Belleza y Felicidad, una mirada a la juventud argentina posdictadura

Se exhiben más de 150 fanzines, 200 fotografías, camisetas y carteles del espacio de experimentación artística bonaerense

Foto: Museo del Chopo. Clausura del espacio Belleza y Felicidad, 31 de diciembre 2007, acción comunitaria de la artista Marina De Caro.

Fernanda Laguna y Cecilia Pavón, dos jóvenes poetas argentinas, crean en 1998, en el barrio de Almagro, en Buenos Aires, un proyecto de autoedición libre que les permitirá escribir y publicar en el mismo día. Lo nombraron Belleza y Felicidad, en homenaje al artista cuir del under y el glam Sergio de Loof, a quien llamaban King of Beauty and Happiness. Desde el 1 de junio y hasta finales de octubre, se exponen en la Mediateca del Museo Universitario del Chopo más de 150 fanzines, casi 200 fotografías, camisetas, carteles y pendones que se produjeron en 12 años que funcionó la iniciativa.

En su pequeño local bonaerense exhibían toda clase de obras, artesanías, calcomanías y stickers. Llegó a ser un espacio independiente que funcionaba simultáneamente como tienda de regalos, galería y foro.

Abril Castro, curadora de esta exposición colectiva titulada Belleza y Felicidad. Arte y literatura salvaje en el Baires de los 90, la cual se presenta por vez primera en México, comentó en entrevista que aquel proyecto fue, además de un sello editorial, un portal de encuentro para una generación muy necesitada de sitios de libertad, dado que sus infancias transcurrieron durante la dictadura militar.

Refirió que Fernanda y Cecilia se reunían con frecuencia para dibujar y escribir. De sus creaciones sacaban fotocopias y salían a venderlas por las tardes. El sello se estrenaría con la publicación por entregas de El mendigo chupapijas, una novela en formato fanzine de Pablo Pérez.

“Su proyecto nos facilita asomarnos a esa juventud de los años 90 del siglo pasado en Argentina, la que vivió el rock en español, así como un boom editorial, y que principalmente usó la alegría como estrategia de resistencia ante las recurrentes crisis políticas y económicas.”

“En 2003, apuntó la curadora, Laguna decide crear una nueva sede pero ahora con una misión más comunitaria. Belleza y Felicidad se traslada a Villa Fiorito, a las afueras de Buenos Aires, un barrio poco privilegiado, donde instala un comedor y un centro cultural. Organiza talleres con niños y a las mujeres las forma para el autoempleo.”

“En El Chopo nos interesó visibilizar esta experiencia. Siempre buscamos que los proyectos que nos proponen o los que generamos intercepten varias de nuestras líneas de investigación. Desde hace más de 36 años el Museo se vuelve casa para las disidencias durante todo el año, y lo es más específicamente en junio y julio. La mayor parte de nuestra programación acoge el pensamiento en torno a las disidencias sexuales y de género”, comentó Abril Castro.

Señaló que el hecho de que el 80 % de la producción editorial de Belleza y Felicidad sean textos de poetas y escritoras disidentes de género y de sexo, de alguna manera invita a conversar con el acervo del Museo. “Esta exposición dialoga con nuestra Fanzinoteca, y va sucediendo a la par de la exhibición de Roberto Jacoby –próxima a inaugurarse–, un personaje muy importante de la cultura pop argentina, músico y letrista del grupo Virus”.

Darkroom es una instalación en la que 12 performers actúan en la más absoluta oscuridad. Se trata de una experiencia de teatro a ciegas. Se mostró originalmente en el sótano de Belleza y Felicidad y será recreada en el Museo Universitario del Chopo. “Artistas como él enseñaron a toda una generación a habitar el mundo de otra manera y a crear otras realidades”, comentó Castro.

Conocer de primera mano la colección que integra la exposición y acercarla al fondo del propio Museo con la finalidad de suscitar investigación en torno a ellos, es una oportunidad para que este material no se pierda y caiga en el olvido. “Vale la pena traerlo a la contemporaneidad y analizarlo con ojo crítico, ver cómo también se aprende de éste y entender lo importante que es hacer comunidad trabajando desde los afectos”.

Belleza y Felicidad no es una exposición de cubo blanco, sino un proyecto para que se conviva con él mientras se le lee. “Es un ejercicio vivencial, afirma, quien lo aprecia como un refugio para una comunidad cultural precarizada e irreverente. Sus fundadoras, recuerda, tuvieron como propósito crear un sello editorial con la idea de democratizar la edición, para lo cual ofrecieron títulos a bajo costo, tanto de autores nuevos como de poetas reconocidos.

Anunció que Fernanda Laguna dará una charla en agosto sobre su proyecto en el Museo. Habrá también jornadas para el público en general en las que se escribirá por la mañana para publicar por la tarde.

Belleza y Felicidad es memoria viva de un lugar de experimentación artística que, indiscutiblemente, nunca dejó de ser un espacio atravesado por los sueños, concluyó Abril Castro.

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