El de CU, proyecto profundamente mexicano, actual, plural, vanguardista…

También, 70 aniversario de la Dedicación de Ciudad Universitaria

Leonardo Lomelí, Jonathan Davis, Juan Ramón de la Fuente, Enrique Graue, Rafael Lira, Lucina Jiménez y Louise Noelle Gras. Foto: Benjamín Chaires.

Al reafirmar el compromiso de preservar el reconocimiento del Campus Central de Ciudad Universitaria como Patrimonio Mundial –otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) hace 15 años–, el rector Enrique Graue Wiechers aseguró que se trata de un proyecto profundamente mexicano, actual, plural, vanguardista e internacional.

En la ceremonia de conmemoración en la que también se celebró el 70 aniversario de la Dedicación de CU, el exrector de la Universidad Nacional, Juan Ramón de la Fuente Ramírez, aseveró que con dichos actos se mantiene la vitalidad de este espacio, que se reivindica ante el mundo no sólo como conjunto arquitectónico de excepción, sino también en un organismo vivo y dinámico, cuyos latidos evocan emociones intensas, anhelos de superación individual y colectiva, y sobre todo potenciales insospechados para engrandecer a nuestro país.

Al presidir el evento en la Torre de Rectoría, Graue Wiechers expuso que un buen ejemplo del compromiso por preservar el Campus Central es que en mayo pasado se logró que la Suprema Corte de Justicia de la Nación limitara significativamente una edificación –indebidamente autorizada– en la zona de amortiguamiento, la cual hubiera lastimado los atributos estéticos, históricos y artísticos de este espacio.

En nombre de la UNAM, el rector hizo un reconocimiento a la gestión de Juan Ramón de la Fuente Ramírez y al equipo de expertos, quienes bajo la coordinación del arquitecto Felipe Leal postularon y consiguieron que este sitio fuera reconocido por la Unesco como Patrimonio Mundial el 2 de julio de 2007.

Son espacios que, de acuerdo con la Declaratoria del Valor Universal Excepcional de Ciudad Universitaria, encarnan “los valores universales del acceso a la educación, la mejora de la calidad de vida… y la integración entre el urbanismo, la arquitectura y las bellas artes”, dijo Graue.

El Campus Central, agregó, reúne lo mejor de nuestros mundos, funde el pasado y el presente con la permanente aspiración de un México más justo y menos desigual.

Intangible

En tanto, el exrector Juan Ramón de la Fuente también manifestó que Ciudad Universitaria es una de las obras colectivas más trascendentes de la segunda mitad del siglo XX; es símbolo de la nación, un rasgo distintivo en el rostro de Ciudad de México; espacio que evoca diversidad, pluralidad, creatividad y tolerancia.

Su patrimonio intangible, abundó, multiplica el valor del patrimonio visible: sus tradiciones, usos y costumbres; sus cuerpos colegiados, su vocación democrática, su apertura, su naturaleza crítica y autocrítica que ejercen las y los universitarios cotidianamente; su coraje, sus convicciones y nobleza.

“Es el símbolo de una Universidad en la que todo debe discutirse porque todo puede analizarse; es el reflejo de una Universidad que propone y enmienda, que se representa en múltiples versiones, que se entiende a sí misma de innumerables maneras”, añadió ante los presidentes de la Junta de Gobierno de la UNAM, y del Patronato Universitario, Rafael Lira Saade y Jonathan Davis Arzac, respectivamente.

Lucina Jiménez López, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, externó que el patrimonio artístico que encierra este campus universitario y que pertenece a la cultura del mundo “es un referente de identidad para los universitarios y los mexicanos que nos enorgullece”.

La UNAM representa para el país la aspiración y la posibilidad de cumplir con el derecho humano a la educación de calidad, laica y gratuita, donde el pensamiento científico-técnico, las humanidades y las artes contribuyen a formar profesionales que tienen una perspectiva universal, pero que no se desprenden nunca de su memoria y su origen, capaces de responder a un México en profundo cambio.

La Ciudad Universitaria es conservada y vivida, continuó. “Si de algo podemos sentirnos orgullosos, es justamente de la calidad e intensidad de la vida que tiene este campus de la Universidad Nacional, y en el Instituto nos sentimos complacidos de que en su momento se haya contribuido al reconocimiento de ser monumento artístico nacional, paso fundamental para transitar hacia el reconocimiento mundial”.

Es el reflejo de una Universidad que propone y enmienda, que se representa en múltiples versiones, que se entiende a sí misma de innumerables maneras”

Juan Ramón de la Fuente

Reencuentro

En la ceremonia, Leonardo Lomelí Vanegas, secretario general de la UNAM, apuntó que esta casa de estudios celebra esas dos fechas importantes en el regreso a sus instalaciones después de un largo confinamiento obligado por la pandemia, para “reencontrarnos en este lugar emblemático, que no sólo distingue a la Universidad Nacional, sino que es además un referente de nuestro país en el mundo”.

Ciudad Universitaria fue una apuesta bien lograda por construir un México moderno, en el cual la educación fuera uno de los pilares fundamentales. Y para hacerlo, abundó, logró conjuntar lo mejor de la arquitectura nacional y del muralismo mexicano; en ese sentido “es un ejemplo de integración plástica que nos valió, hace 15 años, ser reconocidos como un lugar digno de ser incluido en la Lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad”.

En tanto, la Dedicación de la Ciudad Universitaria, hace 70 años, representó un momento con una profunda carga simbólica, por lo que se unen ambas celebraciones en un festejo que contará con infinidad de actividades como exposiciones, conciertos y ciclos de conferencias, anunció.

Al hacer uso de la palabra, Hugo Casanova Cardiel, director del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, recalcó que la inscripción del Campus Central de la UNAM en esa lista de la Unesco reconoce mundialmente la importancia de la edificación de CU.

Ese hecho, puntualizó, guarda múltiples significados. Su diseño y construcción constituyeron un punto de inflexión en la arquitectura mexicana. El dictamen de ese organismo internacional establece, entre otros aspectos, que es uno de los pocos ejemplos mundiales en los cuales tanto la arquitectura moderna como el urbanismo encuentran una plena aplicación.

Además, su edificación representa un hito en el desarrollo de la Universidad y se inscribe en el momento histórico de la modernización nacional, y en la clara intencionalidad gubernamental de posicionar al país en el emergente orden mundial de la posguerra. “No cometemos ninguna exageración al caracterizar a Ciudad Universitaria como una de las empresas más significativas del Estado durante el siglo XX”.

Felipe Leal Fernández, exdirector de la Facultad de Arquitectura y miembro de El Colegio Nacional, luego de relatar el periplo hasta llegar a la inscripción de CU en la Lista del Patrimonio Mundial (cuyo festejo se realizó el 21 de septiembre), acotó que este hecho detonó el orgullo por ser universitario y pertenecer a la Universidad de la nación.

Al recordar las palabras que pronunció en la Convención de Patrimonio Mundial, en Nueva Zelanda, el 29 de junio de 2007, días antes de la inscripción, dijo que la excepcionalidad de CU radica en que, a pesar de ser una obra moderna, el pasado está presente; logró amalgamar la tradición con la vanguardia del momento, lo local con lo universal, y también lo hace al subrayar la vocación pública de una arquitectura civil e incorporar soluciones plásticas a los edificios de forma integral.

No de menos importancia resulta su contundencia en el terreno de lo intangible, ya que su originalidad confirió una identidad icónica a uno de los proyectos culturales más importantes de México durante el siglo XX. Es un símbolo material de la educación pública de nuestro país, finalizó.

En la ceremonia también se proyectó un video por los 15 Años de Ciudad Universitaria como Patrimonio Mundial de la Humanidad, en el cual se relató la historia de la construcción del campus universitario, su ocupación y los trabajos efectuados para obtener la Declaratoria de Patrimonio de la Humanidad.

El festejo luego de la entrega del pergamino, aquel 21 de septiembre de 2007. Foto: Juan Antonio López.
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