Concepción Company, labor perenne de difusión en humanidades

Es una distinción a la lingüística; la lengua, actividad que ejercemos cada minuto de la vida, señaló la investigadora emérita

Foto: Paula Islas.

Por su labor ininterrumpida en la difusión de la cultura de las humanidades, por el impacto y la inserción social que esa labor supone, Concepción Company Company, investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Filológicas, recibirá el Premio Crónica 2020 en la categoría de cultura.

Dicho galardón distingue “la riqueza intelectual y valores de nuestro país, encarnados en mexicanos de excepción”. La entrega del premio, realizada habitualmente en octubre en el Museo Nacional de Antropología, se pospondrá ante la pandemia por la Covid-19 hasta marzo de 2021.

“Me agrada que sea un reconocimiento en difusión de la cultura, porque cumplo con una de las labores que cualquier académico de la UNAM debe hacer: investigación, docencia y difusión, que se haga aprehensión universal del conocimiento”, destacó.

Además, agregó, es importante que sea una distinción a la lingüística, porque es considerada “el patito feo de muchas disciplinas de las humanidades”; se piensa que es árida o aburrida, cuando es la lengua una actividad transversal, cotidiana, con la que ejercemos cada minuto de la vida.

Sin la lengua no se podría entender la historia, la literatura, los cambios sociales, las manifestaciones culturales más diversas, aseguró.

Covid impactó al lenguaje

La integrante de la Academia Mexicana de la Lengua afirmó que el hecho de vernos sorprendidos, teclear largos mensajes vía WhatsApp en lugar de hacer una llamada telefónica, significa que nos estamos aislando, y privilegiamos la lengua escrita, tecleada, semiinformal y no la oralidad.

Se está produciendo, abundó, “una especie de soliloquio, estamos metidos en nosotros mismos; esto tiene que ver con la pérdida del contacto, que es el estado natural de los seres humanos, y lo que deriva del contacto es la adaptabilidad a patrones. Esto me lleva a decir que este aislamiento nos ha vuelto más intolerantes”.

Los altos niveles de intolerancia y de polarización “tienen que ver con mecanismos de aislamiento que ha generado esta pandemia, más allá de los marcos políticos actuales”, expresó.

No hablaremos igual

La ganadora del Premio Nacional de Artes y Literatura 2019 en lingüística y literatura consideró que hemos pasado de un mecanismo de convivencia de oralidad, nos saludábamos cada día con un beso o abrazo en la vida cotidiana, a otro escribiendo sólo mensajes informales.

“La soledad se puede mostrar en que hacemos soliloquios frente a la computadora, y en ocasiones nos incomoda el otro, las convivencias muy intensas pueden incluso molestar, y preferimos aislarnos.”

Sin duda, explicó, no tenemos distancia suficiente para poder apreciar estas consecuencias, pero esto impactará en cómo se va a sedimentar cierto vocabulario, ciertas construcciones.

“En más de seis meses hemos escuchado eufemismos por parte de políticos. Además de la incertidumbre que genera esto, por ello algo ocurrirá, porque finalmente estamos en soledad; cuanto más se prolongue esta pandemia más impactará, no hablaremos igual, aunque creamos que estamos haciendo lo mismo”, precisó.

Consultada sobre cuál podría ser la palabra del año, la académica de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) dijo que podría ser contagio, debido a que viene de “contacto”, de “tocar”, y proceden de la misma raíz.

Es mexicana por naturalización desde 1978. Estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas y la maestría y el doctorado en Letras (Lingüística Hispánica) en la FFyL.

Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores en su nivel más alto, así como de los consejos editoriales del Journal of Historical Linguistics, Revista de Filología Española, Nueva Revista de Filología Hispánica, Revista de Historia de la Lengua Española, Transactions of the Philological Society, Boletín de Filología, entre otros.

Desde 2012 codirige el proyecto Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América (CORDIAM). Sus áreas de trabajo son la sintaxis histórica, la filología y la teoría del cambio lingüístico.

En 1992 recibió el Premio Universidad Nacional para Jóvenes Académicos; en 1995, el Premio Nacional de Lingüística Wigberto Jiménez Moreno; en 2012, el Premio Universidad Nacional en Investigación en Humanidades. En 2016 ingresó a El Colegio Nacional.

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