Compromiso social

Cecehachera de Azcapotzalco asiste a niños con cáncer

“Historias de vida que me impulsan a ser mejor persona“: América Espinosa

Labor altruista. Foto: cortesía CCH.
Labor altruista. Foto: cortesía CCH.

Desde hace un año América Sarahi tiene una doble vida: estudia y cumple los sueños de niños que padecen cáncer. Hasta ahora, gracias a una organización que fundó, ha podido cumplir 50 sueños.

Estudia el sexto semestre en el CCH Azcapotzalco y cada mes le roba tiempo a sus ocupaciones escolares y visita hospitales para conocer las historias de menores que padecen enfermedades crónicas, cáncer o de mal pronóstico, con la finalidad de tratar de hacer realidad esos sueños y darles apoyo anímico, para que continúen su tratamiento sin perder la fuerza y la ilusión.

América Sarahi Espinosa Cruz comparte su historia con el objetivo de crear conciencia entre la juventud sobre el poder de la unión, el trabajo en equipo y la solidaridad. “Son historias de vida que me impulsan a ser mejor persona. Todos podemos ser parte del bienestar de todos con los diferentes medios a nuestro alcance”, aseguró la alumna de 17 años.

La historia de Fanny

Su compromiso social inició cuando a su mejor amiga de la secundaria le diagnosticaron cáncer en el cuello. Ella no sabía nada sobre ese mal ni cuán rápido podría avanzar hasta que vio cómo lentamente Fanny se consumía en el hospital entre medicamentos, quimioterapias y el cansancio que día a día aumentaba.

Sin embargo, nunca dejó de luchar y de sonreír, recuerda América. “Siempre me decía que teníamos que salir adelante y que su mayor sueño era tener una fiesta de 15 años juntas”.

Cuando cursaba la secundaria, América impulsó un proyecto escolar para informar a sus compañeros sobre este padecimiento. Más adelante organizó campañas para pedir donaciones, desde juguetes hasta cabello para hacerle una peluca a Fanny. Fue América la primera en donar 40 centímetros de su cabello. Obtuvo respuesta mayoritariamente de su grupo de compañeros.

Meses antes de cumplir 15 años, Fanny se despidió de este mundo terrenal, un golpe muy fuerte para América que tardó en asimilar pero que, con ayuda de ambas familias, lo ha aceptado y aprendido a vivir con esa ausencia.

El modelo de labor social que conoció en algunas de las fundaciones donde ha participado a raíz de esa vivencia y la cuenta pendiente que tuvo con Fanny, la inspiró a poner manos a la obra y pensar en tener una fundación para hacer realidad los sueños de niños con cáncer. De ahí surgió Donando un Sueño, una causa social sin ánimo de lucro por medio de la cual, con el respaldo de sus papás y trabajo de voluntarios, América ha logrado realizar más de 50 sueños.

¿Cómo lo hace?

Esta entusiasta alumna del bachillerato cuenta que las redes sociales han sido sus confidentes, pues por esos medios, principalmente, ha difundido esta labor, haciendo especial énfasis en pedir donaciones en especie, juguetes, ropa, botellas de plástico. “Y desde que entré al CCH me he dado a la tarea de recolectar y recoger, donde me digan, tapas de las botellas de PET, que vendo para tener fondos y cumplir lo sueños de los niños, en su mayoría fiestas de cumpleaños, tablets o celulares”.

América aseguró que ser parte del Colegio de Ciencias y Humanidades no sólo le ha dado los conocimientos y habilidades académicas, sino también ha reforzado su visión social, su compromiso como universitaria con la gente que está a su alrededor o con grupos vulnerables y, también, tener una mayor sensibilidad hacia lo que ocurre en el país y hacia los sentimientos de las otras personas. “Tener una acción social te hace más humano y realmente valorar lo que tienes, así como el esfuerzo para conseguirlo”, finalizó.

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