Comunidades virtuales, diversas en composición e intereses

Se realizó el V Congreso de Estudios de la Información

Se buscó identificar los asuntos que requieren mayor atención académica. Foto: Benjamín Chaires.
En el último año, las cosas han cambiado mucho en la Universidad, el país y el mundo, y hoy tenemos la oportunidad de reunirnos de manera presencial, pero sin cancelar la virtual, que fue como nos encontramos el año pasado en este evento, es decir, estrenamos la modalidad híbrida”, reflexionó Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades.

“Si bien hemos comprobado la eficacidad del trabajo en línea, encontrarnos en un espacio universitario presencial nos permite experimentar con los cinco sentidos la actividad in situ”, añadió.

Durante la inauguración del V Congreso de Estudios de la Información. Comunidades virtuales en la sociedad contemporánea, organizado por el Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI) y el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, Valencia García destacó que hoy vivimos en dos realidades interconectadas, que permiten que, aunque no nos veamos entre nosotros, presenciemos las mismas cosas. “El otro lado de la pantalla es también este lado, puesto que vamos a compartir los mismos contenidos del evento”, señaló.

Las largas sesiones en línea robustecieron a los grupos, acercaron a personas lejanas y se constituyeron en un laboratorio emergente en el que hubo respuestas acerca de la construcción de nuevas comunidades que se venían gestando desde la llegada del siglo XXI, relató.

Georgina Araceli Torres Vargas, directora del IIBI, destacó que en cinco años de realizar el Congreso de la Información en la entidad, éste se ha diversificado, y de 2017 a la fecha se han realizado diversos eventos de la misma naturaleza.

“El tema de las comunidades virtuales no es reciente, pero sigue vigente y con nuevas características. Se considera que este término se acuñó en 1993, y nos muestra que el internet no es solamente el medio por el cual las personas acceden a la información, sino que también a través de éste ellas se comunican para intercambiar opiniones y construir relaciones”, comentó.

Graciela Martínez-Zalce Sánchez, directora del CISAN, agradeció al IIBI porque por segunda ocasión están, con la instancia a su cargo, en un evento juntos. Este Congreso puede ser de mucha relevancia para indagar de qué manera los humanos nos congregamos en distintas plataformas, preguntarnos en qué caso se forman verdaderas comunidades, se reúnen con el propósito de intercambiar información personal o profesional para generar prácticas que desarrollen conocimiento, y que además sean útiles para la otra vida que tenemos después de la pandemia.

Con este evento se buscó: conocer la investigación actual sobre comunidades virtuales para crear un espacio de diálogo entre las diferentes disciplinas, teorías y metodologías desde el cual abordar este objeto de estudio; recuperar las experiencias de investigación empírica al estudiarlas; analizar críticamente los andamiajes conceptuales dominantes en su estudio, y contribuir a la identificación de temas que requieren de una mayor atención académica.

Alejandro Mercado Celis, investigador del CISAN, comentó que el evento analiza comunidades virtuales con diversas características, como aquéllas dedicadas al entretenimiento; las que se forman a través de experiencias comunes o por compartir una identidad; las que hacen acción cívica o política, y otras formadas alrededor de intereses profesionales.

Clasificación

En la conferencia magistral La co-construcción de las comunidades digitales desde las empresas tecnológicas multinacionales, Maximino Matus Ruiz, de El Colegio de la Frontera Norte, explicó que existen tres tipos de comunidades con diferentes valores: análogas (continuos e infinitos), digitales (únicos y finitos), y virtuales (lo que precede y produce a lo actual).

Aclaró que las digitales no tienen principio de identidad y diferencia interna, pero sí externa. “En lo digital un individuo puede ser una comunidad sin tener identidad interna”.

Explicó que las comunidades digitales análogas no pueden ser diseñadas, pero las virtuales sí. Las empresas tecnológicas multinacionales, junto con equipos de antropología y otras ciencias, coconstruyen desde lo digital hasta comunidades virtuales.

“Las digitales pueden ser siempre virtuales, convertirse en análogas o vivir entre ambas dimensiones, pero esto último ya no puede ser diseñado”, finalizó.

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