Evento académico paralelo a la Conferencia de las Partes

Diálogos de la UNAM sobre la COP26 y el clima futuro

Foro organizado por la Sede UNAM-Reino Unido en colaboración con el ICACC y el PINCC y con la participación de especialistas británicos

Del 4 al 11 de noviembre se llevó a cabo un evento académico universitario, paralelo a la Conferencia de las Partes que tuvo lugar en Glasgow, Escocia. En él se presentaron jornadas de Diálogos sobre el Fenómeno del Cambio Climático. Las jornadas, organizadas por la Sede UNAM-Reino Unido (Centro de Estudios Mexicanos) en colaboración con el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICACC), y el Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC), dieron a conocer algunas de las múltiples investigaciones y proyectos realizados por la UNAM para atender esta emergencia global, al tiempo que se establecieron diálogos con especialistas británicos de las universidades de Sussex, Loughborough y Robert Gordon. Se abordaron temas acuciantes que nos conciernen a todos.

Desde la primera reunión, la COP1, realizada en Berlín, Alemania, en 1995, se ha buscado llegar a acuerdos internacionales. Veintiséis años después se comprueba que están sucediendo las cosas que se predijeron en aquel entonces: la elevación de la temperatura global debido a la emisión de gases de efecto invernadero, aumentos en la frecuencia y magnitud de eventos climáticos extremos, el ascenso del nivel del mar, la acidificación de los océanos y la migración climática, entre otros.

La crisis climática

Durante este siglo la humanidad enfrentará cambios profundos en el sistema climático como resultado de la modificación que las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero han tenido sobre la composición química de la atmósfera. Este cambio climático, también llamado calentamiento global, será el problema ambiental más importante que enfrentaremos durante este siglo. Los datos observados evidencian que el mundo ya tiene un clima muy diferente a aquel que existía a mediados del siglo XIX y que la velocidad de estos cambios está aumentando.

El último reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas y estudios realizados en la UNAM muestran que la temperatura global se ha incrementado alrededor de 1.1º C con respecto al periodo 1850-1900 y que casi la totalidad del calentamiento registrado es inequívocamente producto de las actividades humanas. Incluso, eventos socioeconómicos globales de gran magnitud como las guerras mundiales, la crisis económica de 1929 y la implementación del Protocolo de Montreal han dejado huella en las tasas de calentamiento observadas. Durante la última década, el desarrollo de modelos de clima más detallados, así como de nuevas metodologías de análisis de datos han permitido estimar los cambios en la frecuencia e intensidad de eventos extremos y evaluar su relación con el calentamiento global. Para eventos como precipitaciones y temperaturas extremas se ha visto un aumento tanto en su frecuencia como en su intensidad y se espera que ambas se incrementen; en cuanto a sequías ya se ha visto que el cambio climático antropogénico ha contribuido a su incremento y se espera que esto se acentúe en el futuro en algunas regiones del planeta y que los incendios se hagan más constantes. También se calcula que la frecuencia de los ciclones tropicales de categorías 3-5 ha aumentado durante las últimas cuatro décadas y hay una confianza alta en que la influencia humana ha provocado aumentos en la precipitación asociada a estos eventos. El incremento en pérdidas económicas causadas por huracanes en Estados Unidos ya muestra una contribución distinguible consistente con el calentamiento global.

Se debe considerar que los países del mundo no se ven afectados de la misma manera, sino que las naciones en desarrollo son desproporcionalmente más vulnerables a los efectos del cambio climático. Este hecho pone de realce la importancia crucial de la dimensión económica del problema. El impacto negativo del cambio climático se acrecienta cuando el desarrollo socioeconómico es menor, por lo que mejorar las condiciones socioambientales es una medida incompleta e imperfecta para reducir sus impactos.

Cada país debe actuar tanto de manera individual como global. Tomar medidas de mitigación y adaptación según su contexto particular, como la siembra de árboles, detener la deforestación, aumentar los espacios verdes en zonas urbanas, pueden ser algunas de las acciones más inmediatas. Sin embargo, estamos ante un sistema altamente complejo donde intervienen no solamente los sistemas ecológicos, sino también los sociales. Por este motivo, la interdisciplina y la transdisciplina son esenciales para el desarrollo de enfoques novedosos con una dimensión socioecológica que integren la pluralidad del conocimiento para impulsar cambios estructurales y sistémicos en la sociedad. Es una oportunidad para crear nuevos hábitos sociales para relacionarnos con la naturaleza, pero también con las demás personas en aras del bien común en el ámbito planetario.

En México, la temperatura anual ha aumentado a una tasa mayor al promedio global, siendo que en 2020 alcanzó casi 2º C por encima del promedio 1850-1900. En lo regional el calentamiento ha sido diferenciado. Durante el periodo 1971-2021 regiones en el noroeste del país han mostrado tendencias de calentamiento mayores a los 4º C por siglo mientras que la mayor parte de México se ha calentado entre 1º C y 2.5º C por siglo. Bajo un escenario de inacción internacional para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, gran parte del norte del país rebasaría los 4º C en la temperatura media anual con lo que los ecosistemas y sistemas naturales estarían seriamente amenazados. Al igual que en el caso del promedio global, la elevación de las temperaturas en México se ha ido acelerando. Estudios recientes elaborados en la UNAM estiman que, si no existen acciones internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, a partir de 2040 la temperatura media anual sería similar a lo que hoy consideraríamos un valor extremo. La precipitación anual en el territorio nacional ha aumentado en regiones del noreste, centro y sur, mientras que ha disminuido en el noroeste. Los escenarios de cómo cambiaría la precipitación en el futuro tienen gran incertidumbre, presentan una variación espacial considerable y sugieren cambios en la frecuencia e intensidad de precipitaciones extremas y periodos secos. Por ejemplo, los escenarios de precipitación para Ciudad de México sugieren que el total anual se mantendría casi constante durante este siglo, pero que una proporción importante de este total ocurriría en unos pocos eventos. Estos cambios en los patrones de precipitación imponen grandes retos de política pública en manejo de agua y en atención a eventos hidrometeorológicos extremos.

El papel de las universidades es fundamental en la coyuntura actual, pues el conocimiento científico es la base que ha permitido tomar conciencia del problema. Recabar datos en todas las áreas durante largos periodos es lo que permite una caracterización del riesgo actual con la cual comparar los posibles futuros. Urge mayor formación y participación de científicos en el combate al cambio climático, a la pérdida de biodiversidad, al cambio y degradación del suelo.

Asimismo, la comunicación ágil y transparente entre el sector científico y los tomadores de decisiones es indispensable para que se apliquen las medidas políticas necesarias. La generación de información científica sólida y relevante es un imperativo, en un contexto de colaboración para entender las dinámicas de la política pública con el fin de poder incidir en ella. Por lo que, para enfrentar al cambio climático se requiere de codiseño y coparticipación entre la ciencia y la política, en el contexto de la justicia climática, que impulse y respete la igualdad, los derechos humanos y los derechos colectivos.

En los diálogos participaron, además, entidades académicas como el Instituto de Energías Renovables, el Instituto de Ecología, el Grupo de Innovación en Bioenergía y Ecotecnología del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, la Dirección General de Divulgación Científica y la Unidad de Planeación Energética de la Facultad de Ingeniería.

Foto: cortesía Sede UNAM-Reino Unido.
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