Casa del Lago, 60 años de libertad y transgresión

Cumplió seis décadas el primer centro cultural extramuros de la Universidad Nacional

La UNAM celebró los 60 años de Casa del Lago Juan José Arreola con un viaje sonoro fuera de lo común.

La historia de este lugar ubicado en el corazón del bosque de Chapultepec es tan rica, diversa y multidisciplinaria, que resultó lógico que un performance fuera la actividad ideal para conmemorar sus seis décadas como uno de los espacios culturales más importantes de la Universidad.

Memoria de papel sonante fue el nombre del happening que se realizó en el Espacio Sonoro de Casa del Lago. Una experiencia que atrajo las miradas de los curiosos que sólo andaban por ahí para dar un paseo vespertino, pero que acabaron a bordo de un tren sonoro lleno de improvisación.

Al más puro estilo de los happenings de la década de los 60 del siglo pasado, donde lo importante no es ver sino vivir el arte, esta actividad performática trajo al presente aquellos años en los que Casa del Lago se convirtió, el 15 de septiembre de 1959, en el primer centro cultural extramuros de la UNAM, durante la administración del rector Nabor Carrillo. El encomendado para coordinar aquel proyecto fue, justamente, el escritor jalisciense Juan José Arreola. De ahí que hoy este espacio lleve su nombre.
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Ante la expectante y, por momentos, confusa mirada del público, en Memoria de papel sonante 60 personas leyeron en voz alta un acontecimiento significativo para Casa del Lago, un suceso por año. Al terminar de leer, tomaban sus hojas y hacían toda clase de ruidos con ellas. Éstos fueron emitidos a través del sonido multicanal del recinto. Es decir: si una persona decidía arrugar su hoja, bastaba con que acercara ésta a los micrófonos para que el hecho se amplificara por todos los jardines. Hubo quien decidió cantar, emitir gruñidos, emular sonidos de animales e incluso gritar. Todo dependía del acontecimiento que le tocaba leer. La única regla era nunca desprenderse de la hoja y hacer ruido con ella.

Quien pasó a rememorar el momento en el que el exrector Javier Barros Sierra cambió sus oficinas a Casa del Lago durante el Movimiento Estudiantil de 1968, debido a la ocupación militar de Ciudad Universitaria, pidió un aplauso de todos los presentes en honor a la memoria del ingeniero.

Fotos: Barry Domínguez y Juan Antonio López.
Fotos: Barry Domínguez y Juan Antonio López.

Entre las personas que participaron en el performance estuvieron Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultural; José Wolffer, director de Casa del Lago; Luis Muñoz Oliveira, escritor y filósofo; Alonso Arreola, músico y nieto de Juan José Arreola; Belén Aguilar, actriz y directora de teatro; Juan Meliá, artista visual y director de Teatro UNAM, y Alain Derbez, músico y poeta.

“Me pareció una propuesta muy interesante, completamente fuera de lo normal. En Chapultepec siempre pasan cosas extraordinarias. Fue increíble escuchar cómo el simple ruido de una hoja puede convertirse en música o en una vivencia artística”, dijo Matilde Cervantes, quien acudió acompañada de sus dos hijos.

En buena medida, el happening evocó al arte transgresor que se hizo en Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la Caída del Muro de Berlín. Su objetivo, explicó Wolffer, fue recordar la esencia libertaria, independiente y transgresora de Casa del Lago, recinto que ha acogido el trabajo de un sinnúmero de artistas dedicados a la literatura, el teatro, la música, las artes plásticas, el cine, la fotografía, el ajedrez y la interdisciplina.

La exposición permanecerá hasta febrero de 2020.
La exposición permanecerá hasta febrero de 2020.

Generación de la Ruptura

Durante la gestión de Tomás Segovia (1961-1963), por ejemplo, este espacio se convirtió en el semillero de artistas de la Generación de la Ruptura, como Vicente Rojo, Lilia Carrillo, José Luis Cuevas, Fernando García Ponce, Manuel Felguérez y Alberto Gironella. De 1970 a 1975 se dio una gran difusión a la canción latinoamericana de protesta. Fue así que Casa del Lago se convirtió en el escenario de voces como Óscar Chávez, Amparo Ochoa, Ángel Parra y Los folkloristas.

Como parte de los festejos de este sitio que ha roto paradigmas, se exhibe la muestra fotográfica de archivo 60 años de Casa del Lago UNAM, en la que es posible echar un vistazo a lo más representativo de la historia del lugar y sus usos tanto artísticos como sociales, con grandes personajes de la cultura participando en diversas actividades, y los visitantes en general que semana a semana han disfrutado de sus jardines, su arquitectura, su programación o de un paseo en lancha por las apacibles aguas del lago. La exposición estará abierta al público hasta febrero de 2020.

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