El dolor va más allá de lo físico, ocurre en lo psicológico

Puede haber mejoría en presencia de alguna situación desafiante

La experiencia del dolor no ocurre en un vacío psicológico, tampoco aislado de lo que pasa en la mente, concluyó, de acuerdo con una parte de la búsqueda que emprende, David Fajardo Chica, investigador posdoctoral en el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM.

La ciencia del dolor, aseguró, ha abandonado progresivamente la idea de que es lineal. El cambio en esta experiencia ha variado, ya no es ascendente y encapsulado, porque recibe insumos de características psicológicas.

Al intervenir en la séptima sesión a distancia del Seminario Afectividad y Cultura, convocado por el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, Fajardo Chica, aclaró: “el dolor no es el registro pasivo del trauma físico, sino se entiende como actividad del cerebro, con áreas sensoriales y somatosentoriales, entre otras. Éste puede verse también como una capacidad psicológica, una facultad que contribuye al organismo”.

Alivio y estados de ánimo

El también filósofo por la Universidad del Valle, Colombia, especialista en el estudio interdisciplinar del dolor y el sufrimiento, consideró que existen influencias psicológicas en la producción del dolor. La clave es que éste se alivia porque disminuye su intensidad, pero también por ser (considerado) menos desagradable.

Puede ocurrir un alivio psicológico en presencia de un estado que indica una situación desafiante, y en esos casos el dolor se reduce. Por ejemplo, ante uno de tipo físico, podemos experimentar la llamada “analgesia visual”, y mirar alguna “pista falsa” de que nuestro cuerpo está intacto, verlo y considerarlo ileso.

“Esta forma de entenderlo nos abre, hay mucho más en la experiencia; no sólo se trata de receptores sensoriales, sino de un despliegue de áreas funcionales, es decir, la conciencia de un plan de acción para eliminarlo. El dolor es en sí toda una implementación y una estrategia de protección, un insumo de defensa de redes funcionales”, añadió.

Esto explica, subrayó, que alguien con un estado de ánimo bajo puede deprimir su sistema de recompensas, y así el comportamiento de protección usual ofrece menos alivio de lo regular.

En cuanto a lo teórico, concluyó que esclarecer el alivio psicológico del dolor tiene tres objetivos: robustecer nociones integrales del sufrimiento, en la epistemología de las ciencias de la salud y del cuidado paliativo; clarificar de qué forma el dolor contribuye a la supervivencia de los organismos; y finalmente informar sobre los debates contemporáneos en filosofía de la mente respecto a su naturaleza cognitiva.

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