Obra monumental de Delcy Morelos en el MUAC
El espacio vientre invita a reconectarnos con la tierra

La instalación se inauguró el pasado 18 de octubre y podrá visitarse hasta el 7 de junio de 2026. Curada por Alejandra Labastida y Daniel Montero, da comienzo a una nueva línea de comisiones del MUAC, dedicadas a proyectos inmersivos y de sitio específico.
La trayectoria de Delcy Morelos la ha convertido en una de las artistas latinoamericanas más relevantes de la escena contemporánea. Formada en la Escuela de Bellas Artes de Cartagena, vive y trabaja en Bogotá. Su práctica, anclada en la cosmovisión ancestral andina, combina elementos del arte povera, el minimalismo y el land art. Sus exposiciones más recientes incluyen Profundis (Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Sevilla, 2024), Interwoven (Pulitzer Arts Foundation, St. Louis, 2024) o El abrazo (Dia Chelsea, Nueva York, 2023).
Enfundada en un overol, descalza, con las manos y los pies salpicados de arcilla, Delcy Morelos se sienta a conversar con nosotros en el centro mismo de su instalación. Para ella la tierra no es un material, sino un cuerpo vivo.
“Todos estamos hechos de tierra; es de lo que nos alimentamos. El mundo contemporáneo ha vuelto el museo un lugar donde los objetos se sacralizan. Así que tener aquí la tierra es devolverle su carácter sagrado, como lo entendían los ancestros”.
La obra, concebida como un espacio de introspección, invita a reconectarnos con la madre tierra, desacralizada por siglos de explotación y olvido. Para la pieza, Morelos se inspiró en las arquitecturas prehispánicas circulares de América Latina, en particular en la pirámide de Cuicuilco y en el Espacio Escultórico de la UNAM, ambos cercanos al museo. Pero también en los sitios arqueológicos de Cantona, Puebla; Tetzcotzinco, Texcoco; Caral, Perú, o el Santuario de Nacelagua, Estado de México, entre otros. Aunque, claro, aquí nos aventuramos en el interior de una pirámide circular invertida.
“Quería que el visitante sintiera que entra en un vientre: oscuro, redondo, húmedo, un lugar donde todos hemos estado”, dijo Morelos. “La obra relaciona el vientre materno con el de la madre tierra. Es un espacio de gratitud, para darle las gracias por todo lo que nos provee”.
La tierra utilizada proviene del municipio de Otumba, Estado de México, y será devuelta al mismo lugar al término de la exposición. El proyecto contó con el apoyo del despacho ASPJ (Agencia Social de Paisaje), especializado en bioconstrucción y permacultura. La arcilla rojiza fue mezclada con paja y semillas, de modo que, durante el montaje, comenzaron a brotar pequeñas plantas, recordando que la vida siempre emerge donde hay agua. El aroma del maíz en la sala evoca la agricultura y las cosmovisiones locales.
“La arcilla roja tiene hierro, lo mismo que nuestra sangre”, señaló la artista. “Era importante que el color de la tierra se pareciera al de la vida. Algunas semillas nacieron solas, porque la tierra tiene vocación de generar vida. Cuando la arcilla y la paja se sequen, volverán al campo como nutriente para otras plantas”.
La artista atribuye su vínculo con la tierra a su infancia en Tierralta, un poblado caribeño donde creció junto a su abuela de ascendencia indígena. Más tarde, su relación con sabedores indígenas del Amazonas, como Isaías Román del pueblo murui, y con la curandera ecuatoriana Carmen Vicente, le permitió entender la tierra como una entidad viva.
“Mi abuela cultivaba todo lo que comíamos. El piso de la casa era de tierra. Aprendí desde pequeña a respetarla”, recordó. “No estamos apartados de la naturaleza: somos naturaleza”.
Morelos concibe la instalación también como un lugar de descanso y comunión. “Quise que el espectador se sintiera tranquilo, que entrara al centro y respirara. Estar aquí es recordar que la muerte y la vida son parte del mismo ciclo. Todo vuelve a la tierra y todo sale de ella”.
La exposición se acompañará de un programa de talleres, visitas guiadas y conferencias, entre ellas la magistral “Lengua y territorio”, que impartirá la lingüista mixe Yásnaya Elena Aguilar Gil en marzo de 2026.