Disminuyó el ruido sísmico en el mundo por la cuarentena


La Universidad Nacional participa en un proyecto internacional que estudia la disminución del ruido sísmico debido al confinamiento de las personas en el mundo por la contingencia sanitaria, lo que ha permitido aumentar la capacidad para detectar sismos y microsismos.

La mayor parte del ruido proviene de la circulación de vehículos y el transporte, de autos, trenes y aviones; sin embargo, también lo hay de la industria, el movimiento de gente así como otras actividades humanas, por lo que varía de acuerdo con la hora y el día de la semana en que se registra.

La investigación, en la que colaboran el Centro de Geociencias (CGeo) campus Juriquilla y el Servicio Sismológico Nacional (SSN), a cargo del Instituto de Geofísica (IGf ), y más de 50 expertos alrededor del planeta, tendrá repercusión en diferentes áreas de la ciencia, como ecología, sociología y economía.

“Con las excepcionales condiciones presentes, la indagación en torno a la variación del ruido sísmico podría ser útil para analizar procesos sociales con un enfoque multidisciplinario”, afirmó Lucía Capra, directora del CGeo.

Víctor Hugo Márquez, investigador asociado; Raphael de Plaen, investigador posdoctoral, ambos del CGeo, y Xyoli Pérez, jefa del SSN, son los representantes de México y la UNAM en esta iniciativa, convocada por especialistas de Bélgica.

De Plaen explicó que el ruido sísmico no se escucha; se conforma por vibraciones que se propagan dentro del suelo y que “meten una señal” en los sismómetros, afectando su desempeño.

Desde el comienzo de la contingencia en México, a mediados de marzo, disminuyeron los niveles del ruido sísmico, que se registra en una banda de frecuencia específica y en los días de la semana laborables, durante el día. “Por eso estamos seguros que se relacionan exclusivamente con la actividad humana”, dijo.

Ese descenso progresivo del ruido antropogénico es una tendencia en el orbe, por lo que se convocó a más de 50 expertos de 26 países, que usan datos de sismómetros instalados en ciudades como Londres, Nueva York y Los Ángeles.

Previo a la pandemia, los universitarios ya tenían instalada una red de alta densidad de sismómetros de bajo costo en la ciudad de Querétaro. “Esos sensores se destinaban a otro tipo de tareas, y ahora con la contingencia surgió la oportunidad de hacer nuevas indagaciones e interpretaciones. Después de Ciudad de México, la capital queretana es una de las más equipadas en cuanto a red sísmica”, refirió Capra.

Al respecto, De Plaen resaltó que hasta ahora en el centro de la ciudad de Querétaro ha bajado 40 por ciento el ruido sísmico; las estaciones en las afueras de la urbe marcan una resta menor porque normalmente no tienen tanto ruido.

En Puebla, precisó, ha descendido hasta 50 por ciento, y en Ciudad de México cerca de 30 por ciento, en una estación ubicada en Ciudad Universitaria.

Por su parte, Víctor Hugo Márquez detalló que en días pasados ocurrió un temblor en la zona de Guerrero, que por la distancia y magnitud (5) “no sería fácil de diferenciar o separar del ruido sísmico en las estaciones de Querétaro, sobre todo en el centro de la ciudad, pero ahora logramos identificarlo sin la necesidad de filtros, con la señal tal cual llega”.

En estos momentos, agregó, si hubiera microsismicidad en la zona cercana a Querétaro, también se sabría sin necesidad de recurrir a artificios matemáticos para encontrar entre todo el ruido señales de origen tectónico.

Estudios de microzonificación y aspectos sociales

Inicialmente, la red se instaló para realizar microzonificación sísmica, lo que permitirá mejorar los códigos de construcción de acuerdo con las características del suelo y fenómenos naturales, como hundimientos y fracturamiento. “A partir de la contingencia nos percatamos que la red también permite hacer monitoreo de aspectos sociales”, indicó Márquez.

Adicionalmente, agregó Lucía Capra, “tratamos de ver cómo el ruido sísmico de la actividad antrópica puede relacionarse con la contaminación ambiental”.

Juan Pablo Bernal, investigador del CGeo, expuso que la disminución del tráfico de autos particulares, pero no tanto del autotransporte, permite eliminar una variable relevante en las fuentes de contaminación atmosférica. En colaboración con la Red de Monitoreo Estatal, a cargo de especialistas de la Universidad Autónoma de Querétaro, se ha podido observar cómo se han mantenido los niveles de ciertos contaminantes atmosféricos, y otros parecen disminuir.

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