El cambio climático visto por una asamblea de ciudadanos

Una experiencia que vivieron habitantes de Santo Domingo y de otras colonias aledañas, en la hoy alcaldía Coyoacán, fue registrada y analizada por una investigadora social de la UNAM.

Hacia finales de 2015, una enorme fuga de agua proveniente de un predio donde se construían unos edificios de departamentos, en la avenida Aztecas, en la hoy alcaldía Coyoacán, al sur de la Ciudad de México, hizo que habitantes de Santo Domingo y de otras colonias aledañas constituyeran la Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán; sus objetivos eran muy claros: denunciar el desperdicio de agua ante las autoridades y exigir que la construcción de los edificios se cancelara.

Antes, el predio había albergado una escuela con muchos árboles. Así, después de demoler la escuela y talar los árboles, la empresa constructora dio inicio a sus trabajos de edificación; sin embargo, como en dicho predio hay un acuífero somero que brota cuando llega la temporada de lluvias, se vio obligada a bombear el agua en grandes cantidades porque le estaba causando graves contratiempos en las labores de cimentación.

En 2017, Alice Poma, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, se acercó a la Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán y, desde agosto de ese año hasta finales de 2018, llevó a cabo una investigación etnográfica con sus integrantes en la que quedó registrada su lucha, pero sobre todo su posición frente al cambio climático.

“Cuando comencé mi investigación con la Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán, no había movimientos climáticos en México. Ya había habido marchas y manifestaciones convocadas principalmente por organizaciones no gubernamentales y las organizaciones ambientalistas ya se movilizaban alrededor del cambio climático, pero aún no aparecía la nueva ola de movimientos climáticos encabezada por organizaciones como Fridays for Future y Extinction Rebellion, que en la actualidad coordinan las llamadas huelgas climáticas. Ahora bien, si esta asamblea y otras asociaciones civiles estaban preocupadas por el medio ambiente y denunciaban irregularidades, ¿también estarían preocupadas por el cambio climático?, y si la respuesta era sí, ¿qué hacían para combatirlo? Esto es lo que yo quería saber”, dice Poma.

Problema global

Pronto, la investigadora universitaria se dio cuenta de que, por lo que se refería a la Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán, no había incorporado el problema del cambio climático a su agenda, por lo cual se dedicó a investigar la razón de ello.

“Fue así como llegué a la conclusión de que los integrantes de esta asamblea sí percibían el cambio climático, pero no sabían qué hacer para combatirlo. Por lo general, debido a que resulta difícil bajarlo al nivel de la vida cotidiana, este problema global es entendido como algo muy grande y complejo, y ocasiona un profundo sentimiento de impotencia entre la gente”, señala.

En la literatura sociológica que aborda el tema de las emociones, y sobre la que Poma se ha apoyado, se identifican algunas emociones incómodas relacionadas con el cambio climático.

“El cambio climático nos genera culpa porque, si bien somos víctimas de él, también contribuimos a empeorarlo con nuestra huella ecológica; asimismo, nos genera miedo porque es un problema que ya está teniendo efectos negativos en la naturaleza. Por ejemplo, hay evidencia científica de que la temperatura de la Ciudad de México ha aumentado como consecuencia del cambio climático, y de que esto podría agravar la contaminación del aire. Por si fuera poco, en mayo del año pasado tuvimos una contingencia ambiental por los incendios que hubo en las zonas boscosas que rodean la Ciudad de México y que se vinculan al cambio climático. Es decir, el cambio climático ya lo vivimos en nuestra cotidianeidad y nos genera miedo porque no estamos preparados para encararlo.”

A partir de las entrevistas que realizó en un territorio muy concreto como los Pedregales de Coyoacán, la investigadora descubrió que uno de los elementos que aleja a la gente del problema del cambio climático es el fracaso, a nivel global, de la diplomacia climática.

“A pesar de que durante los últimos 40 años ha habido reuniones internacionales, acuerdos, etcétera, los gases de efecto invernadero y sus efectos siguen aumentando. Y a nivel local también abundan las contradicciones. En el caso concreto de los integrantes de la Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán, se percatan de que las autoridades manejan un doble discurso, pues por un lado hablan de combatir el cambio climático, pero por el otro promueven o no frenan proyectos inmobiliarios como el que originó su lucha; en pocas palabras, consideran que es una hipocresía de las autoridades atosigar a la gente con el mensaje de que ahorre energía, por decir algo, y no hacer nada cuando una constructora o cualquier otra empresa viola las normas que protegen el medio ambiente”, indica.

Plantón

Como parte de su lucha en contra de la construcción de los edificios en la avenida Aztecas, la Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán mantuvo durante casi dos años, en el primer carril de esa vialidad, justo enfrente de donde se estaban levantando aquéllos, un plantón en el que se gestó una dinámica comunitaria muy rica.

Siempre había un grupo de personas haciendo guardias, tanto de día como de noche, y se instaló una pequeña cocineta donde la gente cocinaba y comía sin usar platos ni vasos desechables, esto es, con una actitud proambiental.

“Ahí también se dio un proceso de aprendizaje y sensibilización del tema del cambio climático, el cual a veces es difundido por los medios de comunicación desde una óptica catastrofista que abruma a la gente. Además, se organizaron actividades culturales para mostrarles a los niños y jóvenes cómo la zona gozó en el pasado de la presencia de patos y otras especies de aves, por ejemplo. Esta recuperación de la memoria propició que el apego a ese territorio se fortaleciera. Fue un espacio de aprendizaje cotidiano muy importante”, comenta Poma.

Modelo a seguir

En no pocas ocasiones, la Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán logró que se detuviera la construcción de los edificios en la avenida Aztecas, pero finalmente éstos fueron terminados, y aunque, como denuncian los vecinos, todavía no cuentan con el permiso de habitabilidad, parece que varias familias ya los ocupan.

“La Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán les ha comunicado a las autoridades que tiene evidencias de esto; o sea, no se ha resignado, continúa denunciando las irregularidades que surgen. En este sentido representa un modelo a seguir para las comunidades que enfrentan conflictos similares o que quieren poner en práctica acciones locales para combatir el cambio climático”, apunta la investigadora de la UNAM.

En cuanto al acuífero somero que está en el predio donde se construyeron los edificios, como es alimentado por el agua que baja del volcán Xitle, hay una probabilidad muy alta de que suba en cada temporada de lluvias e inunde los cajones de estacionamiento…

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