A 500 años de la caída de Tenochtitlan

Diálogo sobre el uso y vigencia del término conquista

Las discrepancias conceptuales son parte central de los debates

¿Conquista, invasión, guerra, rebelión? ¿Cuál es el término correcto para definir lo ocurrido hace 500 años en la caída de Tenochtitlan? Como parte del programa México 500, los historiadores Alicia Mayer y Federico Navarrete participaron en la conversación titulada Nombrar la Conmemoración, transmitida por Cultura UNAM.

Mayer expuso de entrada que así como hace tres décadas se discutía cómo conmemorar el quinto centenario de la llegada de Cristóbal Colón a América, lo que generó una intensa polémica entre los intelectuales sobre si hablar de descubrimiento, invasión o encuentro de dos mundos, ahora las discrepancias conceptuales son parte central de los debates, lo que indica que el problema de las definiciones es permanente.

En el diálogo moderado por Paola Morán, secretaria técnica de Vinculación de Cultura UNAM y del Consejo Asesor de México 500, la historiadora se planteó el problema de cómo nombrar un hecho que durante cinco siglos ha tocado las fibras más sensibles de la psicología nacional. “Se trató de una guerra, de eso no hay duda. Las consecuencias fueron de tal magnitud que emergió de aquello una nueva realidad que se llamó Nueva España, algo inédito, una verdadera revolución en todos los órdenes de la vida”.

Para ella, lo ocurrido el 13 de agosto de 1521 no fue la conquista de México. “Suponerlo así implicaría una visión histórica sustancialista que da por cierta y desde siempre la existencia de un ente histórico llamado México. Se ha demostrado que un reducido grupo de españoles, llamados los conquistadores, no vencieron solos a los indígenas de la gran Tenochtitlan, sino que fueron los miles de aliados indígenas los que posibilitaron la caída. En este 2021 revivimos muchas de las controversias del pasado, lo que nos indica que hay temas que no han quedado resueltos”.

Desde su punto de vista, detrás del uso de palabras como conquista o invasión se permea una ideología, de ahí que conceptualizar sea clave para emprender con éxito todo proyecto de investigación histórica. “Reflexionar sobre la semántica de los conceptos utilizados no es un alegato superfluo, exige de una reflexión crítica.

“La historia es tan compleja que parecen caber todos los términos para las distintas etapas de los procesos que se vivieron. Cambian sus sentidos, no son inmutables. Cada generación busca explicaciones de acuerdo a su propia perspectiva y circunstancias. La historia es vida, dinamismo y transformación constante.”

Opinión pública

Federico Navarrete sostuvo que la discusión sobre el término no se da tanto entre académicos, porque la mayoría de los historiadores lo usan “para bien o para mal”, así que está generalizado y se acepta que tiene diversas acepciones. Es en la opinión pública, agregó, donde despierta resquemores, pero aun así es útil para abordar el acontecimiento. “El concepto de conquista es muy pragmático y hace que todo mundo sepa de qué estamos hablando, y eso hace que continúe teniendo vigencia, aunque no estemos de acuerdo con sus diferentes significados”, precisó.

Su propuesta para discutir su pertinencia radica en explicar que el concepto tiene tres etapas fundamentales. La primera fue el uso que se le dio en el siglo XVI por parte de los propios conquistadores españoles para obtener más prebendas y encomiendas, pero también por los indígenas conquistadores que se les unieron para combatir a los mexicas. “Entonces es algo intercultural desde su origen, y eso es muy interesante porque siempre la pensamos como una imposición española, pero más bien hay que pensar ese primer momento como una cocreación que permitió construir una serie de acuerdos políticos que son la base de la Nueva España”.

La segunda etapa se dio dos o tres décadas después de la victoria de Hernán Cortés y sus aliados, cuando empezó a imponerse una nueva definición del concepto con la cual la conquista era vista como pacificación, civilización o conversión religiosa, idea desarrollada desde las élites del gobierno español. “Esta versión busca reducir la visibilidad de la violencia y verla como una acción de gobierno (…) Es un concepto que durará tres siglos”.

Finalmente está la versión que data del siglo XIX promovida por diversos historiadores para quienes los vencedores habían sido sólo españoles, es la idea de la conquista total que, además, marca el fin de los grupos indígenas e inicia la época del mestizaje. “Devalúan la participación de los indígenas conquistadores, construyen la imagen de una Malinche traidora al igual que los tlaxcaltecas y de otros grupos indígenas que simplemente se dejaron engañar”.

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