El derecho a una ciudad incluyente debe conciliar distintas visiones

Encuentro coorganizado con los institutos de investigaciones Jurídicas, Económicas, y Sociales, el Instituto de Ecología, la Facultad de Psicología y el CEIICH; reúne a especialistas de nueve países

Armando Sánchez, Leonardo Lomelí, Guadalupe Valencia y Javier Delgado. Foto: Ana Hernández.
El derecho a una ciudad incluyente debe conciliar distintas visiones, enfoques y condiciones socioeconómicas en aras de tener un espacio común habitable, y también entenderse como la necesidad de superar barreras y restricciones que los propios seres humanos hemos construido y que limitan nuestra socialización, afirmó el secretario general de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas.

Al inaugurar el Tercer Congreso Internacional de Estudios sobre la Ciudad. Derecho a la Ciudad, Derecho a la Vida. Interacciones, aproximaciones, perspectivas, el cual reúne a especialistas de nueve países, el funcionario indicó que esta temática es muy relevante, pues son las ciudades donde tenemos que relacionarnos y encontrar la manera de resolver nuestras necesidades.

Expuso que la pandemia por Covid-19 también mostró que en las urbes debemos aprender a coexistir y respetar a otras especies, a cuidar el medio ambiente. Durante el confinamiento se hizo evidente la existencia de especies que, por ejemplo, en Ciudad de México se pensaba que ya no habitaban, como los cacomixtles. “Esto nos interpela a buscar una relación más armoniosa con nuestro entorno”, señaló.

En el Auditorio Ricardo Torres Gaitán del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), la coordinadora de Humanidades, Guadalupe Valencia García, comentó que no hay ciudades perfectas, pero sí se puede aspirar a visualizar espacios más adecuados, donde los habitantes gocen de lo necesario para su buen desarrollo personal y social, y vivir comunitariamente con armonía, paz, justicia y equidad.

Explicó que los gobiernos de prácticamente todas las ciudades del mundo se han visto rebasados por el crecimiento desmedido de éstas, y en la urgencia de atender requerimientos emergentes se ha descuidado el bien social, supeditando necesidades, derechos, intereses ciudadanos básicos. “Si bien será imposible solucionar los problemas crecientes, creemos que los estudios inter y transdisciplinarios pueden coadyuvar al mejoramiento sustancial de nuestras metrópolis y de sus habitantes”.

Valencia García celebró que en el Congreso se revisen cerca de un centenar de propuestas urbanísticas basadas en análisis, metodologías y estudios transversales, y se discutan planes de acción entre diferentes actores. “Las ciudades del tercer milenio deben aspirar a ser espacios más democráticos e igualitarios, y romper con la inercia de monstruosas metrópolis rodeadas de cinturones de miseria, excluyentes de una buena parte de la población”.

Previamente, el director del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, Javier Delgado Campos, agradeció el apoyo para el Congreso que es coorganizado con los institutos de investigaciones Jurídicas (IIJ), Económicas (IIEc), y Sociales (IIS), así como con el Instituto de Ecología, la Facultad de Psicología y el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH).

Manifestó que ante los momentos desgarradores que se viven en México y el mundo es necesario hacer propuestas viables; es fundamental reflexionar sobre las ciudades, sin olvidar a sus habitantes.

El director del IIEc, Armando Sánchez Vargas, dio la bienvenida al Congreso y expresó su beneplácito porque se realiza en la entidad académica a su cargo.

Conferencia magistral

Tras la inauguración se ofreció la conferencia magistral Derecho a la ciudad: principio de realidad, utopía y viabilidad, de la investigadora del CEIICH Lucía Álvarez Enríquez, quien sostuvo que el derecho a la ciudad es una garantía colectiva, integral, que funciona más como un imperativo y emblema que como figura jurídica.

Dicha garantía ya ha sido incluida en normas como la Constitución Política de la Ciudad de México, y es importante su incorporación.

Este derecho tiene sentido para sus pobladores a ser parte de la urbe y poder permanecer en ella. Es algo obvio, pero en la ciudad neoliberal cada vez hay más procesos de expulsión de los habitantes pobres, incluso de las clases medias bajas, afirmó.

La garantía a la ciudad implica también que se pueda acceder a los recursos y bienes en condiciones de equidad, pues actualmente no es así. Por ejemplo, la distribución del agua en entidades como Ciudad de México es desigual.

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