El Galeón de Acapulco y la nueva ruta de la seda

China busca integrarse en un nuevo orden regional y llevar la batuta

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Las dos naciones campeonas de la apertura económica mundial, que impusieron su visión del libre mercado al mundo, en especial a los países dependientes de su poder económico y militar, Estados Unidos y Gran Bretaña, ahora son gobernados por dos personajes que pregonan el proteccionismo económico, Donald Trump y Theresa May.

Frente a estos personajes que quieren cerrar sus fronteras y aislarse del mundo, China, la segunda potencia económica mundial, propone una nueva ruta de la seda, que se conoce en el mundo como One belt, one road.

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“Es un proyecto que ya está en marcha y que China propuso en 2013”, explicó Natalia Rivera Ángel, académica del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), durante su participación en la conferencia El Proceso de Mundialización: el Galeón de Acapulco y la Nueva Ruta de la Seda, que se celebró en esa entidad académica.

“Tiene la virtud de unir a tres continentes y, desde luego, supera en términos geográficos a la ruta del Galeón de Acapulco, porque no sólo estamos hablando de China, sino también de otras regiones, como el centro, el sur y el suroeste de Asia”. Además, crea vínculos con África, Medio Oriente y Europa, aunque América Latina no está considerada.

Actualmente, China es una de las naciones más extensas de Asia, con una población cercana a los mil 400 millones de personas y un crecimiento de casi seis por ciento.

Procesos de mundialización

Por su parte, Virginia Valdivia Caballero, académica de esa Facultad, expresó que estos dos hechos históricos marcaron y lo hacen ahora nuevas rutas comerciales. Agregó que tanto la del Galeón de Acapulco como la nueva de la seda son procesos de mundialización, y explicó que uno de los factores principales en ellos es la conectividad, es decir, la creación de nuevos derroteros.

“La ruta del Galeón de Acapulco marcó el primer encuentro formal entre Nueva España y Asia, y en el caso de la nueva de la seda significa otra serie de rutas con las que se pretende conectar el mundo”, dijo la investigadora.

Otro factor de mundialización sería la definición del tiempo y del espacio, que se lograron mediante estos derroteros de navegación en el siglo XVI, pero que también estamos observando con mayor intensidad en los procesos actuales. Uno más son las relaciones multilaterales, es decir, la inclusión de más de dos actores internacionales. En este sentido, la nueva ruta de la seda planea incluir a más de 60 países en una cooperación regional.

“Contrario a lo que Estados Unidos plantea hoy en día, priorizar instrumentos bilaterales más que multilaterales, el presidente Xi Jinping apuesta por un multilateralismo y por la incorporación de más actores en estos procesos de colaboración”, comentó la académica.

“Ahora bien, la idea de la nueva ruta de la seda es integrar a China en la política internacional, pero también tratar de construir un nuevo orden regional en el que la nación asiática tenga la batuta; se pretende reacomodar la cooperación económica y alinearla con los intereses económicos del país asiático, el cual quiere convertirse en el proveedor de bienes públicos mediante esta colaboración económica.”

Pablo Marentes, profesor de la FCPyS y ahora cónsul general de México en Austin, Texas, hizo un resumen de las circunstancias históricas en España antes del viaje de Colón que lo llevó a encontrarse con las tierras de un nuevo mundo.

Con el Galeón de Acapulco o Galeón de Manila o la Nao de la China, “que de china no tiene nada más que los productos que transportaba para el comercio entre Nueva España y España”, se estableció el primer encuentro formal entre Nueva España y Asia.

En él se traían productos de Asia a estas tierra y de Acapulco se enviaban a España. Una vez al año, salía rumbo a Filipinas para comerciar productos principalmente de China, India, Japón, como porcelanas, sedas y especias.

Andrés de Urdaneta, sobreviviente de la expedición de Fray García Jofre de Loaiza en 1525, muchos años más tarde con la expedición de Miguel López de Legazpi buscó una ruta de regreso a Nueva España, pero desde más al norte de las Filipinas. Así, encontró corrientes favorables que los trajo hacia el norte de California y de ahí a Acapulco.

A este trayecto se le conoce como el Tornaviaje o ruta de Urdaneta, con lo que se inauguró la ruta del Galeón de Acapulco: Acapulco-Filipinas-Acapulco, con la que se comerció desde 1565 hasta 1815, aunque también se afirma que hasta 1816 o incluso hasta 1824. Se debe considerar que la ida y vuelta duraban alrededor de siete meses, por lo que sólo se hacía un viaje.

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