Cumple el mundo 80 años con Bob Dylan

Recibió el Nobel de Literatura en 2016; sus canciones, vigentes por sus letras

La primavera de los años 60 corría en Ciudad Universitaria. Era apenas la tercera generación de alumnos en las aulas del Pedregal y el futuro se aproximaba “como una piedra que rueda”. Ahí Bob Dylan irrumpió en la escenofonía generacional: escucharlo simplemente “significaba decir que no estábamos conformes con el mundo que teníamos”, dijo Héctor Castillo-Berthier del Instituto de Investigaciones Sociales.

Como nunca los oídos decodificaron letras, la interpretación de éstas era infinita. “La lectura de sus canciones tuvo que ver con la búsqueda de justicia, de paz”, expuso Pablo García y Colomé de la Facultad de Ingeniería (FI).

Y como antorcha generacional, Josué Urquiza Cerecedo, educador musical de la FES Aragón, con 35 años de edad, aclaró que las canciones de Bob Dylan siguen vigentes, principalmente por sus letras, “porque más allá de ser un cantautor es un poeta, y la poesía trasciende con el mundo, les he enseñado algunas piezas a mis alumnos”.

Lo anterior, a propósito de los 80 años de vida de Robert Allen Zimmerman (24 de mayo de 1941), su auténtico nombre.

Portavoz de una generación

Son tres universitarios y su reinterpretación, desde muy diversas trincheras, del músico estadunidense, portavoz de una generación, al que lo mismo puede imaginársele ante una máquina de escribir o con un bolígrafo, que compartirlo en el mundo de las seis cuerdas y el aliento de su armónica.

Con 50 años de músico profesional, 45 álbumes, y parte de la banda sonora desde los años 60, con una generación de ruptura, Bob Dylan refrendó su atípica vida como el escritor 113 desde 1901, pero el primer músico que recibía el Premio Nobel de Literatura en 2016.

Incluso un año después, la Universidad de Tulsa en Oklahoma, Estados Unidos, creó el Instituto de Estudios de Bob Dylan, el cual calcula que hay más de dos mil libros escritos sobre el autor.

Así, basado en la paráfrasis de otros músicos, Pablo García y Colomé, académico del área de matemáticas de la FI, con 44 años de experiencia en las aulas, consideró que sólo entre 300 y 400 años podrá verse el nacimiento de otro artista similar.

“En mi época no había a quien no le gustara, nunca fue una persona gris, sino contestatario, influyente en generaciones, con 60 años en los escenarios. Es una ventana para asomarse a una generación, su vigencia sigue y una prueba es que ha recibido premios en distintos tiempos, en los que su voz y espíritu han transgredido”, resaltó.

Dylan significa tanto, expresó Castillo -Berthier: es rebeldía, es un grito, es denunciar alguna intransigencia, mostrar esa inconformidad. Y con ella se formó toda una generación en estos 80 años; deberíamos recuperar ese espíritu de lucha, decirle a él “muchas gracias, chido, gracias por tu aporte, muchas generaciones lo hemos aprendido, y habría que decirles a los más chavitos que lo difundan en sus redes porque es una música que vale mucho”.

Icono literario

Josué Urquiza Cerecedo, maestro de guitarra y canto de la FES Aragón, aseguró que Bob Dylan ha trascendido más allá de un símbolo musical, fue del folk al rock, a ser un icono literario, porque sus letras han influenciado a múltiples artistas hasta en su manera de componer. “Es un músico completo dentro de su género. Se convirtió en un portavoz de lo que muchos jóvenes querían expresar, incluso influenció a The Beatles, The Rolling Stones, o a Joaquín Sabina”, opinó.

En tanto, García y Colomé evocó lo que la Academia Sueca del Premio Nobel destacó al entregarle el galardón. “Dijeron que evidencia la acumulación de conocimientos, dominio de alegorías, de las figuras retoricas, las metáforas, los juegos de palabras, las aliteraciones o repeticiones, con un discurso simple y contundente, características de un maestro que alcanzó ya la posteridad”.

Cuando se inventó la imprenta, parafraseó Pablo García, la poesía perdió su voz viva, enmudeció, perdió su música, y Dylan devolvió la voz a la poesía; al premiarlo la academia, retornó la voz.

Por último, el también músico Héctor Castillo-Berthier, director del Proyecto Circo Volador y coordinador de la Unidad de Estudios Sobre la Juventud en la UNAM, ofreció desde su experiencia la recomendación para disfrutar sonoramente de la obra de Dylan.

“Hay un disco en especial que se llama Blonde on blonde, magnífico, tiene unas canciones ineludibles, y la primera versión que hizo del tema Sad eyed lady of the lowlands, que casi dura 15 minutos, es una de las mejores creaciones que tiene, pero hay muchas más”, concluyó.

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