Bienestar animal, factura pendiente

Hay que respetar y valorar la vida animal y cambiar nuestra concepción de lo que son los animales: Paulina Rivero, directora del Programa Universitario de Bioética

Para comprender la importancia de la vida animal, debemos partir de que todas las especies del planeta comparten una forma de ser: una naturaleza animal. Más aún: somos animales desde el punto de vista ontológico (lo que somos), planteó Paulina Rivero Weber directora del Programa Universitario de Bioética (PUB) de la UNAM.
Ahora bien, añadió, a la criatura humana siempre le ha gustado sentirse la mejor y la más importante, con lo cual se colocó en el centro del universo, idea que dio paso al antropocentrismo.

Para que dominara esta visión, continuó Rivero Weber, hubo diversas justificaciones. Una de ellas es la religiosa que asegura que dios nos creó a su semejanza, mientras que, a las demás especies, no. Otra justificación es la científica desde donde se señala que los humanos son los únicos capaces de pensar.

El asunto ha sido cuestionado porque los animales también reportan procesos mentales, enfatizó la filósofa. “Si no fuera así, no soñarían. Está suficientemente documentado que sueñan. Si no pensaran, no tendrían esas conductas que los etólogos han estudiado de manera puntual, como el trabajo en cooperación, la ayuda al que la necesita sin esperar retribución, conductas que se han encontrado hasta en murciélagos, no digamos en elefantes o en simios”.

Esos documentos dejan ver que hay procesos mentales en los animales. “De modo que la aseveración de que el hombre es el único ser pensante está rebasada; por lo que resulta necesario superar el antropocentrismo desde dos puntos de vista y por dos razones: porque piensan y porque que sienten.

En opinión de la investigadora, “los racionalistas, como los filósofos kantianos, intentan demostrar que los animales piensan, lo que reviste un logro ya que es interesante ver sus procesos mentales, diferentes a los nuestros. No piensan argumentalmente como nosotros, pero a veces piensan de maneras que nosotros no podemos pensar”.

Por su parte, “los no racionalistas, quienes se asumen en la vertiente nietzscheana y heideggeriana, insistimos en que no importa si piensan o no, lo relevante es que sienten y que ningún ser con capacidad de sentir dolor debería ser tratado de tal forma que sienta dolor. Está comprobado que los animales sienten emociones complejas; que son capaces de sentir angustia, miedo, soledad, placer, todo aquello que experimentan los humanos”.

He aquí los dos puntos desde los cuales la investigadora sostiene que hay suficientes argumentos para respetar a los animales: “porque piensan o porque sienten; o por las dos cosas”.

No obstante, ¿por qué y para qué es importante el respeto? Cuestionó Rivero: “por varias razones: deberes indirectos y directos. Por ejemplo, es de buena educación para un niño, que cuide a un animal. De ese modo cuidará a las personas. Si se le enseña a un niño a maltratar a un animal estará más propenso a maltratar a una persona. Entonces, para educar bien a los seres humanos se debe enseñar el respeto al animal. Ese planteamiento se clasifica entre los deberes indirectos.

Por otra parte, el deber directo señala que es por el animal mismo, “porque es un ser que siente y lo único que tiene es una vida. ¿Por qué lastimar esa vida, por qué entorpecer, sin piedad?”.
De acuerdo con la académica, los deberes directos con los animales nos ubican como parte de la totalidad. Son los que rompen el antropocentrismo. “No voy a educar para que un individuo sea mejor ser humano. Voy a educar para que se dé cuenta que es parte de una totalidad que merece respeto”.

Bienestar animal

Frente al concepto bienestar animal, la investigadora señaló que en el área de la Veterinaria “así como hay quienes se dedican a curar animales y hacerles el bien, también se dedican a la crianza, a la zootecnia, la técnica para producir animales.

El bienestar animal abarca varias facetas, explicó: por ejemplo, en la crianza de aves se considera que alguien aplica este concepto porque la jaula en que cría no mide medio metro sino dos metros, “aunque tal medida no es realmente un bienestar ya que está enjaulado”.

También consideran dentro del bienestar que el animal viva en libre pastoreo, aunque los llenen de antibióticos y de hormonas para que crezcan. Lo que les importa es que la gallina engorde para comercializar su carne, lo cual resulta nocivo tanto para las aves como para los humanos.

“De manera que el bienestar animal abarca una gama diversa, desde jaulas más grandes hasta la libertad, creo que el verdadero bienestar es la libertad, insistió la autora de Zooética: una mirada filosófica a los animales (2018), que el animal no sufra, que no esté enjaulado, que sea libre y que no lo matemos.

Desde el punto de vista de Rivero Weber, “el bienestar máximo de un animal equivaldría al abolicionismo, concepto que significa abolir el uso industrial del animal. Comprender lo que es un rastro es parte del asunto. Como dijo Paul McCartney: si los rastros tuvieran paredes de cristal nadie comería carne. Creo que el “bienestarismo” es un camino que debe culminar en el abolicionismo.

Abstenerse de nutrirse con animales ¿es una Utopía?

De acuerdo con la filósofa, “las utopías están ahí como un faro a veces muy lejano, pero indican el camino. No es lo mismo estar en la oscuridad y preguntar dónde estará el camino, que ver a lo lejos una luz y decir: es para allá. Debemos ir para allá, acercarnos. Si fuera una utopía, aun así, da sentido, permite ver lo que es el respeto a los animales”.

Valoración de la relación hombre-animal

En esta relación, continuó la académica, un elemento necesario, pero no suficiente es el respeto. Si respetamos la vida, al menos no la mataremos. Pero me parece que hemos hecho tal desastre en este planeta, que estamos obligados a regenerarlo; desafortunadamente no basta con el respeto, sino que debemos involucrarnos en ayudar a regenerar la biodiversidad y en valorar lo que no es humano”.

Rivero Weber se reconoció “un poco apocalíptica porque el mundo da evidencias y rasgos de apocalipsis; aunque si retomamos la idea de la utopía como guía creo que recobraremos el contacto con la naturaleza que hemos perdido”.

Los acercamientos filosóficos a este tema en nuestro país datan aproximadamente de tres décadas. Los primeros planteamientos los formuló Alejandro Herrera Ibáñez del Instituto de Investigaciones Filosóficas y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras.

Herrera Ibáñez introdujo el pensamiento de Peter Singer (Liberación animal, 1975) en nuestro medio, uno de los primeros pensadores en ser reconocido ampliamente por su conocimiento de estos temas.

El asunto, finalizó Rivero Weber, es relevante “no solo por el cuidado de animales sino para cambiar nuestra concepción de lo que son los animales. No perdamos de vista que somos mamíferos, vertebrados, que tenemos un sistema nervioso central que nos hace sentir el dolor y, en ese sentido, compartimos una forma de ser con el resto de los mamíferos. Lo que nos une es esta condición de ser animales”.

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