Documentación precisa de la UNAM del patrimonio histórico

Permite realizar representaciones virtuales de las edificaciones del pasado y contribuir a su preservación

Cacaxtla.

El proyecto Medición Científica de la Arquitectura (Mecate), del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE), obtiene información precisa de las antiguas construcciones prehispánicas, con el fin de estudiar su arquitectura y el proceso creativo de sus constructores.

Este trabajo, que dio comienzo hace más de una década, permite efectuar representaciones en maquetas virtuales tridimensionales y visualizaciones en realidad virtual de las edificaciones prehispánicas; y, sobre todo, tener un registro exacto del patrimonio histórico del país, contribuyendo de esta manera a su preservación.

Víctor Hugo Godoy Aguirre, integrante de esta iniciativa, explicó que las herramientas empleadas en esta importante labor evolucionan junto con los desarrollos tecnológicos, y hoy se cuenta con fotogrametría digital terrestre y aérea.

El diseñador gráfico señaló que el equipo –conformado también por Geneviève Lucet, diplomada en Francia y doctora por la Facultad de Arquitectura de esta casa de estudios, y por la arquitecta egresada de la misma entidad, Iraís Hernández Ortiz– trabajó en sitios arqueológicos de México.

Entre ellos: Bonampak, Cacaxtla, Cempoala, Las Higueras, Suchilquitongo, Tamuin, Teotihuacan, Tlatelolco, Xochicalco, Chichén Itzá y la Ba’cuana, donde se localiza pintura rupestre.

Bonampak.

Fotogrametría

El universitario detalló que cada sitio se mide con diferentes métodos, aunque el principal es la fotogrametría, técnica que permite hacer una reconstrucción a partir de imágenes aéreas y de éstas obtener información bidimensional y tridimensional.

Para ello se utilizan drones y GPS especializados. “Se triangulan todos esos datos y se reduce al mínimo el margen de error de las medidas”.

Con las diferentes metodologías, apuntó, se logra un conjunto de fotografías y medidas; a partir de ellas se hace una correlación y se consigue información bidimensional.

Y agregó: “En una cámara fotográfica, de acuerdo con el objetivo o lente que se emplea, se genera una distorsión visual. En este caso, con el uso de fotogrametría no hay alteración alguna; las medidas son semejantes a la realidad, mucho más exactas”. Aún más: esa información se correlaciona también con la estación total y de GPS para ofrecer mayor exactitud.

Una vez con las mediciones, las expertas en arquitectura analizan las diferentes etapas constructivas y los métodos empleados, los cuales pueden variar en cada lugar o de acuerdo con la época en que se edificaron. De ese modo se producen los planos de la distribución exacta de cada zona arqueológica, a partir de los cuales el grupo hace el estudio arquitectónico y define a qué periodo corresponde cada parte o resto de la construcción que se examina.

Godoy Aguirre comentó que entender un sitio arqueológico es complejo, porque hay que hacerlo a partir de vestigios. Por ejemplo, “vemos sólo la parte que corresponde a la estructura de piedra, cuando en realidad los edificios dedicados a las deidades o a la habitación de gobernantes estaban estucados de blanco u otras tonalidades”.

Esa información permite también crear maquetas virtuales o aplicaciones para difusión entre el público en general, en museos, por ejemplo; otra sirve para ilustrar publicaciones que se dirigen a grupos de investigación o especialistas.

Al respecto, dijo que Mecate, en el que se usa la tecnología más moderna, apoya otros proyectos del IIE, como Pintura Mural Prehispánica, a cargo de María Teresa Uriarte. “Este tipo de referencias y métodos no sólo se utilizan para construcciones, sino además para el registro de pintura como la que aún existe en Cacaxtla, Bonampak, Teotihuacan y otros sitios”.

Godoy Aguirre expuso los avances que ha tenido el proyecto a lo largo del tiempo, pues antes del uso de técnicas modernas –cuando Mecate estaba adscrito a la actual Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación y se creó Ixtli, la primera sala de realidad virtual de la UNAM, en 2003– se usaba cinta métrica para las mediciones. Posteriormente se integró la llamada estación total, donde se obtenían con láser y luz infrarroja.

Otra de las situaciones que resolvieron fue la referente a los drones, ya que había pocos del tipo comercial y carecían de cámara, por lo que “tuvimos que integrarles una y crear un disparador a control remoto para tomar imagen cada dos segundos, y construir así la retícula del sitio arqueológico. Fue complejo configurar todos estos sistemas que en su momento no estaban tan desarrollados”.

Tampoco el software estaba tan avanzado; era más sencillo y elaboraron nuevas metodologías que permitieran integrar toda la información y conseguir un resultado de la medición.

Mecate coadyuva a la conservación del patrimonio histórico de México, así queda demostrado. “Hemos trabajado en el sitio arqueológico de Tlatelolco, que también está a cargo de la UNAM, donde produjimos una mesa multitouch y una maqueta virtual que mostraba las diferentes etapas constructivas de la antigua ciudad. Pero también hemos hecho aplicaciones para dispositivos móviles”, abundó Godoy Aguirre.

Otro ejemplo es Cacaxtla; “el sitio se ubica en un montículo que, aunque está cubierto por una estructura de lámina, se ve afectado por el viento. Ahí se ubica el Mural de la Batalla. Si hacemos una comparación entre las fotos actuales y las que tomamos hace 10 años vemos que, a pesar de los esfuerzos de cuidado y restauración, ha perdido color”.

Conservar

El experto consideró que quizá el inexorable paso del tiempo continúe con el daño a esa y otras pinturas murales. Sin embargo, en caso de que ocurriera, con la documentación que elaboraron sería más fácil recuperar su antiguo esplendor y conservar ese patrimonio que forma parte de la memoria histórica de México.

Un caso más es el de Ba’cuana, en Oaxaca, un lugar zapoteca muy complejo donde hay pintura rupestre y que, para ser fotografiado, requiere en muchas ocasiones “tirarse al piso”, por la altura a la que se encuentra y desde donde puede ser apreciada.

A partir de filtros pudieron ayudar a distinguir más el trazo de esa pintura en piedra. También cuentan con las imágenes del lugar antes de ser vandalizado, hace unos años. “No hay vigilancia y lo grafitearon; está dañado y no hay manera de volverlo a las condiciones en las que estaba. Pero sí se cuenta con la información que permita la mejor restauración posible”, destacó el especialista.

Aclaró que estos métodos pueden emplearse en otro tipo de edificios, posteriores a la época prehispánica, como los coloniales. “Pudieron haber sido muy útiles luego de los sismos de 2017, cuando se vinieron abajo muchos templos en Oaxaca y Morelos”, ejemplificó.

Otras de las labores que llevaron a cabo fue el registro fotogramétrico aéreo de Xochicalco. Después del terremoto el lugar cerró durante meses por los daños que sufrió el 19 de septiembre.

Relató que una de sus estructuras, con pintura mural, tiene un techo que se está venciendo, y hay riesgo de que se venga abajo. Si eso ocurre, la información con la que cuentan será fundamental para recuperar ese tesoro histórico. Hasta antes de que se aplazaran las actividades por la pandemia, el equipo de Mecate trabajaba en Chichen Itzá, Mitla y, sobre todo, en Atzompa, Oaxaca. Los datos obtenidos con las mediciones de una parte del sitio se procesan.

Al concluir, Víctor Hugo Godoy aseguró que, al igual que la UNAM, Mecate no detiene sus quehaceres; sólo pasó del trabajo de campo al de análisis.

El equipo trabajó en sitios como Bonampak, Cacaxtla, Cempoala, Las Higueras, Suchilquitongo, Tamuin, Teotihuacan, Tlatelolco, Xochicalco, Chichén Itzá y la Ba’cuana.

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