Convocan a instaurar una justicia restaurativa en violencia de género

Mesa de diálogo de académicas y especialistas de la UNAM y de instituciones educativas de Iberoamérica

El enfoque punitivo en estos casos no ha dado respuestas ni resultados positivos.

Académicas y especialistas de la Universidad Nacional, así como de instituciones educativas de Iberoamérica, convocaron a que se instaure la justicia restaurativa tanto a víctimas como agresores en casos de violencia de género, y no sólo se aplique un proceso de perfil penal y punitivo.

“El enfoque punitivo en estos casos no ha dado respuestas ni resultados positivos; no es la mejor opción para todos los involucrados, se debe empatizar con víctimas y agresores hacia una cultura de paz social e individual”, señalaron.

La Mesa de Diálogo Justicia Restaurativa, Perspectiva de Género y Trabajo con Masculinidades como Herramientas para la Construcción de Paz, fue parte de los trabajos de la UNAM sobre el #25N, Día Internacional para la Erradicación de la Violencia, y fue convocada por la Comisión Interna para la Igualdad de Género de la Facultad de Ingeniería (FI).

En la apertura, Virginia Domingo de la Fuente, consultora internacional sobre Justicia Restaurativa, afirmó desde España que el castigo a los agresores, aun con penas más robustas, no ha hecho que cesen ni la violencia ni las muertes. Por eso es importante, apuntó la jurista egresada de la Universidad de Burgos, que no se deje de gestionar la parte emocional de estas acciones, “saber qué ha llevado a los agresores a cometer dichos actos”.

“¿Qué los ha llevado a ello? No son unos monstruos, es un problema de educación en valores, a veces ni ellos mismos saben que han cometido un delito. Dicen: ‘Yo tengo este rol masculino, ¿por qué he hecho mal?, y no entienden el daño qué han causado, por lo que la reparación debe empezar por ellos mismos”, reflexionó.

Masculinidad, una imposición

María Gabriela Córdoba, doctora en Humanidades por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán, Argentina, aseguró que lejos de ser una esencia, la masculinidad es una construcción cultural, donde los varones tienen que ejercer ciertos mandatos para garantizar su rol social.

La especialista en Psicoanálisis y Género enumeró algunos de esos mandatos impuestos a los hombres: “Ser siempre superior, ocultar emociones, nunca débiles ni vulnerables ni incompetentes; preocupados por los logros y no los afectos, pero sobre todo naturalizar su rechazo a la femineidad”.

“Desde la infancia se les instruye a los hombres que no deben comportarse como bebés o como niñas, que no tienen permitido angustiarse y que, por el contrario, deben realizar actividades peligrosas, lo que termina por concluir que sólo hay una forma de ser: como la sociedad les impone”, precisó.

Geru Aparicio Aviña, licenciada en Psicología de la UNAM, especialista en criminología, tanatología e intervención en crisis, expuso que las medidas punitivas terminan con el desgarre del tejido social, debido a que el impacto y castigo del delito de género impacta no sólo a todo el sistema familiar, sino incluso a las generaciones.

“El daño a las mujeres impacta comunitariamente; por ello, es importante que la reparación incluya a todas las partes involucradas”, resaltó.

Las mujeres, continuó Aparicio Aviña, tampoco deben ser responsabilizadas de la fractura familiar. Se tiene que evitar el deterioro de los vínculos, y el camino punitivo no es la mejor opción para todas las personas, indicó.

En la mesa, moderada por Oscar Borja Santana, de la FI, estuvo también Luciana Cataldi, jurista y mediadora argentina, quien argumentó que el sistema punitivo-retributivo (delito-castigo), es patriarcal y contrario al paradigma restaurativo que busca conseguir la paz social e individual.

“El trauma no transformado es el trauma transferido, por ello hay que dar un corte a esa situación. Cuando hemos indagado sobre el pasado de las víctimas nos hemos encontrado con que la madre, la abuela y ancestras también fueron presas de violencia de género o sexual”, abundó.

Que quede claro, finalizó, “tampoco hay que romantizar la justicia restaurativa, porque la mujer no nace feminista ni el hombre machista, lo que sucede es que prevalece un analfabetismo emocional en todo el mundo”.

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