Ciudad de México, no hay una sola. ¿Cuál es la tuya? Cuéntalo en un ensayo o con narrativa gráfica

El Museo Universitario del Chopo y Fundación ICA invitan a escoger una historia, desglosarla en un ensayo o mediante narrativa gráfica, y mandarla al concurso Palimpsesto, ciudad borrada, con fecha límite del 31 de julio.

Mucho antes de que existiera México como país ya estaba la Ciudad de México, la cual se ha reescrito y reinventado tantas veces que lo mismo ha sido capital de la Nueva España, chinampa en un lago escondido, ombligo de la Luna, la región más transparente o “donde los chómpiras rifan y bailan tíbiritabara”.

Fundada en 1521 —y llamada CDMX desde 1528 (pero sin abreviaturas)—, a lo largo de cinco siglos esta urbe ha sido espacio de demasiadas historias y, por ello, el Museo Universitario del Chopo y Fundación ICA invitan a escoger una, desglosarla en un ensayo o mediante narrativa gráfica, y mandarla al concurso Palimpsesto, ciudad borrada, con fecha límite del 31 de julio.

“La idea es capturar esos instantes idos y —sea con palabras o imágenes— evitar que se disuelvan en el tiempo”, señala Juan José Kochen, director general de Fundación ICA.

El concurso forma parte del programa México 500 (que es como la UNAM conmemora la caída de Tenochtitlán) y es un llamado para que historiadores, arqueólogos, sociólogos, biólogos, restauradores, arquitectos, ingenieros, urbanistas y escritores aporten su mirada, pero no sólo ellos. “La convocatoria está abierta a quien quiera y sea mayor de edad. A fin de cuentas, la ciudad pertenece a todos”.

Un palimpsesto es un manuscrito cuya superficie es borrada para escribir otra vez en ella, una o mil veces, y ¿qué mejor símil para hablar de la CDMX que éste?, pregunta Kochen, quien detalla que, justo por eso, el concurso lleva tal nombre, pues basta con voltear a izquierda y derecha para ver cómo nuestra urbe se sobrepone a sus preexistencias, o si no, ¿cómo explicar que con cada excavación del Metro aparezcan edificios prehispánicos?, ¿o que tengamos el único castillo real de América (el de Chapultepec), el cual nos recuerda que hace no tanto México tenía un monarca europeo?

En pintura se le dice pentimenti a las pinceladas dadas por un artista hasta que se arrepiente (de ahí el nombre) y cubre su intención original con óleo u otros pigmentos; usualmente estos trazos se ocultan tan bien que sólo pueden verse con rayos X. Justo ésa es la intención de Palimpsesto, servir de radiografía y sacar a la luz aquellos rasgos de la ciudad sepultados por el tiempo, ello con la convicción de que la narrativa (sea escrita o gráfica) es un ejercicio de memoria y, por ende, un antídoto contra el olvido.

Lo que ya no está, pero aún nos habla

En 1954, Luis Buñuel filmó La ilusión viaja en tranvía, cinta donde el protagonismo recae en este sistema de transporte que comenzó a funcionar en la CDMX a mediados del siglo XIX y que desapareció en 1979, llevándose consigo toda una era y dejando tras de sí nostalgias. Llevamos 42 años sin tranvías, ¿acaso la ilusión quedó varada en una estación vacía o encontró algo más en que viajar?

“Al pensar en la ciudad es imposible no reflexionar sobre arquitecturas, ingenierías o espacios que dejaron de existir y que nos dejaron un enorme hueco. Para saber dónde estamos parados es necesario saber cómo llegamos a este lugar”.

Para promover tales reflexiones, Palimpsesto propone que los temas a desarrollar sean: desplazamiento, transformación, desigualdad, confinamiento, fundación y utopía, y no por emular títulos que Asimov bien podría haber dado a alguna de sus sagas, sino porque, según Juan José Kocher, estos son puntos nodales para entender a esta urbe y su complejidad.

“Evaluar el pasado irremediablemente nos lleva a reflexionar sobre el presente, y visibilizar aquellos puentes que conectan situaciones previas con nuestro hoy es una forma de saber más de nosotros”.

Los trabajos a presentarse deberán ser de corte académico, pero a decir de Juan José Kocher, eso no implica sacrificar creatividad ni imaginación, pues el arquitecto es consciente de que entre las tantas historias que conforman nuestra ciudad hay relatos que, sin perder veracidad, rayan en lo fantástico, como el de La Castañeda, un manicomio arrancado de su sitio para darle lugar a las Torres de Mixcoac y cuya fachada fue removida, piedra por piedra para ser reconstruida a 70 kilómetros de ahí, en una cañada de Amecameca.

“O para no ir tan lejos pensemos en el organizador del concurso, el Museo del Chopo, cuyo edificio es en sí una casualidad improbable, ya que fue creado como pabellón para una exposición internacional en Alemania y, por ventura, atravesó el mar para asentarse en la Santa María la Ribera. Si lo pensamos un poco, el asunto no es encontrar sobre qué escribir, sino elegir algo entre lo tanto que hay”.

Eppens, cronista gráfico

Fundación ICA tiene entre su acervo un mural de Francisco Eppens llamado Historia de la construcción en México (1964), donde un Quetzalcóatl con escamas y plumas serpentea entre templos prehispánicos que de pronto se convierten en iglesias coloniales y desembocan en los multifamiliares de Tlatelolco y el Viaducto, ello a medida que su cuerpo ofídico deja de ser carne para volverse roca, acero y hormigón. “Esta obra de cuatro metros por 2.40 fue nuestra inspiración, pues plantea lo aseverado en este proyecto: que vivimos en una ciudad que se rescribe de continuo”.

Los trabajos ganadores del concurso se expondrán en el Museo del Chopo como parte de la muestra Palimpsesto, ciudad borrada (con fecha aún por definir), al lado del mural de Eppens, ello con el fin de establecer un diálogo entre la visión que se tenía de lo urbano en los años 60 con lo que se piensa y se dice hoy, en pleno siglo XXI.

“A muchos nos tocó vivir una preexistencia construida que ya no está y que no se parece en nada a la habitada por nuestros abuelos o padres, pero de la que sabemos por relatos transmitidos de generación en generación y que, con frecuencia, distan de lo consignado como registro factual”.

Para Juan José Kocher, justo en esto recae la riqueza del proyecto: en el recolectar voces a fin de crear un discurso coral en vez de historias lineales, pues a su parecer, para comprender algo tan complejo como el devenir de una ciudad, nuestro pensamiento debe ir y volver sobre el objeto de reflexión, y también retorcerse y dar vueltas, tal y como hace la serpiente emplumada de Eppens.

(Más detalles de la convocatoria aquí).

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