Están desapareciendo a una velocidad alarmante

Bosques tropicales, con gran potencial de regeneración

Pueden volver a crecer de forma natural en terrenos abandonados que se usaron para actividades ganaderas o agrícolas

Su recuperación, en términos de su diversidad de especies, el tamaño de los árboles o la cantidad de biomasa o material vivo de los árboles.

Los bosques tropicales están desapareciendo a una velocidad alarmante por la deforestación. Sin embargo, tienen el potencial de volver a crecer de manera natural en terrenos abandonados que se usaron para actividades ganaderas o agrícolas, revela un estudio internacional en el que participa la UNAM.

El trabajo, de unos 60 científicos de diversas instituciones de América, Europa y África, tiene como autor principal a Lourens Poorter, de la Universidad de Wageningen, Países Bajos, y fue publicado el pasado diciembre en la revista Science.

El estudio muestra que los ecosistemas formados por bosques en desarrollo (o secundarios) se regeneran naturalmente a una velocidad muy rápida, de manera que a los 20 años pueden alcanzar valores equivalentes a casi 80 por ciento de la fertilidad del suelo y de la diversidad de árboles que tienen los bosques maduros bien conservados.

Solución de bajo costo

La investigación, en la que participan Patricia Balvanera Levy, Miguel Martínez Ramos y Francisco Mora Ardila, académicos del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES), así como Jorge Arturo Meave del Castillo, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional, concluye que la regeneración natural es una solución de bajo costo para mitigar el cambio climático, la conservación de la biodiversidad y la restauración de los ecosistemas.

“El resultado más importante señala que áreas de bosques tropicales abandonadas y usadas para actividades agrícolas o con la finalidad de criar ganado tienen un potencial de recuperarse en términos de su diversidad de especies, el tamaño de los árboles o la cantidad de biomasa o material vivo de los árboles”, explicó Martínez Ramos.

Aclaró que la recuperación varía entre regiones, pues las más secas se recuperan un poco más rápido que las húmedas; además de que para que vuelvan especies de plantas y animales nativas de ese ecosistema se requiere mucho más tiempo, hasta más de un siglo. “Podemos usar la restauración natural de estos bosques para una serie de cosas en beneficio de la naturaleza y la sociedad”.

Calculó que en el país tenemos cerca de un tercio de los bosques tropicales cubiertos por un tipo de bosque secundario que crece naturalmente, muchas veces porque el suelo dejó de ser productivo para la explotación agrícola o ganadera.

“La conservación de los bosques es primordial. Lo que queda de ellos en México es menos de 30 por ciento de lo que había hace 200 años. Y estos bosques secundarios pueden recuperar propiedades como la capacidad para almacenar carbono a través de la fotosíntesis, restaurar las condiciones del suelo, mantener especies de plantas y animales, pero lo mejor es que hay posibilidades de recuperar bosques a un costo bajo”, señaló Martínez Ramos.

Mencionó que la restauración en áreas muy degradadas implica dinero y trabajo, mientras que esta propuesta propone la regeneración natural. “Tiene algunas reglas, por ejemplo, es más eficiente cerca de bosques maduros o zonas de conservación, y es más rápida cuando el suelo no ha sido tan deteriorado por la siembra o la crianza de ganado, mientras que a medida que el suelo ha sido explotado con siembra mecanizada el proceso es más complejo”.

Análisis de 12 atributos

Francisco Mora Ardila, investigador del IIES y también colaborador del estudio, comentó que la regeneración natural es la capacidad que tienen los bosques de recuperar su estructura, diversidad y funcionamiento a través de las propiedades de los seres vivos que los conforman.

Dijo que el equipo internacional de ecólogos tropicales analizó cuatro grandes grupos de atributos: los que tienen que ver con la condición del suelo, con la diversidad de organismos, con el funcionamiento del bosque y con su estructura, apariencia o fisonomía.

Jorge Meave del Castillo precisó que “al final tuvimos 12 variables que representaban esos cuatro conjuntos temáticos de atributos. El siguiente reto fue ver qué grupos de investigación tenían datos que nos permitieran estudiar la recuperación de estos atributos. Gracias a un esfuerzo notable de cooperación internacional logramos conjuntar mucha información que nos sirvió para tener una buena idea de las tasas de recuperación de los bosques tropicales. Ése fue el objetivo: evaluar la recuperación de estos ecosistemas forestales, con una perspectiva multidimensional”.

Cabe señalar que los datos que sustentan el estudio “Recuperación multidimensional de los bosques tropicales” fueron obtenidos de 77 paisajes y más de dos mil 200 parcelas de bosques secundarios distribuidas en diferentes países de América tropical y África occidental: México, Puerto Rico, Costa Rica, Panamá, Colombia, Brasil, Perú, Bolivia, Costa de Marfil y Ghana, y fueron generados a lo largo de varias décadas.

Recuperación heterogénea

Meave puntualizó que encontraron que, desde un punto de vista multidimensional, la velocidad de recuperación de los bosques tropicales es muy heterogénea. Por ejemplo, algunos atributos, como la proporción de especies fijadoras de nitrógeno, pueden recuperarse rápidamente, mientras que otros, como la composición de las especies de árboles que forman un bosque, lo hacen con más lentitud.

De esta manera, tomando como punto de referencia las características de un bosque maduro (que nunca ha sido talado) establecieron que la actividad agrícola o ganadera no afecta tanto los suelos. “Pensábamos que tardaban más en recuperarse, pero no es así: su fertilidad, sus niveles bajos de compactación y su contenido de carbón y nitrógeno lo hacen muy pronto”, indicó.

Otros atributos de estos ecosistemas forestales, agregó, se recuperan a tasas más moderadas: por ejemplo, el tamaño máximo de los árboles alcanza 70 por ciento de los valores típicos de un bosque maduro a los 20 años y 85 por ciento a los 40 años, lo cual implica una buena recuperación.

A pesar de estos resultados alentadores, el estudio también reveló que algunos atributos de los bosques tropicales requieren periodos de recuperación más largos para alcanzar niveles adecuados: la biomasa aérea y la diversidad de especies de árboles apenas alcanzan 30 por ciento de los valores típicos de un bosque maduro a los 20 años, 50 por ciento a los 40 años y 90 por ciento a los 120 años.

“Hemos llegado a la conclusión de que los suelos se recuperan muy pronto, sin meterles mano, mientras que la diversidad de especies de árboles tardará más tiempo si la dejamos sola. En este caso puede ser necesaria cierta intervención, lo que llamamos la sucesión asistida, que consiste en introducir semillas o plantas pequeñas de otras especies para enriquecer los bosques más rápidamente. En cuanto a la biomasa aérea, no hace falta decir que es muy importante porque se encarga de almacenar enormes cantidades de carbono que de otra forma permanecerían en la atmósfera, y si consideramos que, por el gran desarrollo industrial, seguimos arrojando mucho dióxido de carbono a la atmósfera y que la biomasa aérea perdida tardará en recuperarse completamente más de 120 años, entonces lo que debemos hacer es no interrumpir nuestros esfuerzos para detener la deforestación de los bosques originales.

“Por cierto, otro hallazgo valioso de este estudio es que la evaluación de la recuperación de los bosques tropicales no requiere la medición de todos sus atributos. En realidad, basta con medir tres variables que reflejan bien lo que pasa con las otras: la riqueza de especies de árboles, el tamaño máximo de ellos y la heterogeneidad estructural de los bosques, es decir, qué tanto varía su estructura en diferentes sitios”, finalizó el académico.

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