Discriminación y estigma, dos sombras persistentes

Especialista universitario analiza el tema desde su perspectiva histórica, desarrollo actual, poblaciones vulnerables, así como derechos de los enfermos

Especialista universitario analiza el tema desde su perspectiva histórica, desarrollo actual, poblaciones vulnerables, así como derechos de los enfermos

“Hablar del VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) también es hacerlo de procesos estructurales de discriminación y, por ello, hay poblaciones más vulnerables que otras, por falta de condiciones de acceso a la información, a educación sexual y al ejercicio de la sexualidad libre de estigmas”, comenta César Torres, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios de Género.

Los primeros casos de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), como se le llamó entonces, fueron identificados a principios de 1981, entre grupos de hombres con prácticas homoeróticas. Desde entonces, nació un estigma sobre que era una “enfermedad de homosexuales”.

Torres Cruz explica que “grupos conservadores aprovecharon el hecho que el virus se presentó en los años 80 del siglo pasado en varones con prácticas homoeróticas y, hasta este momento, a pesar de tener ya 40 años, sigue el estigma, se piensa que sólo es para ciertos grupos, como ellos o las mujeres que se dedican al sexoservicio. También hay mucha desinformación, muchos se preguntan aún si se transmite por contacto físico, por un abrazo o un beso, pero esto no es así, sino que tiene que entrar al torrente sanguíneo; además, para que sea transmisible la persona portadora tiene que estar con una carga viral elevada, así que puede haber gente que vive con VIH, pero su carga viral es tan baja que incluso puede llegar a ser indetectable y no transmitirla, hasta en prácticas sin condón”.

Pequeños avances y mirada pesimista

“Ha habido avances, pero se mantiene una mirada pesimista –dice el especialista– porque persisten los estigmas y la discriminación alrededor de las personas que viven con VIH. Antes se hablaba de sida, y sida era igual a muerte; había mucho temor alrededor de la población y se hablaba de personas sidosas, como la gente que iba a morir a causa del virus y para enfatizar una transmisión descontrolada, pero no la hay. Anteriormente, se pensaba que eran personas altamente contagiosas; sin embargo, no lo son. Ahora, incluso el activismo ha contribuido en términos de lenguaje incluyente, nos han pedido que no se hable de infección, sino de personas que viven con VIH para evitar la estigmatización. Hay que hablar de individuos que viven con un padecimiento como cualquier otro, como diabetes, que ambos son padecimientos crónicos”.

El VIH es un tema de salud relevante. En México no se ha erradicado la transmisión del virus, “y aunque no hay una transmisión comunitaria desbordada sí tenemos epidemias focalizadas, hay grupos a los que les afecta más y deja estragos en muchas personas” apunta César Torres.

Con los retrovirales la esperanza de vida se extiende

Gracias a los fármacos retrovirales el VIH ya no es considerado un padecimiento mortal. Hace apenas dos o tres décadas la mayoría de los casos derivaban en sida y la gente moría de manera muy fuerte, porque el sistema inmune se deprimía y se adquirían enfermedades oportunistas catastróficas, como neumonía, sarcoma de la piel y otras afecciones. Con los retrovirales la esperanza de vida se extiende como la de cualquier ser humano; estos fármacos hacen que la carga viral se suprima, al grado que puede no transmitirse el virus.

El VIH ya se considera un padecimiento crónico, no terminal como era antes. “A pesar de ello, enfrentamos retos importantes, se habla del coronavirus, pero a diferencia de éste, el VIH tiene un alto grado de estigma sobre quienes pueden adquirirlo, porque la vida sexual es la principal fuente de transmisión”.

Los derechos de las personas con VIH

El lenguaje, más allá de ser sólo una forma, o de parecer un eufemismo, “afecta muchísimo porque cargar un estigma de que te vean proclive a contagiar o transmitir el virus, se vuelve un padecimiento muy fuerte, pensarse como persona contagiosa tiene efectos nocivos para los seres humanos, porque no pueden ejercer sus Derechos Humanos” señala Torres Cruz y completa: Un avance es que ya tenemos los derechos de las personas que viven con VIH, que se difunden por medio de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, así como de las comisiones locales, y marca al menos 20 derechos:

  1. Como cualquier persona en México tienen la oportunidad para gozar sus derechos humanos, no se pueden poner en jaque por vivir con VIH.
  2. Vivir con VIH no debe ser motivo de ningún tipo de discriminación.
  3. Ninguna persona está obligada a someterse a una prueba de detección de VIH ni a declarar que vive con VIH, la prueba de detección es voluntaria y gratuita.
  4. Las víctimas de violación tienen derecho a valoración médica, para pensar si es necesario que le sea suministrada una profilaxis postexposición. Alguien que fue expuesto puede recibir una ingesta de antirretrovirales por 28 días y así evitar adquirir el virus.
  5. Si alguien decide hacerse la prueba tiene derecho a recibir la información suficiente y a que los resultados se manejen de manera personal y confidencial y que se le entreguen a ella y a nadie más.
  6. Todos tenemos derecho a recibir consejería para tener acceso a información especializada, y en caso de que alguien resulte positivo tiene derecho a información especializada para saber cómo atenderse.
  7. La aplicación de la prueba no debe ser requisito en ningún servicio de salud, sino voluntaria y confidencial.
  8. Vivir con VIH no debe ser causal para la negación de los servicios de salud, porque está consagrado en el artículo 4 de la constitución.
  9. Vivir con VIH no debe ser motivo de segregación.
  10. Las personas que viven con VIH tienen derecho a vivir su sexualidad, a ejercer el placer y a disfrutar su sexualidad.
  11. Tienen derecho a recibir información veraz, objetiva y científica.
  12. Tienen derecho al acceso a servicios de salud y tratamiento antirretroviral.
  13. Tienen derecho a que las instituciones de salud pública les proporcionen información sobre el virus.
  14. Tienen derecho a la asistencia médica.
  15. Tienen derecho a conocer los procedimientos de las instituciones de salud para personas que viven con VIH.
  16. Hay madres y padres de familia con VIH, por lo que no tiene que ser limitante para obtener la patria potestad de infantes.
  17. Las niñas y niños que nacen con VIH tienen derecho a acceder a servicios de salud.
  18. Derecho a una muerte digna.
  19. Deben contar con acceso a derechos sexuales y reproductivos.
  20. Tienen derecho a ejercer su sexualidad a través de medidas profilácticas como los condones.

Vivir con quienes tienen la enfermedad

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación da a conocer de manera bianual la Encuesta Nacional contra la Discriminación. La de 2017, última que da cuenta de los datos de discriminación contra personas que viven con VIH, señala que una de cada tres personas piensa que convivir con personas con sida o VIH siempre es un riesgo (35.2 por ciento), además que más de 30 de cada cien no le rentaría vivienda a una persona con VIH y más de 50 por ciento no aceptaría que su hija o hijo viviera con una persona que tiene este padecimiento. Ante esto, César Torres apunta: “Vivir con VIH no tendría que ser un mecanismo para no tener relaciones o casarse con una persona, pero aún se enfrentan procesos muy discriminatorios”.

Hay una problemática sociocultural, pues de acuerdo con cifras oficiales y de organismos internacionales “en efecto, son hombres con prácticas homoeróticas los que tienen mayor prevalencia, luego las mujeres trans y después las mujeres cis; no obstante, es necesario leer estos datos de manera crítica, pues son casos diagnosticados, pero hay muchas personas que viven con el virus y no lo saben. Incluso, hay personas sin diagnóstico que pueden pasar hasta 10 años para que llegue a caso de sida. Siempre hay una subrepresentación, y aunque, en efecto, los grupos más afectados son varones con prácticas homoeróticas no se trata de un padecimiento de homosexuales. Se ha documentado que otro grupo muy vulnerable es ser mujer pobre, con contextos de violencia de género, que no puede decidir el uso de condón; los hombres aprovechan el machismo para decir que no lo usarán entre parejas, pero, al final, son ellos quienes salen a tener prácticas sexuales con otras personas y les transmiten el virus a sus esposas”.

Los grupos indígenas también son altamente vulnerables. Estos grupos no tienen acceso a información especializada ni a campañas de políticas públicas, “son a quienes no se les ha hecho caso en términos de VIH y, de hecho, han sido ignorados, invisibilizados históricamente”, opina el experto.

Llamado a sensibilizarnos colectivamente

Para finalizar, César Torres hace un llamado para el 1 de diciembre: “Podemos aprovechar la fecha para sensibilizarnos de manera colectiva, aprovechar este ímpetu que trajo la pandemia de la Covid-19 para pensar que los virus pueden estar presentes en todas las personas. El VIH convive con la humanidad desde hace más de 40 años, valgámonos de eso para pensar que la sexualidad está marcada por el riesgo de transmitir padecimientos que se evitan con información y protección y contribuir a vivir una sexualidad más plena marcada por el placer, libre de estigmas, de prejuicios y tabúes. El VIH es controlable, pero puede formar parte de nosotros en cualquier momento. No se trata de cierto tipo de prácticas, sino de condiciones particulares. Hay que contribuir a bajar el estigma y a dar información especializada para una sexualidad más plena”.

Fotos: Reuters.
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