El Batman de la UNAM, superhéroe de murciélagos

Los mamíferos voladores, incomprendidos y atacados, afirma el defensor de quirópteros

Todos lo conocen como el Batman de la UNAM por dedicar la mayor parte de su vida al estudio de los murciélagos. De hecho, este superhéroe llamado Rodrigo Medellín Legorreta no protege a los humanos, sino a estos fascinantes quirópteros.

En este caso, el protagonista de los cómics es investigador del Instituto de Ecología. Así, dice que aunque los mamíferos voladores son una de las especies más benéficas, son de las más incomprendidas y atacadas.

Para defender a los murciélagos de los malhechores, Medellín Legorreta explicó en entrevista que gracias a ellos los ecosistemas funcionan. “Con ellos, tenemos tres aspectos muy positivos: ayudan con el control de las plantas agrícolas, en la dispersión de semillas y en la polinización de plantas”.

Se comen las plagas de insectos que atacan a los cultivos de maíz, algodón, arroz, chile, jitomates y frijoles. En la franja fronteriza norte, desde Sonora hasta Tamaulipas hay de 20 a 40 millones de murciélagos que devoran 10 toneladas de insectos por noche, aseguró el científico.

Los protegidos de Batman también dispersan semillas de frutos como los chicos zapotes, zapotes negros, zapotes blancos, nanches, capulines, higos, guayabas, entre muchos otros. Durante siglos han restaurado los bosques tropicales de todo el mundo. “Si dejáramos que hicieran su trabajo, regenerarían la selva en 20 años”, aseveró el especialista en su identidad secreta.

Son de los polinizadores importantes del planeta. Por ejemplo, ayudan a que la ceiba, uno de los árboles más majestuosos de México se multiplique, además contribuyen con el agave, que nos da el tequila, mezcal, pulque, e incluso con la barbacoa que se envuelve en hojas de maguey.

Para el superhéroe, los murciélagos deberían de ser parte de nuestra identidad mexicana porque apoyan para reproducir la planta del tequila y mezcal. Todos los seres humanos tendrían que defender a estos animales.

Foto: Anand Varma, National Geographic Society.

El primero que tuvo en sus manos

Al igual que Batman, Rodrigo Medellín también se siente atraído por las cuevas. A los 13 años visitó por primera vez el Cañón del Zopilote en Guerrero, en donde quedó prendado del primer murciélago que tuvo en sus manos.

William López-Forment, quien era investigador del Instituto de Biología, lo llevó al sitio y le dio el mejor legado: el quiróptero que habían capturado. Su maestro le dijo estúdialo y obsérvalo. Así, el joven se planteó varias preguntas: ¿Por qué tenía las orejas inmensas?, y ¿qué comían?, entre otras.

Posteriormente, observaron otras especies de murciélagos y cada uno despertaba más su curiosidad. Así, se interesó en saber por qué la gente les tiene tanto miedo y por qué no son considerados como héroes de la biodiversidad.

En ese momento, supo que dedicaría toda su vida a los murciélagos y su fascinación creció al conocerlos a fondo. Descubrió que en el mundo existen mil 400 especies, de las cuáles México cuenta con 140. Sólo cinco países tienen más que el nuestro.

Además, los quirópteros son taxonómicamente diversos en su morfología y su ecología. “Hay murciélagos con orejas enormes o chiquititas; ojos enormes o chiquititos; trompas muy largas o muy cortitas; de colores blancos, negros, cafés, rojos, nevados, manchados, en fin, muchos tipos”, apuntó sin evitar que se le notara la emoción.

Cada uno de ellos tiene un papel muy diferente en su hábitat, además viven en todos los ecosistemas terrestres, excepto en los polos norte y sur.

Foto: Roberta Olenick.

Cómo llegó a superhéroe

El Batman mexicano sintió desde muy pequeño una gran fascinación por todos los animales. Cuenta que su primera palabra no fue papá y mamá, sino flamingo.

Cada Navidad y cumpleaños el pequeño Rodrigo pedía libros de animales, ir al zoológico o visitar el campo. Miraba por horas en esas páginas a diferentes especies. Así, adquirió poco a poco su principal superpoder: el conocimiento de los mamíferos. “Yo sentía gran curiosidad y pasión”.

En su adolescencia y juventud pasó muchas horas en el Instituto de Biología de la UNAM; pero, ¿cómo llegó? El científico-superhéroe contó que de niño veía el programa El premio de los 64 mil pesos, con el conductor Pedro Ferriz Santa Cruz, y se le metió la idea en la cabeza que debía concursar.

“Cuando le dije la idea a mi mamá, me miró como diciendo: Este niño está loco”, recordó. No obstante, el futuro Batman no se dejó convencer de lo contrario, hasta que ella lo llevó con los productores. Éstos lo miraron y dijeron que no se trataba de un programa para menores, como el de Chabelo, sino que era para gente con bastante conocimiento. Su mamá respondió: “Pues pregúntenle al niño a ver si sabe”. Quedaron impactados con él y lo dejaron concursar. Fue el primer pequeño de 11 años en el programa.

Todo mundo veía el show, incluyendo a Bernardo Villa –creador del estudio de los mamíferos en México y decano del Instituto de Biología (IB) de la UNAM–, evocó Medellín Legorreta.

El investigador detectó el potencial del futuro superhéroe y lo invitó al IB para que le dieran su poder: el estudio de los mamíferos. Desde entonces, Batman no salió de la UNAM, se formó como biólogo y hoy es muy reconocido mundialmente por su trabajo.

Miedo totalmente infundado

La gente tiene un miedo totalmente infundado a los murciélagos porque no conocen todos sus beneficios: los asocian con el mal, la obscuridad, las enfermedades y con todo lo negativo en el orbe. Aunado a esto, algunos investigadores sin sustento ni entendimiento real de lo que pasa con la pandemia los culparon del coronavirus.

En este caso, su poder de conocimiento se evidencia al máximo para defender a los murciélagos y enfatiza: “Este virus llamado SARS-CoV-2 es exclusivo de los humanos, no proviene de los murciélagos”.

“Todavía no sabemos cuál es el origen de este agente patógeno, pero, la realidad, es que los murciélagos no nos contagiaron la enfermedad del coronavirus. Si se nos acerca un murciélago no nos pasará nada”, declaró.

El SARS-CoV-2 está emparentado con un virus de los murciélagos, que comparten 96 por ciento del material genético. Esto significa que sólo tienen en común un ancestro de hace muchísimos siglos, y por lo tanto no proviene de los mamíferos voladores.

De hecho, una de las amenazas más fuertes es el vandalismo en sus refugios, cuevas, árboles huecos, casitas donde se meten entre las tejas, porque la gente los quema, los mata, los ahuyenta, los dinamitan, les dan veneno y lo único que hacen es afectar la biodiversidad.

El protagonista de los cómics quiere compartir su superpoder de la información a las personas, para que entiendan que estos animales son aliados de la humanidad. “Necesitamos defenderlos, protegerlos y ayudarlos”.

“Si en este momento alguien llegara con un murciélago dejaría la entrevista para revisarlo”, concluyó Rodrigo Medellín, quien más que un académico investigador es ciertamente un superhéroe.

Foto: Marco Tschapka.
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