EL DESAFÍO ES HACER COMUNIDAD

Agradezco al señor Rector la oportunidad que me da, con la gran responsabilidad que ello significa, de dirigirme a ustedes en nombre de nuestra Universidad.

Hoy nos congrega, como cada año, reconocer a la mujer universitaria. En esta ocasión se galardona a 92 mujeres que en cada una de nuestras entidades académicas ha destacado por su contribución en la docencia, la investigación y la difusión del conocimiento y la cultura, que son los quehaceres fundamentales de nuestra Universidad.

Lo hacemos precisamente en torno del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, fecha en que se conmemoran nuestras luchas por reivindicar la igualdad de género. Desde principios de este siglo, la Universidad Nacional Autónoma de México se comprometió a distinguir el trabajo, el compromiso y la vocación de sus académicas a través del Reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz, que ha adquirido una importancia emblemática, pues es el símbolo de reivindicación para la mujer que redobladamente se esfuerza en la vida académica y que encima destaca significativamente en esa labor.

La presea lleva el nombre icónico de nuestra Sor Juana. No se podía haber tomado mejor decisión cuando se le escogió a ella y a su presencia para homenajear a la mujer académica que frente a toda adversidad lucha por saber, por crear conocimiento y cultura, por educar y por abandonar estereotipos de género. El premio se otorga a una representante de cada entidad y con ellas todas las universitarias somos reconocidas en un espacio que se ha ganado a golpe de trabajo, de talento y de talante.

Y aquí están ustedes, científicas, biólogas, químicas, médicas, odontólogas, veterinarias, matemáticas, físicas, geólogas, geógrafas, psicólogas, antropólogas, arquitectas, abogadas, ingenieras, enfermeras, fisioterapeutas, trabajadoras sociales, sociólogas, historiadoras, filósofas, mujeres de letras, economistas, contadoras, administradoras, artistas, comunicadoras, diseñadoras, pedagogas, mujeres de la cultura y de la ciencia.

La Universidad es un enorme y generoso espacio que procura la igualdad de oportunidades para todas y todos. Más de la mitad de nuestra población estudiantil son mujeres, 46 % del personal académico somos mujeres, y del total del personal de base y de confianza el 51 % son mujeres.

De hecho, hoy, en esta casa de estudios, posiciones de gran responsabilidad, tanto en la administración central como en entidades académicas, tradicionalmente conducidas por hombres, por primera vez han recaído en destacadas mujeres.

Así, el premio Sor Juana Inés de la Cruz, más allá de un reconocimiento, es la visibilización de los aportes que las mujeres hacemos a la Universidad. Es la muestra de una realidad insoslayable de la presencia de las mujeres en las ciencias, en las humanidades, en el arte, que debemos impulsar y apoyar. Es asumir que el conocimiento no tiene género y que no deben existir razones de exclusión o de rezago de la mujer en la academia y en el ejercicio profesional.

En esta fecha también ponemos énfasis en revisar los avances que se han tenido en la generación de condiciones de igualdad y de respeto, y analizamos cuáles son los pendientes. La UNAM ha asumido esta responsabilidad desde hace ya varios años. Entre sus acciones se encuentran las siguientes: la creación del Programa Universitario de Estudios de Género, que hoy día es el Centro de Investigaciones y Estudios de Género; la reforma al Estatuto General para dar un trato igual a mujeres y hombres; la creación de la Comisión Especial de Igualdad de Género del Consejo Universitario; la publicación de los Lineamientos Generales para la Igualdad de Género y las Políticas Institucionales para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de Casos de Violencia de Género y el Protocolo respectivo, recientemente actualizado.

Con este espíritu, la Universidad ha tomado decisiones trascendentes: la violencia de género se considera una causa grave de responsabilidad entre la comunidad universitaria. La Defensoría de los Derechos Universitarios pasó a atender temas de igualdad y atención de violencia de género. Se creó el Programa de Posgrado de Estudios de Género y también la Coordinación para la Igualdad de Género y las Comisiones Internas en cada entidad académica, que tienen como misión incluir a todas y todos los actores universitarios en la creación de ambientes de respeto, en la implementación de la política institucional en materia de igualdad de género y prevenir cualquier tipo de discriminación.

Actualmente, las instancias correspondientes se encuentran rediseñando la normativa para que las áreas que conocen de responsabilidades por violencia de género tengan cada vez mejor organización y definición de funciones, y se está revisando el marco jurídico para seguir actualizándolo y buscar que priven los principios de protección de las adolescencias y de resarcimiento del tejido social.

La violencia de género que se llega a presentar en nuestra comunidad no es aislada, es parte de los problemas nacionales, respecto de los cuales nuestra Universidad no es indiferente.

Según cifras oficiales, en nuestro país, 6 de cada 10 mujeres adolescentes de entre 15 y 17 años han sufrido a lo largo de su vida al menos un incidente de violencia –emocional, física, sexual o económica–. Las adolescentes enfrentan violencia en todos los espacios que habitan: su hogar, la escuela, las calles, los espacios comunitarios, el ciberespacio.

La prevalencia de la violencia contra las mujeres de 15 años y más en México, muestra que quienes experimentan mayor incidencia son quienes residimos en áreas urbanas; de edades entre 25 y 34 años, quienes cuentan con un nivel de escolaridad superior y las que nos encontramos separadas, divorciadas o viudas.

Diez mujeres mueren al día de forma violenta y una de cada cuatro personas desaparecidas, es mujer. Si son menores de edad, el porcentaje aumenta a más de la mitad. En 2024, de los casos de víctimas de trata de 18 años o más, el 88 % fueron mujeres.

La Universidad reconoce que su enorme comunidad se encuentra inmersa en estos problemas y que también pueden suceder violencias que hay que prevenir, combatir y sancionar.

Es momento de pensar ¿qué nos falta? ¿hacia dónde debemos ir en este camino? Me parece que el reto que ya estamos afrontando es hacer comunidad, crear redes de prevención de la violencia, sanear los espacios universitarios en donde identifiquemos violencias y discriminación. Estoy segura que en todas nuestras entidades podemos identificar esta necesidad y también estoy cierta que todas y todos estamos trabajando por generar ambientes de paz y de constante regeneración del tejido social.

La UNAM de hoy es una Universidad que se preocupa y ocupa de generar espacios de igualdad para todos los géneros, de tolerancia, de respeto y de convivencia armónica.

La Universidad no sólo sanciona, también previene, avanza en la igualdad de género, en el respeto a los derechos y dignidad de todas, todos y todes.

La UNAM avanza en igualdad y no violencia, y con ella avanzamos todas y todos. Hoy, que ustedes, destacadas universitarias, reciben el Reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz, recordemos que no sólo luchamos día con día por enseñar, investigar o difundir el conocimiento, sino que también trabajamos por un mundo mejor, más incluyente, igualitario y sin violencia.

“Yo, la peor del mundo”, escribió con su sangre Sor Juana, cuando se vio impedida y limitada por un mundo patriarcal, para seguir trabajando en sus letras. Hoy digo: “yo, la peor del mundo”, si eso debo ser, para emular a todas las que se han sacrificado, las que abrieron camino y sobre cuyos hombros vamos rompiendo techos de cristal y muros de desigualdad.

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