Comenzó el ciclo de conferencias de mayor tradición en Históricas

Rafael Estrada Michel estuvo en la mesa inaugural, Relativizar al código: la historia del Derecho en un mundo de leyes

Como desde hace 32 años, el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) dio inicio a su ciclo de conferencias de mayor tradición, El historiador frente a la historia 2022. El pasado del presente, en el que semanalmente destacados académicos colocarán sobre la mesa reflexiones y análisis acerca de los complejos y apremiantes problemas actuales, a partir del enfoque de la historia.

En la mesa inaugural, Relativizar al código: la historia del Derecho en un mundo de leyes, Rafael Estrada Michel, académico de la Facultad de Derecho, resaltó que, como señalara el historiador jurídico florentino Paolo Grossi, expresidente de la Corte Constitucional italiana, es necesario contar con historiadores del derecho en los altos tribunales del país.

En presencia de la directora del IIH, Elisa Speckman Guerra, el también colaborador del Instituto de Ciencia Jurídica de la Fundación Aguirre, Azuela, Chávez, Jáuregui, Pro Derechos Humanos, apuntó que, a pesar de no ser historiador, sí considera indispensable que los juristas se acerquen al fenómeno jurídico “desde la atalaya historiográfica para relativizar su propia experiencia normativa”.

“No estamos aquí tratando de ir al pasado para recuperar mejores leyes, que suponemos existían en el pretérito y tener esa tentación de pretender que todo tiempo pasado fue mejor, sino para revitalizar nuestras experiencias jurídicas del presente, a partir de abrir un ataúd que creemos cerrado por la acción del legislador”, indicó.

Expuso que esta primera sesión, dedicada a la justicia y a la política, así como al fenómeno de debilitamiento de las estructuras jurídicas y procesales, incluso judiciales y de procuración de justicia a través de su empobrecimiento, está relacionada con el mal momento en que se nos ocurrió en Occidente la pésima idea de vincular las decisiones políticas con aquellas de justicia, algo visible a diario en el país.

Basta con encender la radio para acercarnos a esa realidad, no sólo de politización de la justicia, sino de judicialización de la política, como se denuncia ahora crecientemente, “como si pudieran ser sistemas concatenados que tuvieran todos los puntos de referencia del mundo, y con eso resolviéramos los gravísimos problemas de falta de acceso, entre otras cuestiones, a la justicia, a la igualdad, al debido procesamiento de las causas en materia penal”, prosiguió.

Rafael Estrada Michel resaltó que en ese sentido es paupérrimo el número de casos penales que llegan a resolverse en el país: uno entre cien. “Ello se debe a un analfabetismo judicial poco relativizador a la hora de acercarnos a las causas y a los enjuiciamientos criminales que derivan de esa visión empobrecedora de las experiencias jurídicas”.

Apuntó que nunca habrá un cien por ciento de sentencias que tenga contentos a todos, pero sí por lo menos fallos que nos hagan pensar que vivimos en algo semejante a un Estado de derecho con capacidades civilizatorias. Aunque los mecanismos procesales ya son distintos desde 2008, ahora se privilegia la oralidad y, se supone, que “el partido no empieza con un marcador de cinco a cero, en favor del Ministerio Público, sino con cancha pareja; aunque aun así las cifras de acceso a la justicia dejan mucho que desear”.

Ello tendría que hacernos reflexionar en torno a si vale la pena continuar con eso que se denominó la desolación de la quimera en México, con todo lo malo que puede tener y que lo vemos en las películas y en las series de Estados Unidos, donde la justicia en los jurados populares pareciera que por lo menos crea un acercamiento a las experiencias alternas que va generando una cierta cultura del debido procesamiento de las causas, “y no las cosas verdaderamente vergonzosas que observamos y escuchamos todos los días en las noticias de nuestro país y de la región latinoamericana”.

Dijo que se debe mencionar que la vinculación excesiva de la voluntad política y, sobre todo, totalitaria al fenómeno jurídico, olvidando los principios y valores de configuración axiológica del derecho, causaron muchos desmanes en México, en el continente y en Occidente, “yo diría que en todo el planeta durante el siglo XX”.

Apuntó que la historia del derecho sirve para relativizar la experiencia jurídica y, por tanto, para erosionar el sistema moderno de fuentes; “milagrosamente en 2011 entró todo el pluralismo jurídico al artículo primero constitucional”.

La historia del derecho, añadió, también le aporta a la jurisprudencia los dos caracteres fundamentales del tiempo jurídico: las funciones ordenativa y de recuperación de la complejidad en los acercamientos jurídicos.

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