El Eco de un Pasillo, diálogo con la arquitectura de Mathias Goeritz

El proyecto ganador, del estudio Mendiola Arregui, plantea experiencias emocionales. Foto: cortesía del estudio Mendiola Arregui.
El Museo Experimental el Eco inauguró El Eco de un Pasillo, proyecto ganador del concurso Pabellón Eco 2025, que tuvo como tema “Invariantes habitables” y la curaduría de Luis Aldrete; la modificación pertenece al despacho Mendiola Arregui, de Guadalajara, Jalisco, y consiste en replicar los muros del pasillo de acceso al Museo en el patio del mismo, seccionándolo y creando dos espacios más, uno de los cuales cuenta con una banca amarilla que también hace eco del muro vertical de patio.

El certamen, creado en el 2010, convoca a arquitectos del país a presentar proyectos para crear en el museo espacios efímeros que desaten la reflexión y el diálogo arquitectónicos en un sentido amplio y con la obra de Mathias Goeritz, quien diseñó y creó el recinto en 1953 para experimentar con las posibilidades expresivas de la disciplina.

“El trabajo demuestra la importancia de la sencillez y del valor de la repetición en los espacios que habitamos. El tema de la convocatoria de este año, ‘Invariantes habitables’, se desarrolló en ese sentido, es decir, las propuestas confluyeron en el uso de los elementos propios de la arquitectura, como muros, pisos, techos, agujeros en los muros o en los techos, plataformas y taludes”, señaló Pablo Landa, director del Eco.

El jurado estuvo integrado por Luis Aldrete, Fernanda Canales y Héctor Zamora, quienes eligieron por unanimidad la propuesta de Andrea Arregui y Carlos Mendiola, por considerar que “responde con contundencia al planteamiento curatorial y establece un diálogo reflexivo con la arquitectura de Goeritz”, señalaron en el acta de premiación.

“Observar es indagar con cuidado, esmero, interés y curiosidad en los lugares que nos rodean –dijo Aldrete–. Esta fue la base a partir de la cual trabajaron Mendiola y Arregui. El espacio se había usado para exponer esculturas, pero ahora tiene una dinámica distinta: generar emociones”.

Mathias Goeritz acuñó la frase “arquitectura ordinaria” para referirse a la manera en que se deben crear los espacios habitables para despertar emociones profundas.

“Nuestra propuesta partió de la necesidad de replicar los muros que conforman el pasillo de ingreso al Eco. La intervención no se impone al espacio original, sino que generará experiencias emocionales. Para lograrlo, nos enfocamos en que la intervención solo tuviera sentido en el patio del Eco. La geometría y el trazo de los muros permanecen iguales, sin embargo, la experiencia que se genera es distinta. La idea del pabellón es destacar la importancia de la sencillez de las cosas, de la naturaleza y la vida”, señaló Andrea Arregui.

“Es evidente la importancia que dimos a la textura de la pintura aplicada en los muros, para integrar todo el conjunto en una misma propuesta. La banca fue todo un tema. Pero al realizar el trazo general se hizo evidente que debía que ser un objeto en diálogo con la torre, la vimos como un vínculo directo entre ambos elementos”, expresó Carlos Mendiola, para quien, luego de la intervención, el patio ofrece un recorrido íntimo y privado, que invita a dejar atrás el bullicio y sumergirse en una experiencia más personal y recogida.

Los arquitectos emplearon en su intervención la misma tonalidad del resto de los muros del Museo, para generar una forma intuitiva de percibir el nuevo espacio. El resultado es más homogéneo entre los actores principales de todo el Museo: el tótem amarillo, la vegetación y el muro del fondo.

La exposición, curada por David Miranda, se presenta como complemento de la intervención del pasillo y ahonda en los temas que preocupaban a Goeritz.

“Se trata de un ejercicio de composición espacial que Goeritz realizaba desde los años 40, toda vez de que él no era arquitecto, sino un artista que produjo arquitectura. Su plano de necesidades no corresponde a una cuestión funcionalista de un programa de arquitectura moderna como tal”, señaló el curador.

“Por eso es muy interesante establecer una relación entre las piezas incluidas en esta ocasión, con la educación que se desarrolló en el siglo XIX. Goeritz se apropió de metodologías aportadas por la escuela Bauhaus y de los proyectos de Paul Klee. La relación con el Pabellón Eco se establece entre las piezas incluidas y los ejercicios de elevación o de desplantes propios del artista, quien los hizo a lo largo de su carrera como escultor, pero también como diseñador de espacios urbanos”.

Miranda detalló que la exposición se conforma de material documental proveniente de tres colecciones, una bajo resguardo del Eco, otra perteneciente a la Galería Caja Negra y la tercera como parte de la colección de Sandra Valenzuela.

La obra ganadora del concurso y la exposición podrán visitarse hasta el 17 de agosto. Habrá actividades relacionadas que se anunciarán en los canales de difusión del museo.

También podría gustarte