El Ejército ocupa instalaciones del IPN

- Zacatenco, el Casco de Santo Tomás y varias vocacionales
- La Junta de Gobierno ratifica al rector Barros Sierra

180924-Suple68-19_dia23Dos años, cuatro meses y 17 días después de haber sido elegido para el cargo de rector de la UNAM, Javier Barros Sierra renuncia. En un comunicado enviado a la Junta de Gobierno señala: “Ustedes conocen de sobra los últimos hechos que han afectado a nuestra casa de estudios. Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada, por habérsenos impedido realizar, al menos en parte, las funciones esenciales de la Universidad”.

Agrega: “Me parece importante añadir que, de las ocupaciones militares de nuestros edificios y terrenos, no recibí notificación oficial alguna, ni antes ni después de que se efectuaron. Cabe insistir en que la Universidad no engendró el llamado conflicto estudiantil, sino que éste repercutió sobre aquélla.

“Repetidamente dijimos a los jóvenes que debían seguir en sus luchas los caminos de la razón, de la fe y del diálogo, sin incurrir en provocaciones ni en actos violentos. En esta tarea nos tropezamos con la incomprensión y aun con el encono de algunos, tanto adentro como afuera.”

Puntualiza: “Los problemas de los jóvenes sólo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza, la violencia o la corrupción. Ésa ha sido mi norma constante de acción y el objeto de mi entrega total, en tiempo y energías, durante el desempeño de la rectoría. Mas la situación presenta ahora una nueva fase: estoy siendo objeto de toda una campaña de ataques personales, de calumnias, de injurias y de difamación. Es bien cierto que hasta hoy proceden de gentes menores, sin autoridad moral; pero en México todos sabemos a qué dictados obedecen”.

Y concluye: “En virtud de las consideraciones anteriores me veo en la imperiosa necesidad de presentar a ustedes mi renuncia irrevocable como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, con la súplica de que sea aceptada de inmediato”.

Los directores de escuelas, facultades e institutos, los coordinadores de Ciencias y Humanidades, y los directores generales de las dependencias administrativas de la UNAM demandan a la Junta de Gobierno de esta casa de estudios que no sea aceptada la renuncia del rector Barros Sierra.

A esta demanda se suman más tarde los profesores y la Asociación de Trabajadores Administrativos de la UNAM, así como el Colegio de Profesores de la Escuela Nacional de Economía, la Preparatoria Popular y miles de alumnos.

En el Salón Verde de la Cámara de Diputados, David Alfaro Siqueiros vuelve a manifestarse a favor de la derogación de los artículos 145 y 145 bis, y solicita que se libere a los presos políticos.

A las 17 horas, cientos de granaderos y agentes de la Policía Montada atacan el Casco de Santo Tomás, con la intención de apoderarse de él, pero los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional pelean con piedras, palos, resorteras, bazucas hechizas y bombas molotov, resisten y se niegan a rendirse.

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La batalla en el Poli dura casi doce horas

180924-Suple68-19_dia24En punto de las 0 horas de hoy, dos compañías del Cuerpo de Granaderos y un grupo de agentes especiales toman por sorpresa la Vocacional 7 sin detener a un solo estudiante. Los vecinos de la Unidad Nonoalco-Tlatelolco, donde se localiza aquélla, se organizan y les reclaman airadamente su acción.

A esa misma hora, el Ejército ocupa la Unidad Profesional de Zacatenco del IPN y las vocacionales 6 y 3, e intenta entrar en el Casco de Santo Tomás, pero los estudiantes, bien pertrechados, siguen defendiéndose con bravura.

Finalmente, al cabo de varias horas de lucha encarnizada, las fuerzas militares también toman estas instalaciones politécnicas.

El jefe de la policía, Luis Cueto, dice que “los elementos de la jefatura de la policía están ya armados y tienen instrucciones de actuar donde sea necesario”. Hay muertos, heridos y detenidos.

Profesores de las preparatorias 3, 4, 5, 6 y 8 piden que bajo ningún concepto se acepte la renuncia del rector Barros Sierra y dan “absoluto apoyo y plena solidaridad a su valiosa directiva exclusivamente universitaria, humanística y comprensiva de los problemas de la juventud”.

Por otro lado, el Consejo Técnico de Humanidades condena las violencias de todo género ejercidas contra la UNAM y su representante legal, y hace patente a éste “su más completa y cabal solidaridad”.

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No acepta la Junta de Gobierno la renuncia del rector

180924-Suple68-19_dia25En la noche, después de dos horas de deliberaciones en la Biblioteca Nacional –y en un hecho nunca visto antes en la historia de la UNAM–, la Junta de Gobierno, presidida por el doctor Raoul Fournier Villada, resuelve por unanimidad no aceptar la renuncia presentada por el rector Barros Sierra.

En el comunicado que emite, agrega: “La graves condiciones a que se enfrenta la Universidad obligan a que todos los universitarios recapaciten, más que sobre los hechos y circunstancias que la han llevado a tales condiciones, sobre los medios de superarlas, sobre las formas y actitudes que permitan en el menor tiempo volver a la normalidad. Cabe poner de relieve que la solución del conflicto que en estos momentos la aqueja, como la de todos los problemas que a ella conciernen, sólo puede ser lograda mediante la comprensión y los esfuerzos de todos sus componentes”.

Al mismo tiempo, la Junta exhorta a todos los universitarios “a mantener la unidad y a atender los llamados que haga el rector a los maestros, a los alumnos, a los funcionarios y a los empleados de nuestra Casa de Estudios, para retornar a la vida ordinaria y a reanudar sus actividades”.

En su artículo “El rector y los diputados”, publicado en el diario Excélsior, José Alvarado escribe: “Si el ingeniero Javier Barros Sierra hubiera aceptado la ocupación militar de la Universidad, no habría merecido los ataques de los diputados, pero sí el repudio de todos los universitarios honorables. Los señores representante populares no han encontrado hasta hoy el más diminuto error en ninguno de los funcionarios, quienes sin duda les parecen infalibles y perfectos; pero, celosos del bien público y dueños de una esbelta gallardía, hallaron muchas fallas en un rector por no avenirse a la supremacía de las culatas sobre los libros”.

Y añade: “Y eso es lo malo: los diputados se oyen ellos solos, pero no los escucha el pueblo, ni nadie les hace caso. No han podido justificar, a pesar de sus alardes oratorios, la ocupación militar de la Universidad y lo único obtenido con sus ataques al ingeniero Barros Sierra es despertar mayor simpatía en torno de éste. El problema sigue y se ha agravado primero por la intervención de los soldados y luego por las arengas de los diputados”.

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Barros Sierra decide continuar en la Rectoría

180924-Suple68-19_dia26En respuesta a la resolución de la Junta de Gobierno de no aceptar su renuncia, el rector Barros Sierra decide no abandonar el cargo y en una carta dirigida al máximo órgano universitario afirma que ante el unánime apoyo que recibió de la comunidad universitaria continuará, “convencido una vez más, de que este puesto implica el más alto honor y la mayor responsabilidad que pueda recibir un universitario”.

Y manifiesta que las tareas inmediatas serán “restablecer el orden universitario y demandar al gobierno la desocupación de nuestros recintos por las fuerzas militares, para reanudar cuanto antes las labores de investigación, las culturales, las administrativas y las de planeación”. Se efectúa un mitin de protesta en la Plaza de las Tres Culturas, donde se reitera que el rector merece el respaldo estudiantil por su actuación, si bien no representa al movimiento.

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