Bólido de Monterrey: oportunidad para entender a la naturaleza

El fenómeno astronómico, confundido con un meteorito, fue un evento súbito que no tendrá consecuencias para la vida humana, explicó Daniel Flores, investigador del Instituto de Astronomía

El pasado 7 de octubre se registró el avistamiento de un objeto que cruzó el firmamento de Monterrey la noche de ese mismo día. El fenómeno en cuestión fue un bólido y no un meteorito como se reportó originalmente, aclaró en entrevista para la Gaceta de la UNAM el investigador Daniel Flores, del Instituto de Astronomía de la UNAM.

“Es un suceso común, se repite cada año. A lo largo del año hay muchos similares a éste. Particularmente, hablando del de Monterrey, vale la pena mencionar que no es un meteorito porque no es un objeto que cayó a la superficie de la Tierra. No produjo un cráter, ni hay muestras del material”, subrayó.

La diferencia recae, subrayó el encargado del Anuario del Observatorio Astronómico Nacional, en que los bólidos “son rocas que se mueven en el medio interplanetario y, en ocasiones, al llegar a la vecindad de la Tierra y penetrar la atmósfera producen este fenómeno luminoso”, a esto añadió:

“Al penetrar la atmósfera, el rozamiento de cada una de las partículas con el aire, lo calientan a tal temperatura que se llega a ionizar los átomos de la atmósfera. Se ionizan y pierden electrones, entonces emiten luz. Por esa razón lucen de esa manera.”

Ante los reportes que indicaron la caída del objeto en una ranchería de Ciudad Victoria, Tamaulipas, Daniel Flores apuntó que se trata de una coincidencia, de dos sucesos con cronologías similares pero independientes uno del otro. Asimismo, es independiente de las Dracónidas, la lluvia de estrellas que sucede todos los años.

“No tiene que ver con la lluvia, coincidió sólo por las fechas. Este tipo de sucesos (los bólidos) nada tienen que ver con la lluvia de estrellas. Vale la pena comentar que una lluvia de estrellas se produce cuando la Tierra cruza las órbitas de los cometas. Durante el año hay de 28 a 30 lluvias de estrellas, son periódicas. Se dan todos los años. Cuando la Tierra cruza las órbitas de los cometas, pequeñas partículas que dejan los cometas en su trayectoria en la vecindad solar, hacen contacto con la atmósfera se vuelven incandescentes, se ven como estrellas fugaces. Como son enjambres, aparentemente son lluvias de estrellas radiales. Son partículas de un centímetro o dos, aunque puede haber un poco más chicas o más grandes”, afirmó el investigador.

Para Flores es normal en este tipo de fenómenos que existan reportes de caídas de objetos o material. El suceso de Ciudad Victoria “fue un poco más tarde del reportado en Monterrey”, comentó el M. en C. y añadió: “es un lugar muy cercano a la Ciudad de Monterrey, según la trayectoria que podemos observar en varios de las imágenes y videos, tiene un movimiento casi horizontal, que es una de las características principales de los bólidos. La altura en la que se mueve el objeto, es como de 10 kilómetros en promedio. Entra a la atmósfera y sigue su viaje, entonces lo que ocurrió ahí en la localidad es un suceso independiente al bólido. Coinciden cosas, hay muchos ejemplos históricos”.

Las explicaciones sobrenaturales son comunes en este tipo de casos, declaró el maestro Flores, “el pensamiento en general nos lleva a pensar que son producidos por algo, que ese suceso actúa sobre la condición humana para producir muertes, daños o lo que acontece ahora en la Tierra. Es parte de la tradición del pensamiento humano. Los cometas se relacionaban al fallecimiento de grandes personajes, igual están ese tipo de caídas y se piensa que harán daño a la humanidad”.

“Son las explicaciones simples para intentar entender un suceso que se observa, ahora con la gran cantidad de datos e información que hemos acumulado a través de los siglos, sobre todo en el último, entendemos mejor los sucesos sobre la atmósfera de la Tierra. Los sucesos que se generaron alrededor del bólido son coincidentes, y así hay que entenderlos. No hay ninguna relación con acontecimientos que puedan afectar al género humano“.

El investigador finalizó haciendo un llamado a usar el fenómeno astronómico como una herramienta de aprendizaje: “son oportunidades para aceptar y entender que el género humano, a través del pensamiento y los esfuerzos que se hacen para comprender la naturaleza, nos ha llevado a una mejor comprensión de los fenómenos naturales. Eso nos debe motivar a observarlos como tales y darles una explicación de manera natural“.

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