El aumento de vocabulario incide sobre la capacidad intelectual del universo

Se declaró defensora a ultranza del buen uso del idioma, porque “la lengua es indispensable y la literatura abre intelectos”

Foto: Víctor Hugo Sánchez.

El aumento de vocabulario incidirá sobre la capacidad intelectual del universo, “porque para entender mejor el mundo exterior es necesario enriquecer el léxico”, así lo indicó María Rosario Dosal Gómez, doctora honoris causa de la UNAM.

Docente por 54 años de esta casa de estudios, se declaró defensora a ultranza del buen uso del idioma, porque “la lengua es indispensable y la literatura abre intelectos”.

“Rufino Cuervo, pensador colombiano, afirmaba que nada simboliza tan cumplidamente la patria como la lengua. Y se ha mencionado con razón que los pueblos existen mientras vive la lengua.”

En el Auditorio de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) 9 Pedro de Alba, y ante la directora general de la ENP, María Dolores Valle Martínez, y del titular del plantel, Raúl Rodríguez Díaz, así como de funcionarios, académicos e integrantes de la comunidad universitaria, Dosal Gómez señaló que por la ley del menor esfuerzo se utilizan términos generales sin molestarnos en buscar una palabra más apropiada.

“Esto nos lleva a un despropósito de significación que debemos combatir. Observamos el empobrecimiento del léxico, por ejemplo, en el uso de la palabra ‘cosa’. Por lo que no es extraño escuchar: ‘oye, ahí te deje la cosa esa, encima de esa otra cosa, junto a la cosa esa’. Incluso las comunicaciones escritas deben ser más cuidadas.”

Con la atención de decenas de asistentes a la conferencia magistral “Mérito extraordinario, ¡ser docente!”, María Rosario Dosal –quien junto a otros 11 universitarios desde el pasado 24 de agosto recibió el anuncio de que le fue otorgado el grado de doctor honoris causa por la UNAM– mencionó que acercar a los jóvenes a su valor comunicativo y estético es uno de los ideales que se propuso a lo largo de su carrera como docente.

La académica de 90 años de edad impartió clases no sólo en la Prepa 9, sino también en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Vallejo, en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), así como en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán.

Relató que en una investigación conjunta de profesores preparatorianos con la FES Acatlán y El Colegio de México, “encontramos que la carencia de un vocabulario adecuado dificulta a nuestros jóvenes la comprensión de textos; por ejemplo: desconocen el significado de las palabras entidad, litoral y carecer”.

Orgullo

Atenta, directa, sin renunciar en una sola frase a su vocación didáctica, la maestra en Letras por la UNAM y las universidades Central de Madrid e Internacional Menéndez Pelayo, de España, con estudios de especialización en Filología, rememoró un pasaje histórico de la UNAM y la ENP.

“Mi formación como alumna y maestra se la debo a la UNAM, desde febrero de 1966 hasta la tristeza de despedirme por jubilación, con lo que siento distinción, orgullo y honor.”

Recordó el episodio trazado en 1968, “cuando vivimos el ataque a nuestra institución con el bazucazo a la puerta preparatoriana de San Ildefonso, fue terrible. Fue uno de los más momentos más difíciles en mi quehacer como maestra, por la desaparición de dos alumnos míos, del grupo 409, porque las amenazas a la autonomía universitaria continuaban”.

Para muchos de los que están aquí presentes, agregó, seguramente la autonomía es un término abstracto y lejano. “Para quienes vivimos el 68, la autonomía representaba y representa la libertad de cátedra, la de esta institución y la de cualquiera de educación media y superior”.

La Universidad, subrayó, “ha evolucionado junto con el país, está a la altura de las circunstancias más complejas, se asume como uno de los medios esenciales para la realización personal y social; ha sido el espacio idóneo para auspiciar el surgimiento y el avance de las tendencias del pensamiento, la tradición, de desarrollo y valor”.

Y concluyó: “He disfrutado y he padecido también una faceta de mi profesión, al ver a un maestro en el infierno, sufriendo el castigo de leer trabajos escolares pésimos. Si consideran el número de alumnos de cada grupo, entenderán mi aseveración. Eso tiene decepciones al constatar el poco o nulo gusto que muchos jóvenes tienen por el estudio o la lectura; y por otro lado he disfrutado enormemente con el empeño, el interés y la originalidad que manifiestan muchos estudiantes”.

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