Con un coloquio celebra Investigaciones Históricas 80 años de vida académica

El Instituto es un referente que se ha mantenido y actualizado, ajustándose a los devenires de distintos momentos y coyunturas

Virginia Guedea, Alicia Mayer, Elisa Speckman, Miguel Armando López Leyva, Gisela von Wobeser, Ana Ybarra y Claudia Agostoni. Fotos: Diana Maldonado.
Desde su fundación en 1945, el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) ha tenido una vida fecunda, que ha crecido de 12 académicos en aquellos años a 80 personas que hoy lo conforman, siendo 63 % mujeres. Además, suma más de 800 publicaciones en este periodo, explicaron académicos de la entidad.

El IIH representa un importante vértice disciplinario e institucional, un referente en el que confluyen el estudio de diversos espacios y tiempos con la realización de proyectos académicos de gran relevancia, afirmó Miguel Armando López Leyva, coordinador de Humanidades.

Al presidir la inauguración del coloquio “Históricas 2025. 80 años de historia”, el funcionario dijo que fue justo en la década de 1940 cuando se sitúa el inicio del proceso de institucionalización y profesionalización del estudio de la historia en México.

Destacó que la convergencia temporal entre la naciente institucionalidad universitaria, la fundación del Instituto y las polémicas sobre el estudio de la historia pueden leerse como un indicio de la importancia que tendría esta disciplina para las ciencias sociales y las humanidades dentro y fuera del subsistema.

López Leyva destacó que Históricas es un referente que se ha mantenido y se ha actualizado, ajustándose a los devenires de distintos momentos y coyunturas. “Ha acompañado las transformaciones en el estudio de la historia, en nuestro país y en el mundo, y ha sido parte de las inevitables pero enriquecedoras disputas académicas, dando lugar prominente a la pluralidad de enfoques”.

Actualmente, el Instituto se organiza en cuatro áreas que reflejan la amplitud de su quehacer: historia de los pueblos indígenas, historia prehispánica hasta 2010, historia colonial, moderna y contemporánea e historia mundial.

Sus revistas –Estudios de la Cultura Náhuatl, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México y Estudios de Historia Novo Hispana– alimentan la discusión especializada y forman parte de los principales índices académicos. Sus publicaciones expresan la diversidad y rigor de sus áreas y el trabajo de sus 24 seminarios permanentes y proyectos, los cuales exploran las distintas áreas de la historia.

“El IIH se renueva cada día en temas de estudio, enfoques teóricos y rutas metodológicas, siendo testigo, pionero y líder en la transformación de la historiografía mexicana”, señaló por su parte la directora de la entidad, Elisa Speckman Guerra.

Señaló que la planta académica se ha renovado generacionalmente, beneficiándose de su programa de incorporación de jóvenes académicos, y de numerosos becarios posdoctorales.

Subrayó que, a lo largo del tiempo, el Instituto ha mostrado un pleno compromiso con la docencia. “Es entidad participante de dos posgrados de la UNAM, Historia y Arquitectura. Además ofrece, por medio de educación continua, diplomados, cursos y talleres. Anualmente, las y los investigadores imparten un considerable número de cursos y dirigen tesis de licenciatura y posgrado”, señaló.

Explicó que, en respuesta a las demandas de la Universidad y del país, se han implementado proyectos de investigación sobre la historia de temas y problemas de relevancia actual, tales como frontera y migración, comunidades indígenas, salud y atención médica o corrupción. “Con ello, el estudio del pasado se pone al servicio de las necesidades del presente. Además, se busca una mayor difusión y divulgación de la historia”, indicó.

En su oportunidad, Gisela von Wobeser, exdirectora e investigadora emérita del IIH, señaló que, a pesar de ser el Instituto más pequeño del subsistema y quizá de la Universidad, sumaba seis eméritos, es decir, realmente era una entidad de excelencia.

“Éstos eran Miguel León-Portilla, Edmundo O’Gorman, José Antonio Ortega y Medina, Joséfina Muriel, Carlos Bosch García y Ernesto de la Torre. Éramos el Instituto con más eméritos de toda la Universidad, pero no en sentido relativo, sino en sentido absoluto, es decir, no había ninguna facultad que nos ganara en número. Gracias a estas personalidades, nuestro Instituto ocupaba un lugar muy destacado en la producción de conocimiento histórico y teníamos gran prestigio”, subrayó.

Agregó que hoy están historiando temas relevantes del México actual, como fronteras, corrupción, migración, salud e historia de las mujeres, y proponiendo políticas públicas relacionadas con ellos.

“Se ha incrementado el trabajo en equipo y las y los investigadores participamos en proyectos colectivos, muchos de ellos interdisciplinarios e interinstitucionales. Se ha fortalecido el intercambio académico con instituciones de otros estados de la República, así como con diferentes países de América, Europa, e incluso África y Asia. El proyecto de comunicación pública de la historia ha permitido que podamos retribuir a la sociedad lo que aquí se genera de conocimiento”, explicó.

En el presídium estuvieron también las exdirectoras Ana Carolina Ybarra González, Alicia Mayer González y Virginia Guedea.

Tres aportaciones

Tras la inauguración, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia, ofreció la primera conferencia magistral del coloquio, donde recordó las figuras de Pablo Martínez del Río, Miguel León Portilla y Alfredo López Austin, así como sus contribuciones a través de libros y artículos que se han convertido en clásicos cuya lectura es necesaria.

Pablo Martínez del Río (1892-1963) fue antropólogo y arqueólogo, primer director del IIH y especialista en estudios de la prehistoria americana. Estudió en Oxford y, mientras estuvo en Europa abordó temas como los hallazgos de la ciudad de Ur y sobre el cráneo de Pekín.

“Ya de regreso a México se especializó sobre el maíz y sus orígenes, su domesticación y la antigüedad del hombre en América. Su libro Los orígenes americanos abrió las puertas al estudio sobre la prehistoria”.

Sobre Miguel León Portilla (1926-2021), dijo que fue un destacado investigador y director del IIH, sabio y eminente conocedor del náhuatl, quien se reconoció como discípulo de Manuel Gamio y el sacerdote Ángel María Garibay.

Destacó libros de gran influencia académica escritos por León Portilla, como La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, y La visión de los vencidos.

“No cabe duda que los planteamientos de Miguel León Portilla tuvieron un marcado innecesario rompimiento con posiciones tradicionales y eurocentristas. Mucho ha avanzado la investigación tanto de las fuentes históricas como de la arqueología a partir de su obra”.

Respecto a Alfredo López Austin (1936-2021), Matos Moctezuma comentó que fue investigador, pero no director de la institución, aunque fue secretario académico antes de irse al Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) en 1977.

“Su tesis de maestría es un libro paradigmático, Hombre, Dios, religión y política en el mundo náhuatl, de lectura obligada para los estudiantes e interesados en el pasado indígena de México”, anotó.

También escribió Augurios y abusiones, una compilación de textos escritos originalmente en náhuatl del siglo XVI, y Textos de medicina náhuatl. “Son tres obras con información novedosa que hablan del interés de López Austin por temas diversos sobre los grupos náhuatl”, finalizó.

Miguel León Portilla y Alfredo López Austin, figuras recordadas.
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