El cambio climático, síntoma del crecimiento humano desmedido

El incremento continuo de la población, así como las actividades humanas en la Tierra han sido posibles gracias a enormes cantidades de energía barata a partir de combustibles fósiles, afirmó Luca Ferrari

Aunque logremos bajar las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera para abatir el cambio climático, con ello no solucionaremos otras graves cuestiones ambientales que derivan de la sobreexplotación de los recursos y ecosistemas del planeta, consideró Luca Ferrari, investigador y exdirector del Centro de Geociencias.

Para el geólogo y doctor en Ciencias de la Tierra tenemos un problema sistémico que no puede tratarse centrándonos únicamente en un aspecto.

“El cambio climático es sólo un síntoma de una enfermedad más general: una obsesión por el crecimiento continuo y perpetuo que ha sido posible gracias a enormes cantidades de energía barata a partir de combustibles fósiles”, resumió.

Durante una conferencia sobre el tema ofrecida en el Auditorio Julián Adem del Centro de Ciencias de la Atmósfera, el académico universitario mostró una posición crítica que va más allá de las recomendaciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, el grupo científico internacional que lidera el tema del cambio climático en el mundo, el cual impulsa la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera para controlar la temperatura global del planeta.

El sistema humano se ha expandido dramáticamente, sobrepasando los límites de la Tierra”

Luca Ferrari
Centro de Geociencias

Sin minimizar la importancia de reducir las emisiones, amplió el panorama hacia disminuir también el uso de energía en la vida diaria, sobre todo ante las aún limitadas condiciones de las energías renovables (solar, eólica, geotérmica, entre otras), en cuya infraestructura se usan recursos provenientes de combustibles fósiles.

Expansión del sistema humano

Luca Ferrari sostuvo que “el sistema humano se ha expandido dramáticamente, sobrepasando los límites de la Tierra, y ha alterado los sistemas ecológicos de los que dependemos para nuestra supervivencia. No podemos crecer infinitamente (poblacional, económica, tecnológicamente) en un planeta finito, estamos llegando a sus límites”.

El problema sistémico (del cual el cambio climático es sólo un síntoma) se refleja en la deforestación, la sobreexplotación de los océanos, la extinción de las especies animales y vegetales (se habla de una sexta extinción masiva), la destrucción de la biodiversidad y la contaminación de suelos, agua y aire.

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Añadió que en su afán de continuar con lo insostenible, las sociedades se vuelven más complejas tanto desde el punto de vista tecnológico como organizacional. “Pero la complejidad cuesta energía y además produce retornos decrecientes en el tiempo, lo que lleva al colapso”, señaló.

Crecimiento perpetuo versus decrecimiento

Para Ferrari, un error de las sociedades modernas es el problema de lo que llama el crecimiento perpetuo.

“Seguimos hablando de crecimiento económico como deseable y posible. Todo incremento del producto interno bruto, por pequeño que sea, es exponencial. Se da por hecho que el crecimiento exponencial infinito es posible, necesario y positivo; sin embargo, no puede continuar para siempre en un planeta finito, y a largo plazo se vuelve nocivo”, argumentó.

Planteó que el sistema de vida actual depende fatalmente del crecimiento del consumo de energía per cápita, de los ingresos y el consumo de bienes y servicios. “Una vez que la expansión se estanca, el sistema se colapsa”, asentó.

Ante ello, propuso considerar el decrecimiento, que es una disminución regular y controlada de la producción económica, para establecer una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, pero también entre los seres humanos.

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