Documentan rasgos de especie marina endémica de Cozumel

Estudio inédito de científicos de Ciencias del Mar y la UQRO, publicado en la revista Subterranean Biology

Foto: cortesía de Francisco Solís.

Ofiuros cavernícolas que habitan en la cueva El Aerolito, en Cozumel, son más grandes y sus extremidades más largas en comparación con especímenes que viven fuera de ese entorno; además, su pigmentación es peculiar, debido a la escasa luz, descubrieron expertos de la Universidad Nacional.

Mediante un estudio inédito, científicos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML), y de la Universidad de Quintana Roo (UQRO), detectaron características distintivas en Ophionereis commutabilis, lo que agrega evidencia a la afirmación de que se trata de una especie endémica de esa cueva.

Los ofiuros son un grupo de animales marinos, de la familia de los equinodermos (ekhino: espina, y derma: piel), al que pertenecen los erizos, las estrellas, los lirios y los pepinos de mar. O. commutabilis es la primera especie descrita de ofiuro cavernícola endémica de México, y la tercera en el mundo (las otras son de Estados Unidos y Japón).

La vida cavernícola implica ciertas condiciones, como ausencia de luz, baja cantidad de oxígeno y temperatura, así como escasez de alimento, explicó Francisco Solís Marín, investigador del ICML. El trabajo, codirigido por Solís Marín, y en el que también participó el alumno del posgrado en Ciencias del Mar y Limnología, Francisco Márquez, fue publicado en la revista Subterranean Biology.

Particularidades

O. commutabilis, cuyo hallazgo se dio a conocer el año pasado, es de mayor tamaño en relación con las especies de ofiuros que habitan fuera de la cueva. Sus brazos y pies ambulacrales (con ventosas) son más largos, y los individuos adultos tienen características juveniles (paedomorfismo).

“El rasgo más notorio es la longitud de los brazos y de los pies ambulacrales, así como el sistema de fotorreceptores o receptores de luz y la pigmentación peculiar, con colores opacos como gris o blanco, probablemente resultado del medio ambiente donde residen, en el que se encuentran con luz casi nula”, destacó Solís Marín.

Hay pocos estudios sobre la adaptación a la vida cavernícola, por lo que el objetivo de esta indagación fue emplear métodos comparativos entre las especies O. commutabilis y O. reticulata (vive fuera de la cueva), para analizar y comparar los rasgos troglomórficos (características propias de animales que se desarrollan en zonas oscuras), que implican, en el caso de la primera especie, la adaptación orgánica a ambientes de cuevas anquihalinas o de agua salobre.

“El troglomorfismo es una adaptación a la vida cavernícola y se ha investigado principalmente en artrópodos y vertebrados de cuevas acuáticas y terrestres. No se había analizado en equinodermos exclusivos de cuevas, sólo teníamos suposiciones de su apariencia”, detalló.

Hay pocos estudios sobre la adaptación a la vida cavernícola, por lo que el objetivo de esta indagación fue emplear métodos comparativos entre las especies O. commutabilis y O. reticulata (vive fuera de la cueva), para analizar y comparar los rasgos troglomórficos (características propias de animales que se desarrollan en zonas oscuras), que implican, en el caso de la primera especie, la adaptación orgánica a ambientes de cuevas anquihalinas o de agua salobre.

De las placas laterales del brazo de Ophionereis commutabilis (a) y O. reticulata (b) maduras.
De la región central de las placas del brazo dorsal (DAP) de las estrellas frágiles Ophionereis.

Especies en peligro

Cerca de El Aerolito se han construido complejos turísticos con campos de golf, que para su mantenimiento utilizan fertilizantes que permean hasta la cueva marina, y a largo plazo podrían modificar ese ecosistema, alertó Solís Marín.

A decir del también curador de la Colección Nacional de Equinodermos de la UNAM, El Aerolito cuenta con casi 180 metros de canales y reservorios, y se han descrito más de cien especies de invertebrados marinos que habitan ahí, lo que hace de este sistema uno de los más ricos en vida. Es necesario un plan que proteja a estos ambientes frágiles sin perjudicar el turismo de la zona, aconsejó.

“Dar a conocer los resultados de este trabajo es un logro para el Instituto y para la Universidad de la Nación; es la primera vez que se tiene evidencia de las adaptaciones de estos organismos acuáticos en cuevas, que se alimentan de tapetes microbianos.”

El investigador universitario comentó que cuando concluya el confinamiento seguirán explorando esa cueva, donde incluso han encontrado dos nuevas especies de estrella de mar. “Es un laboratorio natural, donde viven muchas más que son endémicas y no han sido descritas”.

El artículo “Troglomorphism in the brittle star Ophionereis commutabilis (Echinodermata, Ophiuroidea, Ophionereididae). Bribiesca Contreras et al., 2019”, puede consultarse en: https://subtbiol.pensoft.net/article/48721/2.

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