Edipo, verdades y mentiras

Se presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario, hasta el 23 de septiembre

¿Qué es la verdad? ¿Qué es la mentira? ¿Existe la ética? ¿Pesa más la razón o la fe? ¿El narcisismo mata? ¿Cuál es ese mal que corroe a la sociedad y la enferma tanto como la peste? ¿Será la corrupción? ¿La corrupción de sus gobernantes? ¿La de cada individuo?

Edipo: nadie es ateo, obra de teatro inspirada en el clásico griego de Sófocles, plantea una serie de dilemas éticos y existenciales. Dudas atemporales que no pertenecen a una sola época, pues siempre son actuales. Tanto en contextos públicos como privados, según esta versión montada en el Centro Cultural Universitario (CCU) con la autoría y dirección de David Gaitán.

Ciudad de Tebas

“¿Por qué el placer de mi cama va en contra del ánimo de mi pueblo?”, se pregunta el siempre atormentado y sulfúrico rey Edipo por la ciudad de Tebas, un lugar en agonía. La luz de sus mejores años ha pasado; ahora la peste contamina sus ríos y sus tierras, las plagas enferman a sus habitantes y matan a sus animales. Científicos y gobernantes no hallan una cura, como si se tratara de una maldición. La única opción, dicen, es consultar el oráculo de Delfos.

Pero Edipo no quiere. Él no es un hombre de fe, sino de razón, presume. Ante las presiones de Yocasta, su esposa, y de Creonte, su cuñado y consejero político, finalmente decide recibir en el palacio a Tiresias, el adivino de la ciudad. “¿Qué pasa con Tebas? ¡¿Cómo arreglo la peste?!”, le pregunta el rey. “Encuentren al animal. Es tebano”, le responde.

Tiresias también le dice al monarca sus verdades, le recuerda su pasado y exhibe sus miedos, sus más oscuros secretos y mentiras. Pero Edipo no los quiere ver, parece estar cegado por el poder, el ego y la demagogia. El atormentado gobernante prefiere anunciar al pueblo la inauguración de las Jornadas por la Verdad para hallar al animal, la raíz de todas las calamidades de Tebas.

La estrategia surte efecto, sobre todo por sus dotes de buen orador. Tebas celebra con júbilo y todos parecen estar contagiados por el ánimo de su ferviente y aparentemente decidido rey para encontrar al animal, darle un castigo ejemplar y terminar así con los males. Pero todo es un espejismo. Las palabras de Tiresias, llenas de metáforas, no eran huecas.

Finalmente, cuando las Jornadas por la Verdad llegan a los cuartos más íntimos del palacio, es cuando salen a la luz los secretos, las mentiras y las verdades de un pasado con gran resonancia en el presente. Cuando Yocasta habla de su exesposo, el difunto rey Lazo, y de Edipo, se devela el triángulo familiar de poder, engaños, codicia y muerte que termina por exponer al verdadero animal, al responsable de esa peste que no sólo corroía los cuerpos y las tierras de los tebanos, sino también sus almas y sus conciencias.

Foto: Verónica Rosales.
Foto: Verónica Rosales.

Funciones

Edipo: nadie es ateo se presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del CCU, hasta el 23 de septiembre. Con funciones jueves, viernes, sábados y domingos.

El diseño de escenografía e iluminación está a cargo de Alejandro Luna, quien con una sola escena logra darle vida a todo un palacio, exhibir la intimidad de sus gobernantes y la realidad de un pueblo en crisis. El elenco está conformado por Carolina Politi, Raúl Briones, Diana Sedano, Adrián Ladrón de Guevara y Ramón Morales.

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