El honoris causa de la UNAM, un privilegio y un momento muy significativo

“Los galardones son también para quienes nos formaron y para las instituciones que ayudaron a desarrollarnos”

Eduardo Matos Moctezuma fue anunciado hace unos días como ganador del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. El arqueólogo recibió el apoyo de la UNAM. El 23 de febrero de 2022 el rector Enrique Graue Wiechers envió una carta a la Fundación Princesa de Asturias, en la que estipulaba: “En mi carácter de rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, propongo la candidatura del doctor Eduardo Matos Moctezuma como digno recipiendario del Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2022”.

Por su parte, la Fundación Princesa de Asturias declaró la mañana del 18 de mayo: “Con este fallo, el jurado quiere reconocer el extraordinario rigor intelectual del premiado para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica, y para hacer que dicha herencia se incorpore con objetividad y libre de cualquier mito”.

Foto: archivo Gaceta UNAM.

Gaceta UNAM conversó con el autor de Muerte a filo de obsidiana (1996).

El camino de la arqueología

—¿Cuándo decidió ser arqueólogo?

—Mi amigo el doctor Luis Alberto Vargas, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, me prestó el libro Dioses, tumbas y sabios. Yo estaba en la preparatoria, no sabía lo que iba a estudiar, y cuando leí este libro que trataba sobre las sociedades antiguas, Egipto, Sumeria, etc., a mí lo que me apasionó fue Egipto. Llegué con mis padres y les dije: “Por fin se me aclaró qué es lo que quiero estudiar”. “¿Qué quieres estudiar, hijo? ¿Químico, abogado, médico?” “Arqueólogo”. Entonces hubo un silencio tremendo y mi mamá me comentó: “Oye, hijo, está muy bien que estudies eso, pero no sería bueno que en las mañanas llevaras cursos en la Escuela Bancaria y Comercial”. Me estaba dando a entender que me iba a morir de hambre como arqueólogo. Regresé con mi amigo y le dije: “Oye, me están dando a entender mis padres que me voy a morir de hambre”. La respuesta de mi amigo fue: “Bueno, a lo mejor sí te mueres de hambre, pero te vas a morir muy contento porque estudiaste lo que tú quisiste”. Esta anécdota se la he platicado a muchos jóvenes que a lo largo del tiempo se me han acercado a decirme: “Oiga, yo quiero estudiar arqueología, pero mis papás dicen que a lo mejor no voy a ganar bien”. Yo les cuento esto y espero que hayan decidido estudiar arqueología.

—Después de muchos años ese joven estudiante gana el Premio Princesa de Asturias.

—Estos premios no sólo se dan a la persona que los recibe o a la institución que los recibe, sino que también llegan a aquellos que nos formaron, a las instituciones que nos ayudaron a desarrollarnos, a múltiples entidades que hicieron posible que uno, ahora yo, llegara hasta este momento en que realmente me siento muy satisfecho con tal reconocimiento.

—¿Qué recuerdos tiene de su paso por la UNAM?

—Yo estudié el doctorado en la UNAM. Tuve maestros excelentes, como Ignacio Bernal, como Juan Comas, y fue muy importante porque ayudaron a mi formación como arqueólogo, pero lo que más me honra es que pasados los años, la Universidad, nuestra UNAM, me distinguió otorgándome el honoris causa. Esto para mí fue realmente un privilegio, y lo comenté cuando, junto con otros 10 académicos, recibí ese honor por parte del rector Enrique Graue. Ése ha sido un momento muy significativo y creo que fue una especie de coronamiento para mi persona.

—La tecnología logró que el conocimiento pudiera estar al alcance de más personas.

—Un aspecto interesante fue precisamente tener que acudir a dar conferencias, charlas a través de estos medios visuales, distantes, que permitían llegar a una cantidad de público inesperado. Y con la ventaja de que además se podía continuar pasando aquella conferencia o entrevista para que pudieran seguir viéndola muchísimas gentes. Además, conllevaba otro aspecto importante: ya no era necesario desplazarte y contaminar con tu vehículo, sufrir al no tener donde estacionarte para ir a una reunión, sino que desde la comodidad de tu casa podías dictar tus conferencias, pasar tus imágenes y demás. Dentro de lo negativo, lo malo que ha sido esta pandemia, la proliferación y utilización de estos medios tuvieron un aspecto positivo.

—¿Por qué debemos revisar nuestro pasado?

—La arqueología y la historia nos permiten acceder al pasado. ¿En qué estriba la importancia de eso? En ver los procesos de desarrollo que se dieron a lo largo de la historia con sociedades anteriores a la nuestra, cómo se desarrollaron, por qué se dieron de tal o cual manera, por qué ocurrieron tales fenómenos. Creo que eso nos da una perspectiva muy amplia del devenir histórico de los pueblos, y en particular de nuestro caso, de lo que hoy es México. Desde esa perspectiva es importante saber. Existe aquella muy trillada frase: de dónde venimos y a dónde vamos, eso nos lo develará la arqueología, la historia. Saber de ese devenir, de ese proceso, de cómo surgieron esas sociedades, por qué en un momento dado vinieron a menos. Todo eso nos va a indicar lo que somos actualmente. Esto lo considero importante y no sólo anclarnos en el presente, sino también proyectarlo hacia el futuro. Son experiencias históricas que hay que aprender, hay que investigar, hay que dilucidar para poder ver hacia dónde vamos.

También podría gustarte