Cuidar la naturaleza, base del bienestar social: Julia Carabias

Clave, involucrar a comunidades campesinas e indígenas en el buen uso y conservación de los recursos naturales

En el Centro de Ciencias Genómicas. Foto: Francisco Parra.

El cuidado de la naturaleza es la base del bienestar social, y una clave para entrelazar ambos conceptos es involucrar a las comunidades campesinas, en especial indígenas, en el buen uso y conservación de los recursos naturales de sus tierras, afirmó Julia Carabias Lillo, profesora de la Facultad de Ciencias (FC) y doctora Honoris Causa por la UNAM.

Mantener y conservar la biodiversidad planetaria es fundamental para el desarrollo de todas las especies, poblaciones y ecosistemas, señaló durante la conferencia Sin Biodiversidad no hay Bienestar, con la que inició el ciclo Cambio Climático, Desarrollo Sustentable y Biodiversidad, realizado en el Centro de Ciencias Genómicas (CCG) del campus Morelos.

En el Auditorio Guillermo Soberón del CCG, Carabias, integrante de El Colegio Nacional, mencionó que entre las causas del deterioro de la biodiversidad destacan que entre 30 y 50 por ciento de la tierra del planeta está explotada por humanos; la selva tropical desaparece rápidamente, liberando bióxido de carbono e incrementando la extinción de especies; más de la mitad del agua dulce está siendo usada; el desvío de ríos por la construcción de presas es común; y la población de ganado, que produce metano, alcanza los 1.4 mil millones de cabezas.

Más daños

“Las sociedades humanas, como nunca en la historia, han impactado el funcionamiento natural del planeta. El progreso de la humanidad está ocurriendo a costos muy elevados para la naturaleza, extraemos más recursos de los que se reponen naturalmente y desechamos volúmenes de residuos contaminantes muy por encima de los que la naturaleza puede absorber, incluso con la ayuda de tecnología”, indicó.

También afectan el crecimiento poblacional y su dispersión en los territorios; los desenfrenados patrones de consumo de la cultura global de las últimas décadas; las inadecuadas tecnologías que no respetan los principios ecológicos del funcionamiento de la naturaleza, ni incorporan la sustentabilidad ambiental de la producción.

Daña, continuó, una economía creciente que prioriza la maximización de la ganancia y el incremento del producto interno bruto (PIB) sin considerar el deterioro o agotamiento del capital natural.

En los mares, explicó Carabias, las pesquerías remueven 25 por ciento de la producción primaria de los océanos y 35 por ciento de las aguas continentales. “El uso de energía aumentó 16 veces durante el siglo XX y la agricultura utiliza más nitrógeno en los fertilizantes de la que es naturalmente fijada por todos los ecosistemas terrestres”, añadió.

Además, la quema de combustibles fósiles y la agricultura han elevado las concentraciones de gases de efecto invernadero, 30 por ciento de bióxido de carbono y 100 por ciento de metano, alcanzando los niveles más altos de los últimos 400 mil años. “Se estima que anualmente se podrían estar perdiendo del orden de 16 millones de poblaciones, es decir, mil 800 poblaciones por hora”, denunció.

En las últimas cuatro décadas, la abundancia de individuos en las especies de vertebrados ha declinado 28 por ciento, colocando rápidamente a muchas de ellas en camino de la extinción. “Posiblemente estemos ante el desencadenamiento de la sexta ola global de extinciones masivas en la historia geológica del planeta”, subrayó.

 

Biodiversidad y políticas públicas

Julia Carabias asentó que la biodiversidad tiene un valor intrínseco. “Los humanos somos parte de ella y no tenemos derecho de interrumpir la evolución de la vida”.

Aseveró que la biodiversidad constituye el capital natural de las naciones para su desarrollo y bienestar, y destacó que mantener la funcionalidad de los ecosistemas es condición para un crecimiento sostenible y sostenido, para la reducción de la pobreza y la mejora de la calidad de vida.

“Los sistemas productivos deben ser sustentables y diversificados. Requerimos una nueva cultura que valore y respete la biodiversidad y sus servicios ambientales, disminuya el consumo y exija productos sustentables”, concluyó.

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