Competir en los Juegos Olímpicos, huella indeleble

Días, años, esfuerzos, vivencias compartidas en la conclusión de un conversatorio sobre el tema

Melesio Piña Oregel compitió en las pruebas de 400 metros planos y relevos 4 x 400 de los Olímpicos 1968 como alumno de la Facultad de Derecho de la UNAM. Foto: archivo DGDU.

Representar a México en unos Juegos Olímpicos (JO) es una experiencia que deja huella para siempre, expresaron exatletas que comparten relación con la UNAM y compitieron en diferentes ediciones.

“Fue algo que me marcó para toda la vida”, dijo Maximiliano Aguilar Salazar, seleccionado de natación en los 100 metros mariposa en la justa veraniega de 1968 en México y quien entonces aún se encontraba en Prepa 5, durante el ciclo de conversatorios denominado El Deporte Universitario en los Juegos Olímpicos, conformado por cinco charlas en las que diferentes protagonistas del magno certamen atlético hablaron de sus experiencias.

“Ser parte de la delegación mexicana te marca para el resto de tus días, y en 1968 prevaleció la estrategia colectiva de todos los que intervenimos”, aseveró Melesio Piña Oregel, quien participó en las pruebas de 400 metros planos y relevos 4 x 400 siendo alumno de la Facultad de Derecho.

Juan Alanís Guerrero, especialista en natación 1,500 metros libres y actual entrenador de la disciplina en esta casa de estudios, externó que ir por México a Tokio 1964 e intervenir en los mencionados de 1968 “fue un orgullo, es por lo que todos los atletas luchamos. Todo es trabajo, disciplina y calidad. Sin esas tres condiciones no llegas”.

Aguilar Salazar, actual director de Deporte Representativo del deporte universitario, quien ya como alumno de la Facultad de Economía fue a Múnich 1972 y Montreal 1976 como seleccionado en polo acuático, puntualizó que las Olimpiadas de México 68 “fueron innovadoras desde el punto de vista de la tecnología, unos Juegos revolucionarios”, pues cabe recordar que fueron los primeros que se transmitieron por televisión vía satélite y en los que por primera vez se utilizaron sistemas electrónicos para calificar, entre otras novedades.

Voces de universitarias

En el mismo ciclo de charlas, mujeres atletas se refirieron a las experiencias adquiridas para alcanzar el sueño olímpico. “El mayor reto fue clasificar, luchar cada semana en cada país, lograr los puntos y aun así no saber si ibas a ir o no, eso fue muy desgastante, pero se consiguió”, rememoró Norma Baraldi Briseño, clavadista en los Olímpicos de Montreal 1976 y que en ese tiempo ya había concluido sus estudios de relaciones internacionales en la Universidad.

“En los tres meses previos de clasificación a los Juegos Olímpicos me mandaron a Europa para 8 copas del mundo, ahí encontré un enorme campo de aprendizaje y el apoyo de los equipos de otras naciones. Vas por el placer de hacer el combate”, manifestó Angélica Larios Delgado, egresada de la Facultad de Psicología y presidenta de la Asociación de Esgrima de esta casa de estudios, quien intervino en los Olímpicos de Beijing 2008 como única mexicana en la especialidad.

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