por una roca en particular, pues se desarrolla prácticamente en cualquier tipo de litósfera, y si bien los análisis no han revelado directamente la participación de los microorganismos en la formación del barniz, el hecho de que esté presente en absolutamente todas las muestras habla de que lo utilizan como un hábitat, detalló.

Los microorganismos, añadió, son extremófilos, pues son capaces de fijar manganeso y de incorporarlo a su metabolismo; es decir, pueden sobrevivir en condiciones áridas, de radiación alta y con temperaturas extremas como en el desierto de Sonora, que alcanza hasta 50 grados en el día, pero su temperatura es bajo cero por la noche.

Martínez Pabello destacó que en los análisis que han realizado encontraron bacterias, cianobacterias y hongos microscópicos que cumplen con este perfil.

“La clave está en el manganeso, pues las concentraciones tan grandes que existen de este elemento en los barnices son parecidas a aquellas encontradas por las misiones Curiosity y Perseverance de la NASA, para las cuales es muy nuevo localizar en Marte concentraciones en este tipo de recubrimientos y que actualmente son recolectadas por Perseverance, a fin de ser enviadas a la Tierra con la misión de Retorno de Muestras de Marte en 2031.”

Recordó que en el pasado, el Planeta Rojo fue más cálido de lo que es hoy, con una atmósfera más densa; tuvo océanos y lagos, y si estas condiciones dominaron antes para desarrollar un barniz, es probable que existan estos vestigios de vida atrapados en barnices marcianos.

Martínez Pabello fue el último alumno que Rafael Navarro González doctoró en vida. Actualmente el joven investigador colabora con el Centro de Astrobiología de Madrid, en España, reconocido y asociado al Instituto de Astrobiología de la NASA y es parte de la Agencia Espacial Europea.

El siguiente paso de la investigación impulsada por Martínez Pabello es comprobar que estos barnices del desierto son el mejor modelo para estudiar los potenciales barnices marcianos que están siendo encontrados por la NASA.

Con los nuevos análisis espera hallar las mejores biomoléculas o bioseñales que se preservan en estos barnices para buscarlas en Marte, además de estudiar cómo afectan diferentes sales oxidantes (como los percloratos) y la radiación en la degradación de biomoléculas antiguas. Por lo tanto, la expectativa del joven investigador es ampliar la búsqueda en muestras de Gobi Altai, Mongolia, y de Tayikistán; además está por conseguir otras del desierto de Atacama y hace gestiones para realizar una expedición a la Antártida que le permita recolectarlas en esa región del mundo, que es el mejor escenario análogo a Marte en la Tierra.

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