Cuidar y recuperar el suelo son prioridades en agenda de la UNAM

La Universidad cuenta con 74 proyectos de indagación; 30 por ciento están vinculados con la biodiversidad y los servicios ecosistémicos

Para recuperar el suelo degradado que pisamos en las ciudades pueden pasar muchos cientos de años, por lo que es necesario poner atención en este problema para promover el cuidado y la recuperación del mismo, destacó Blanca Prado, titular del Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo (PUEIS).

“Es un asunto de todos, del gobierno al reconocer el suelo como recurso natural no renovable y posicionarlo en la agenda nacional como el elemento fundamental para la prosperidad social, política y ambiental del país; en la academia el estudio e investigación del suelo deben ser interdisciplinarios, y en la sociedad es urgente comprender que del suelo depende la seguridad alimentaria, hídrica, de salud y energética de la población”, reflexionó la investigadora.

Tras reconocer que aproximadamente 50 por ciento del suelo en México tiene algún nivel de degradación y que las actividades humanas son las responsables, la doctora en Hidrología enfatizó que las decisiones que se toman en torno al suelo son muy importantes.

Recordó que de 1993 a 2011 se transformaron cinco millones de hectáreas de áreas naturales en terrenos agropecuarios, zonas urbanas y otras de infraestructura, lo que representó un cambio de 3.8 por ciento de la superficie total de espacios naturales en tan sólo 18 años.

Además de su degradación, aclaró, un mal manejo de este recurso favorece el calentamiento global, altera el ciclo hidrológico, genera la inseguridad alimentaria, llevando a enfermedades. Por el contrario, un buen manejo mitiga el cambio climático, regula el ciclo hidrológico, favorece la producción de comida y por ende, lleva a mejoras en la salud de las personas.

Blanca Prado comentó que la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) ha calculado que para que se forme un centímetro de suelo a partir de roca consolidada se requieren mil años, lo que debe llevarnos a reflexionar sobre el tiempo que se requiere para recuperar el terreno que ha sido afectado en el país.

Actualmente, detalló, en la UNAM se realizan 74 proyectos de investigación relacionados con el suelo, de los cuales el 30 por ciento están vinculados con la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.

Además, dijo, 205 académicos en esta casa de estudios se dedican al estudio del tema desde diferentes áreas del conocimiento y se imparten cien cursos con el suelo como tema principal en bachillerato, licenciatura y posgrado.

Adelantó que el PUEIS trabaja en la puesta en marcha de su proyecto “Suelos en el Bachillerato UNAM”, cuyo objetivo es crear redes que involucren a alumnos y docentes desde las sedes del Colegio de Ciencias y Humanidades y la Escuela Nacional Preparatoria para realizar actividades que refuercen la enseñanza del suelo en este nivel educativo.

“Los objetivos del programa son promover la investigación interdisciplinaria y que la enseñanza de la ciencia del suelo ocurra de esa forma, es decir, que a los estudiantes les enseñemos las ciencias del suelo desde distintas áreas del conocimiento, y el PUEIS lo hará desde el bachillerato”, comentó la investigadora.

Para poner este proyecto en marcha ya se platica con las secretarías académicas del bachillerato universitario y generar una estrategia de trabajo dedicada a profesores y estudiantes, elaboración de materiales, prácticas y, una vez que esté listo se invitará a colaborar a todos aquellos que lo deseen, aclaró Prado.

A su vez, Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador emérito de la UNAM, comentó que es particularmente interesante el trabajo y los estudios desde diferentes disciplinas, pues el mejor camino para conservar nuestro planeta es entenderlo.

“Es importante que la Universidad tenga la iniciativa de instaurar este programa que abre un potencial muy grande de colaboraciones, sobre todo en la parte de centros de investigación, escuelas, además de sectores empresariales y de gobierno”, reflexionó el miembro de la Junta de Gobierno de esta casa de estudios.

A su vez, Dionisio Meade y García de León, presidente de Fundación UNAM, evocó que tierra y agua son dos recursos que no se pueden disociar y habría que concebirlos como no renovables, sobre todo si no los cuidamos.

“Seguramente en eso subyacen los desafíos del cambio climático, pues lo que se genera es el daño de la tierra y la disponibilidad de agua. Debemos cuidarlos y protegerlos, pues su importancia radica en la relevancia que tienen para nuestra vida”, finalizó.

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