Cuatro décadas del Laboratorio de Prospección Arqueológica

Se han realizado estudios en más de 120 sitios de México, y en algunos de Bolivia, Italia, España y Turquía

Con el georradar, en Teotihuacan. Fotos: LPA.

Detallados estudios de civilizaciones antiguas se pueden realizar antes de excavar un sitio utilizando la prospección arqueológica, disciplina en pleno auge que recurre a técnicas de geofísica y geoquímica para analizar vestigios debajo de un templo antiguo, de una vivienda milenaria o una zona prehispánica a cielo abierto.

Esta disciplina, que mezcla técnicas científicas que dan luz a precisas interpretaciones antropológicas, se practica con mucho éxito desde hace 40 años en la UNAM, en el Laboratorio de Prospección Arqueológica (LPA) del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA), donde se han realizado estudios en más de 120 sitios de México y algunos de Bolivia, Italia, España y Turquía.

Los sofisticados procedimientos permiten hacer teledetección bajo la superficie, utilizar métodos sísmicos y acústicos, detectores de metales, análisis químicos de materiales y drones para fotografía aérea, todo para indagar un sitio.

“Son 40 años de mucho trabajo, de numerosas actividades y tropiezos, pero también de salir adelante, y eso es muy importante. En torno a este laboratorio ha crecido mucha gente y se han armado equipos, que es una de las razones más satisfactorias, que hay un gran trabajo en equipo”, dijo Ana Bella Pérez Castro, directora del IIA.

Previamente a inaugurar las Jornadas de Trabajo Interdisciplinario 40 años del Laboratorio de Prospección Arqueológica, recordó que dicho espacio fue puesto en marcha a inicios de 1983, y para 1985 desarrolló una propuesta metodológica con todos los recursos técnicos disponibles para el estudio de sitios arqueológicos desde la superficie, integrando las técnicas de prospección geofísica y geoquímica.

Para celebrar estas cuatro décadas de trabajo se realizó, del 6 al 9 de marzo, esta actividad académica híbrida, desde el Auditorio Jaime Litvak King del IIA –con 36 ponencias–, y a la que asistieron más de 15 invitados extranjeros, además de los académicos de Antropológicas. Se expusieron los trabajos de integrantes del LPA relacionados con pintura mural, cerámica maya prehispánica, caracterización de materiales arqueológicos, de hornos en el área maya o de conservación del patrimonio metálico enterrado, entre otros temas.

Este método permite ubicar desde la superficie lugares de interés en el subsuelo, y guiar la excavación antes de llevarla a cabo, explicó Luis Alberto Barba Pingarrón, fundador y titular del LPA, además de investigador del IIA.

El especialista es ingeniero químico, maestro en Geología y doctor en Antropología, así que desde hace 40 años combina su formación en diversas disciplinas con el campo de la prospección arqueológica y el uso de equipos geofísicos para buscar vestigios bajo el suelo sin dañarlo.

En la ponencia inaugural del evento, Barba Pingarrón recordó que en 1983 se diseñó y construyó un Laboratorio Móvil, y entre 1980 y 1984 por primera vez se utilizó completa la metodología para el estudio de sitios arqueológicos desde la superficie. Se estudiaron 1.4 hectáreas de terreno en San José Ixtapa, Guerrero, y se interpretó como un lugar de producción de mercurio y habitacional.

En el piso de una casa en Hacienda Metepec, Teotihuacan (Estado de México), se hizo el primer mapa de distribución de fosfato, mientras que en San Vicente Xiloxochitla, Tlaxcala, se compararon por vez primera los resultados químicos con las actividades observadas en el lugar.

Para 1998, los integrantes del LPA recibieron la donación de un georradar de la Universidad Brighman Young, Utah; mientras en Corralito, Chiapas, se hizo la paleotopografía de un predio, generando un modelo en tercera dimensión.

Colaboraciones internacionales se han efectuado en el montículo de Akapana en Tiwanaku, Bolivia, y en Chiclana, España. Más recientemente se hacen estudios bajo los andamios de la catedral de Santa Sofía, en Estambul, Turquía, y se mantiene la colaboración con el Laboratorio de Geofísica de Garchi, en Francia, que tiene un equipo de resistividad electrostática.

Calakmul, Campeche.
También podría gustarte