Difíciles las predicciones ante tanta incertidumbre

Afectan aún asuntos como la pandemia y las vacunas o la guerra entre Rusia y Ucrania

Aunque la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha calculado que el crecimiento de México en 2022 será bajo, de 2.3 por ciento, es difícil hacer predicciones. En un contexto como el actual, de tanta incertidumbre, esa tarea es fútil porque, aunque parecería que la pandemia está controlada, no se puede establecer si el coronavirus va a resurgir, si habrá nuevas variantes, si las vacunas van a funcionar o qué va a pasar con el conflicto entre Rusia y Ucrania, coincidieron en señalar académicos del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc).

En la mesa redonda El crecimiento económico de México 2021 y perspectivas para 2022, Moritz Alberto Cruz Blanco dijo que el desarrollo de la economía y su sostenibilidad se deben lograr por la vía del mercado doméstico, del consumo interno, y “toda vez que la inversión privada no responde, la otra opción es la inversión pública”.

En este sentido, precisó, es importante señalar que hay avances y que, si bien son insuficientes, hay una visión de por dónde seguir para mantener el crecimiento económico. Esto, además, no es una respuesta al fenómeno de la crisis, sino una política que se adoptó desde el inicio de la administración actual. “Se quiere estimular el consumo, hacerlo crecer”.

El experto mencionó que el primer punto que se rescata de 2021 es el crecimiento observado de 4.8 por ciento, que no representa una recuperación de la caída pronunciada que se observó en 2020. Es un crecimiento que no es explosivo, pero sí representa una recuperación importante.

En el segundo trimestre del año pasado se observó un “rebote”, empujado, sobre todo, por el sector terciario de la economía; fue fuerte y vigoroso, pero de corta duración, de apenas tres meses. “Se ha dicho que se desaceleró porque faltaron políticas para mantener el dinamismo, pero eso no es necesariamente cierto, porque la desaceleración fue global”.

En países de la OCDE, en Estados Unidos, se observó el mismo patrón: una fuerte recuperación en ese lapso y después una desaceleración, reflejando un comportamiento sincrónico. “La razón de ello no tiene que ver con política económica, sino con la incertidumbre asociada al rebrote de contagios de Covid y el surgimiento de variantes del coronavirus como delta y ómicron”.

Tales factores mermaron nuevamente la relativa estabilidad que parecía emerger y plantaron la incertidumbre de nuevo, de modo que la actividad no se recuperó, y a eso se asoció la inflación globalizada, que obligó a varios bancos centrales a tomar medidas contracíclicas para, en teoría, controlarla.

Para la administración actual, expuso Moritz Alberto Cruz, las vías para estimular el consumo interno son claras: política salarial o incrementos al salario mínimo; transferencias a los sectores con menores ingresos (programas de apoyo a adultos mayores, personas con discapacidad, becas para estudiantes, etcétera) e inversión pública.

En el cuadrante positivo

Arturo Ortiz Wadgymar dijo que la pandemia fue un factor que determinó la disminución de la actividad económica en el segundo semestre del año pasado. A pesar de tantos factores en contra, el crecimiento del PIB de casi cinco por ciento, llámese recuperación o rebote, nos ubica en el cuadrante positivo.

“Eso le pareció poco a algunos, que pensaron que teníamos que crecer a siete u ocho para alcanzar niveles anteriores, pero se olvidan que hay una crisis internacional y una pandemia con dos variantes del virus que afectaron la posibilidad de un crecimiento mayor de la economía.”

Hoy, es incierto saber qué va a pasar con el asunto de Rusia y Ucrania; cada quien puede pensar lo que quiera, pero está fuera de razón hacer proyecciones de un aspecto que está tan fuera de nuestro control; los costos que esta guerra puedan tener tampoco son confiables. En lo interno, tampoco sabemos qué vaya a suceder; está pendiente la reforma eléctrica, por ejemplo.

México, puntualizó el experto, se ha enfrentado a una recesión económica mundial y a una pandemia y, aun así, 2021 “no fue tan malo como algunos quieren hacerlo ver”. Hay posibilidad de que en 2022 siga un crecimiento claro, no tan alto como cinco por ciento, “pero 2, 2.5 o 3 sería razonable”.

Gerardo Minto Rivera, moderador de la sesión virtual, expuso que estamos en un momento de crisis no sólo nacional, sino internacional. En 2020 la economía mexicana tuvo su contracción muy pronunciada; el PIB se desplomó por el tema, aún presente, de la pandemia. Si a eso le sumamos la invasión militar de Rusia a Ucrania, “habrá afectaciones a la economía nacional, querámoslo o no”.

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