Avanzar hacia la igualdad, un reto civilizatorio

“No puede ser que tengamos personas incorporadas al mundo del trabajo que carecen de los derechos de ciudadanía. Y esto pasa en el siglo XXI”: Yolanda Díaz Pérez

Los derechos laborales permiten ensanchar la democracia, y hoy enfrentamos un desafío civilizatorio que es combatir la desigualdad y las múltiples formas de la precariedad que impiden vivir con dignidad a los trabajadores y avanzar hacia la igualdad, afirmó en la UNAM, Yolanda Díaz Pérez, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social del Gobierno de España.

Al participar en el conversatorio Derechos humanos laborales ante un mundo en transformación, organizado por la Facultad de Derecho (FD), añadió que ganar esos derechos permite acometer la desigualdad en los países. “No puede ser que tengamos personas incorporadas al mundo del trabajo que carecen de los derechos de ciudadanía. Y esto pasa en el siglo XXI”.

Durante la sesión presidida por el director de la FD, Raúl Contreras Bustamante, Díaz Pérez resaltó que el trabajo, por muchas transformaciones que sufra, no es una mercancía.

En el mundo laboral, expuso, se requieren cambios. En el proceso de hacer el modelo productivo “absolutamente ecológico”, los trabajadores no pueden quedar excluidos.

Además, prosiguió, ha de ser feminizado y tener relaciones laborales igualitarias, no sólo en el ámbito primario, con idénticos derechos e iguales retribuciones, sino tener una mirada diferente, con la aportación del feminismo.

Díaz Pérez detalló que esa feminización incluye incorporar en las partes de la negociación entre sindicatos y empresarios los derechos fundamentales de las mujeres y de las personas LGBTIQ+, y avanzar a un lugar donde la democracia sea real.

En el Aula Magna Jacinto Pallares de la FD refirió que la modernidad no está reñida con los derechos fundamentales ni laborales, los cuales se deben respetar si una persona hace su trabajo remoto.

La experta señaló que esas grandes transformaciones no se deben asumir con miedo; por el contrario, se requiere mandar dos mensajes: uno de esperanza a los trabajadores del mundo, pues los grandes cambios son compatibles, por muy difíciles que sean, con los derechos laborales y la fortaleza colectiva; otro, de que viva la modernidad, las transformaciones tecnológicas, digitales, ecológicas, feministas y las que fueren, pero siempre con derechos fundamentales y laborales.

La economista Norma Samaniego Breach, integrante del Consejo Académico Asesor del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, dijo que las comunicaciones y la tecnología han cambiado a una velocidad jamás vista por la humanidad. La “gran corporación” que fue modelo, ya no tiene una gran planta laboral, sino que se estructura en torno a proyectos efímeros, dispersos en el mundo.

Muchos trabajos, manuales e intelectuales, han sido sustituidos hoy por las máquinas. También, los remotos son “una nueva modalidad para la cual no tenemos una estructura real de protección”.

Se han dado transformaciones radicales en la fuerza de trabajo. La irrupción de la mujer en un mundo esencialmente masculino fue un cambio que requirió respuestas a nuevas necesidades, muchas de las cuales no se han satisfecho aún, por ejemplo, en el campo de las pensiones.

En otro caso, para el trabajo migratorio, presente en todo el mundo, no se ha encontrado una respuesta satisfactoria de regulación y protección, mencionó Samaniego Breach.

Los efectos combinados de estas tendencias son síntomas de una profunda revolución que está cimbrando las estructuras de la legislación laboral que surgió a principios del siglo XX, refirió.

Además, la lucha de las organizaciones laborales también ha cambiado; antes se centraba en el salario y las condiciones de trabajo, y ahora, muchas se preocupan por cómo puede sobrevivir la empresa ante los cambios y el despido de miles de empleados, y los esquemas de seguridad enfrentan problemas por la mayor esperanza de vida de la población que pone en jaque a los sistemas de pensiones en el mundo. Los retos son muchos, concluyó.

Paradigma

Carla Jiménez Juárez, profesora de Derecho del Trabajo de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, acotó que actualmente estamos ante un paradigma el cual implica el reconocimiento de que “los derechos laborales son derechos humanos laborales”.

Asimismo, que el derecho del trabajo no puede ser ajeno al género, y éste incluye el reconocimiento y la implementación de medidas para sancionar y erradicar todas aquellas conductas donde se violenten los derechos de las mujeres trabajadoras.

Entre los desafíos en el contexto laboral, opinó, está lograr que se alcance la igualdad formal que existe en instrumentos internacionales, en las leyes, que reconoce la obligación estatal de implementar políticas para erradicar la discriminación y violencia laboral. El reto no es sencillo, porque se deben implementar los mecanismos para hacer exigible esa normatividad.

La sesión, en la que estuvo el embajador de España en México, Juan Duarte Cuadrado, fue moderada por Enrique Larios Díaz, presidente del Colegio de Profesores de Derecho del Trabajo de la FD.

Foto: Francisco Parra.
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