CIEG busca consolidarse como instancia de talla internacional

Los universitarios tenemos la firme convicción de que el acoso no cabe en la UNAM

Generar un activismo académico. Foto: Víctor Hugo Sánchez.
De 2019 a la fecha, periodo de toma de escuelas y facultades, pero también de pandemia, “hemos recorrido una travesía que nos ha transformado de formas inimaginables”, afirmó la directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), María Isabel Belausteguigoitia Rius, al presentar su primer informe de actividades.

En el preámbulo de su mensaje, recordó que la Universidad paró físicamente durante dos años por “eventos que transformaron el rumbo y agitaron nuestros mares de formas inesperadas, agitaciones que prometen, si sabemos navegar, expandir y recoger velas, multiplicar nuestras coordenadas de viaje y nuestros puertos”.

Puntualizó que no será fácil acomodarnos en esta nueva normalidad postoma de planteles y pospandemia, que implican el regreso al cuerpo, a sus contactos y lenguajes. Sin duda será un acierto realizar un análisis académico profundo de estos escenarios y la derivación de nuevas pedagogías que nos acerquen e inviten a un contacto intenso y respetuoso con el placer de encontrarnos”.

En una analogía marítima, la funcionaria indicó que el informe del periodo 2021-2022 intenta dar cuenta de la forma en que ese barco ha intentado navegar rutas propuestas en el plan de desarrollo presentado a la administración central, mismas que calibren el timón requerido entre oleajes verdes y violetas, “en particular de la llamada cuarta ola feminista, que nos cimbró, pero que también promete construir un mundo de igualdad donde ponernos de pie”.

Ante la coordinadora de Humanidades, Guadalupe Valencia García, recalcó que el compromiso de su gestión fue involucrar al CIEG durante este primer año de administración en la definición de procesos y soluciones pedagógicas y activistas vinculadas con paros y pandemia, con rigor académico y contenido teórico.

Belausteguigoitia Rius acotó que en esta larga travesía, por un lado, la crítica en libertad posibilitará el cambio y, por el otro, el compromiso con la justicia y la igualdad. “Es la atención que da el disenso y la diversidad, y el interés a la desobediencia, en particular la de la protesta estudiantil, que nos une en la firme convicción de que las mujeres han sido silenciadas, que el acoso no cabe en la UNAM, pero tampoco la rabia sin medida y sin escuela”.

Este año acentuamos la producción colectiva de un tipo de conocimiento que no puede ser de excelencia si no arriba en alguno de sus puertos a la consolidación de una comunidad universitaria cada vez más cercana a la percepción de justicia, igualdad, y de concreta intervención efectiva en asuntos urgentes, indicó.

Consideró fundamental entender la producción de conocimiento en colindancia con las intervenciones, las protestas y propuestas que por un lado han levantado ámpula y críticas y, por muchos otros, han abierto puertos a la igualdad, a nuevos lenguajes académico-activistas, los cuales muchas veces nos confunden e irritan, pero forman parte del cambio hacia sociedades más democráticas e igualitarias.

La directora resalto que el reto para su administración es conducir al CIEG a su consolidación como un centro de investigación interdisciplinaria de talla internacional, que explique críticamente problemas complejos en torno a la construcción colectiva de la igualdad y la erradicación de la violencia de género. En suma, en una entidad universitaria, cuyos intereses estén justo en los márgenes.

“Nuestros desafíos son generar un activismo académico atento a propuestas y protestas de las colectivas de jóvenes, sobre todo en relación con las emociones vinculadas a la rabia y la vergüenza, y con ello fortalecer el acceso a la justicia, así como contribuir a la construcción de un currículum móvil, errante, ambulante que atienda protestas imaginativamente, además de acompañar e impulsar las tareas de investigación, docencia y difusión de los y las académicos del CIEG”.

Por su parte, Guadalupe Valencia comentó que el CIEG se ha convertido en un mediador entre los estudios académicos y las diversas expresiones sociales en torno a los asuntos de género. “El Centro ha detectado un área de oportunidad emergente de las múltiples manifestaciones de género y de identidades diversas dentro de la propia Universidad, como los paros y marchas, resultado de denuncias de violencia de género en nuestros espacios universitarios”.

Ha actuado con la Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención de la Violencia de Género, como conciencia interventora, reparadora, educativa y transformadora, desde la creación de múltiples comisiones internas para la igualdad de género en la UNAM. Además, ha participado en el ofrecimiento de asignaturas en la materia, talleres de sensibilización, seminarios nacionales e internacionales, entre otras actividades teórico-prácticas que contribuyen a entender, dimensionar, redefinir, transformar y generar nuevas alianzas con base en discusiones y disensos constructivos entre los diversos actores sociales y académicos.

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