Distingue el INAH a universitarios

Entregan premio a Claudia Paulina Cruz y conceden mención honorífica a Eliseo Francisco Padilla

Fotos: cortesía Claudia Cruz y Eliseo Padilla.
Por la creación de una base de datos con modelos de referencia tridimensionales que muestra la variabilidad facial de la población mexicana, herramienta muy útil para la ciencia forense, Claudia Paulina Cruz Venegas, doctorante del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, ganó el Premio Javier Romero Molina en Antropología Física, que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Y por su detallado estudio sobre la cerámica granular de Teotihuacan, Eliseo Francisco Padilla Gutiérrez, egresado del IIA, recibió mención honorífica a la mejor tesis de doctorado dentro del Premio Alfonso Caso en Arqueología.

Actualmente, destacó Claudia Cruz Venegas, para identificar y hacer descripción de una persona se utilizan atlas basados en fotografías (bidimensionales) dividido en nariz, boca, labios, etc, por lo que el trabajo de la universitaria ofrece mejoras para la realización de este análisis.

“La ventaja de estas bases de datos que estamos creando es que son tridimensionales, y los análisis son más certeros cuando se revisa un objeto en toda su dimensión. En una foto ves un objeto de forma aplanada, mientras que nuestra versión permite hacer una visión estereográfica de la persona para analizar las variaciones tridimensionalmente, lo que permite ser más certeros y confiables”, detalló.

La joven investigadora obtuvo el premio a la mejor tesis de maestría por su trabajo: “Análisis de la variabilidad facial de la población mexicana con morfometría geométrica tridimensional para la identificación forense”, la cual fue dirigida por Mirsha E. Quinto Sánchez.

Por el momento las principales herramientas de identificación de una persona se basan en descripciones de población de otros continentes, pues fueron elaboradas en Europa, y recordó que los Atlas para identificación originalmente se elaboraron en el siglo XVIII utilizando a hombres presos en cárceles.

“Generalmente las bases de datos utilizadas se basan en poblaciones de Europa y Estados Unidos, no hay bases de datos 3D de población mexicana ya sea porque no se cuenta con los recursos o hay limitaciones, hay que crear esas bases de nuestra población y ver que no somos iguales a la población de EE. UU. o la Unión Europea. Tenemos que generar esa información para no depender de tablas que no hablan de cómo somos nosotros”, agregó Cruz Venegas.

Para su trabajo, la experta revisó datos de mil 300 individuos con una técnica llamada morfometría geométrica, centrándose, además, en la simetría y asimetría del rostro. Con ello, la joven ha comenzado la creación de una base de datos con modelos faciales 3D que puede ser utilizada para identificar a una persona en contextos poblacionales.

Esto implicó también la revisión de las ancestrías, con estudios genéticos, pues en México existe un alto porcentaje de mezclas, es decir, de origen mixto, pues la historia como nación está marcada por la conquista europea, pero también por la llegada de personas provenientes de Asia y África, aclaró.

Los primeros resultados, añadió, permiten discernir el origen céntrico (Ciudad de México y Estado de México) de una persona viva con más de 90 por ciento de certeza, pero en comparación con gente del norte o sur del país la precisión disminuye hasta 70 por ciento.

“Las bases de datos de personas vivas, como ésta, hablan de la diversidad fenotípica de México. Sí se podría hacer una identificación, pero con reservas”, comentó Cruz Venegas.

Cerámica granular

Aunque fue muy vasta en la construcción de edificios y utensilios para nutrir su cultura, la civilización de Teotihuacan no elaboró todas las herramientas que utilizó, sino que recurrió a materiales y objetos construidos en otros grupos mesoamericanos. Ese fue el caso de la cerámica granular, un material de uso generalizado entre clases pudientes y populares que se utilizó para hacer vasijas, cántaros y ánforas en las que se transportaban alimentos y agua, la cual era elaborada en los Valles de Morelos, explicó Eliseo Francisco Padilla Gutiérrez, egresado del IIA.

Padilla Gutiérrez estudia la cerámica granular desde hace 20 años, y dedicó su maestría a indagar si provenía de Guerrero, y el doctorado a comprobar que es originaria de los Valles de Morelos.

En sus estudios, el experto ha recurrido a la arqueometría, que somete hipótesis y materiales arqueológicos a pruebas físicas, químicas y de laboratorios híbridos (de ciencias y humanidades).

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